Capítulo 5 - El talón de Aquiles

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Capítulo 5

EL TALÓN DE AQUILES

Desde su inmaculada mansión, en la ciudad de Roma, el imponente y guapo investigador Marco Benedetti, se concentraba en leer la prensa internacional, ya que su absorbente cliente, Carlos Ignacio Restrepo, no había requerido sus servicios en los últimos días, situación preocupante por demás, sabiendo que la hermosa Jade lo había abandonado.

Era en esos momentos de intensidad cuando se recurría a los contactos que solo él manejaba en todo el territorio italiano. Una incómoda sensación se instaló en su pecho, como si aquello que desconocía era vital. Se levantó de su escritorio con el estómago revuelto imaginando cómo sería estar en la mente del Patrón, el subconsciente de un hombre desequilibrado que veía fantasmas en todos lados, y resolvía sus conflictos aniquilando al enemigo, fuese o no fuese un ser amado, o una pieza clave. Revoloteó de un lado a otro en el interior de esas cuatro paredes dando forma a sus discernimientos. "¿Qué haría yo si fuera Carlos?"... se repetía una y otra vez. Una ola de calor se apoderó de su cuerpo cuando en un instante de iluminación halló la respuesta.

Corrió al ordenador y buscó las noticias de la prensa, en Venezuela. En la sección de sociales el comunicado que había pasado por alto le alertaba el peligro:

-Es obvio que atacara a Vicente. Yo lo haría si fuera él... a menos que no tenga noción de donde se encuentran... ¡Demonios!- Se quejó en voz alta. Agarró su móvil y contactó su colaborador en Venezuela.- Si no consigue llegar a él directamente, se va a ensañar con los suyos...

Un periodista de renombre que ya le había brindado información en otra ocasión le atendió. Después de un corto saludo hizo público su pedido.

-Averigua si la muchacha que hallaron en el estadio de béisbol es Gulliana Santamaría, y me informas. Como siempre, serás generosamente remunerado.-Fin de la llamada.

Si el Patrón estaba actuando a expensas suya, existía la posibilidad que su cliente desconfiara de el. La otra alternativa era que sus sentimientos hacia la abogada no fuesen tan ocultos como intentaba mantener frente a Carlos. Sabía que al referirse a ella se imprimía un "exceso de entusiasmo y admiración", citando las palabras textuales que profirió cuando se la describió, posterior a su viaje a Sudamérica.

-Caramba, Marco, nunca te escuché hablar de una mujer con tales adjetivos. Si no te conociera como un hombre centrado en su trabajo, me sorprendería el exceso de entusiasmo y admiración que demuestras por la abogada, aunque concuerdo contigo...es una hermosa hembra. – Esta última frase le molestó en secreto. Odiaba que Carlos Ignacio fijara su atención en Gulliana Santamaría, incluso que viera con detenimiento esa foto. ¿Sería tan evidente su interés en ella?

-¡Me gusta! Gulliana Santamaría, realmente me gusta...-No le agradó descubrir las emociones que durante meses permanecieron sanas y salvas en las sombras, porque esto significaba que un ataque frontal a ella era indirectamente un ataque hacia el. Después de todo, el misterioso italiano si tenía un talón de Aquiles.

Se sirvió una copa de Coñac, y esperó noticias de su informante. El móvil repicó casi tres horas después...

-Tal como sugirió, la joven agredida es Gulliana Santamaría. La policía no ha revelado su identidad porque se trata de un atentado. Según la nota que descansaba sobre el cuerpo de la víctima, es un mensaje de advertencia a su prometido, corrijo, su ex novio.

-Muchas gracias, Javier.- Fin de la llamada.

Miles de sentimientos extraños invadieron a Marco, ninguno bueno, ninguno noble. Simplemente odio y un profundo deseo de venganza.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora