Capítulo 80 - La explicación

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Capítulo 80

LA EXPLICACIÓN

Cada paso en el frió suelo del pasillo retumbaba en los oídos de Vicente. Su inerte pose, tumbado en el colchón de pequeño cuarto, cambió rápidamente.

Se situó, de nuevo, con la cabeza pegada a la puerta, y escuchó el rebullicio de varios cuerpos en el extremo contrario. La vibración de la manilla girando lo sorprendió. Se pegó a la pared, con la mirada fija en el intruso.

El intruso no era una mole musculosa de aspecto aterrador. No entró nadie con un mazo dispuesto a golpearlo con ahínco. Frente a él no se encontraba el rostro aterrador de su verdugo...

Estaba sorprendido y abrumado por la llegada de una figura familiar a tan inusual recinto.

-¡¿Padre Andres?! –Expresó, horrorizado, Vicente-¡¿Usted, aquí?!...

-¡No te asustes, hijo mío, todo tiene una explicación!...incluso esto- El desconcierto en la cara del joven era evidencia de temor contenido –Primero que nada, no soy una ilusión óptica, ni estas dormido. Soy el mismo sacerdote que veló por tu bienestar durante toda tú adolescencia.

-¿Lo secuestraron también?- Atinó a preguntar el joven, convencido de su teoría.

Sí, también lo habían secuestrado. Su ingreso a la fortaleza de Marco Benedetti no estuvo plagado de atenciones lustrosas. El sacerdote puedo haber admitido que ninguno de los presentes estaba a gusto, no obstante su misión era otra. Vicente era la expiación de las culpas de Gerson Camacho, el alma atrapada entre dos mundos, entre la vida y la muerte.

-No, mi querido Vicente, estoy por voluntad propia en este lugar- El reconocimiento de esta verdad estaba plagada de suspicacia. Vicente se mantuvo alejado, rígido en un rincón.

-¿Usted trabaja para ellos? – Andres vio con tristeza la forma en que el joven lo dijo.

-No es lo que estás pensando, jovencito – Se impuso- Necesito que te sientes y me escuches con atención- De inmediato su orden fue acatada.

El sacerdote imitó la acción aflojando el cuerpo sobre el colchón, los dos sentados, uno frente al otro – Te crié dentro de la fe cristiana, Vicente. No espero que cuestiones la historia que voy a contarte, ni que dudes de su veracidad.

-Lo intento Padre, de veras que lo intento, pero cada vez que estoy cerca de la felicidad algo se opone y termino presa de la desgracia.

-Lo sé, Vicente. Piensas que la vida te puso en un camino de espinas, sin entender que era tú destino atravesarlo y salir airoso – Nada tenía sentido.

-¿Cómo es que usted entra por esa puerta, con su cara tan lavada, a decirme frases bonitas? No me crea estúpido, padre Andres...- El pequeño niño de la casa hogar había crecido, no era suficiente un puñado de dulces para convencerlo.

-El hombre que te raptó no va a dar la cara, por seguridad- Comenzó su defensa – Primero me capturó a mí, luego a otro sacerdote que ya conocerás...no queríamos comprometerte en este asunto tan engorroso...

-Valla al punto, padre...- Exigió Vicente.

-Estamos por realizar un exorcismo – Se calló ¿Cómo le explicaba a Vicente de quien se trataba? – Se necesita de varias personas para realizar el ritual, y en este caso, de una víctima que represente la expiación de las culpas del alma cautiva.

-No entiendo nada- La negativa de Vicente se apreciaba en su ceño fruncido.

-Ya lo entenderás, hijo – Tomó su mano – La persona poseída es el culpable de tus desgracias.

-¡¿Qué?! – Profirió colérico.

-Estas por enfrentar a tú némesis personal- Con tal declaración su palma se liberó de la del sacerdote a gran velocidad.

-¡Deje los acertijos! ¡No me gusta este juego!...

-¡No es un juego, Vicente!- Exclamó exaltado el padre Andres – Ven conmigo y veras de quien te estoy hablando.

La puerta se abrió. El padre Mauricio apareció con su recia imagen de rebelde - ¿Están listos?- Preguntó.

-¿Y quién es él? – Indagó el joven.

-El padre Mauricio- Respondió Andres – Sera mejor que nos acompañes y lo veas con tus propios ojos.

Vacilante atravesó la puerta con ambos sacerdotes escoltándolo.

Sin saberlo, Vicente estaba por enfrentar al hombre que definió su historia...su pasado, su presente y su futuro...

...Su destino...


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora