Capítulo 77 - OTROS VINCULOS

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Capítulo 77

OTROS VINCULOS

No era la primera vez que Marco Benedetti veía esa cara. Años atrás hizo una investigación que desembocó en el oscuro secreto de la familia Corona. "El niño de papa ha llegado", pensó al tenerlo en frente.

Braulio estaba concentrado en una enorme pintura abstracta, en blanco y negro, que abarcaba casi toda la pared de la sala principal. Su vista estaba fija en el extremo inferior derecho, donde descansaba la firma del autor de la obra.

-¿Le gusta lo que ve? – Preguntó en español, el magnate italiano.

-Estoy seguro de haber visto esa firma antes – Declaró el representante de la DEA.

-Ese cuadro lo compró mi padre hace varios años. Leí que la artista murió- Informó Marco – Su nombre era Elena Chang.

A Braulio se le crispó la piel al escuchar ese nombre. Por un momento había perdido el rumbo de su visita.

-Conozco su obra-Agregó distraído, a sabiendas de la estrecha relación que existía entre la artista y su hermano.

-¿Vino a hablar de arte? – La armoniosa fisonomía de Marco no se inmutó. Exhibió su franca sonrisa, sin rastros de miedo.

-Usted es directo-Reconoció el joven colombiano, al tiempo que abandonaba la minuciosa tarea de inspeccionar el cuadro- Mi nombre es Braulio Corona, Jefe de Operaciones Especiales de la DEA- Se presentó estirando la palma de la mano.

-Se quién es - La mano del Marco entró en contacto – Leo la prensa. Lo que no se es que hace un funcionario de la DEA en mi propiedad.

-Comprendo que resulte incomoda mi presencia en su hogar, hemos recibido información confidencial, donde se le asocia con el desaparecido narcotraficante colombiano, Carlos Ignacio Restrepo. Quisiera hacerle unas preguntas de rigor, si no es mucha molestia.

-Es una acusación ridícula por demás, mis negocios son perfectamente legales, y tengo pruebas de sobra para demostrarlo. Como vera yo vivo de lo que generan las tierras que heredé, hago vinos, distribuyo la materia prima para la preparación del preciado aceite de oliva, tengo algunos proyectos de expansión, porque siempre soñé con la fabricación de dulces. Pero mi gran pasión es la labor filantrópica que hago en conjunto con las iglesias de mi país- No había como debatir ninguno de los puntos expuestos, ya que tal como lo había dicho, sus negocios estaban en completo orden.

-Bueno, yo me documenté antes de venir. Es el único hijo de Mauro Benedetti y Laura Vitale, dos miembros de la alta alcurnia italiana, que murieron en trágicas condiciones, cuando el avión en el que viajaban se estrelló, siendo ya usted un hombre hecho y derecho- hizo una pausa y prosiguió- Como vera, yo también leo.

-¿Puedo saber quién está difamando mi nombre? – Marco tenía que contralarse. Si perdía la calma lo arruinaría.

-Es confidencial, ya lo dije antes. Tengo entendido que usted viajó a Venezuela hace dos años ¿Me indica el motivo de su visita a ese minúsculo país? No tengo registro de negocios en esas tierras- Braulio hizo el cuestionario de forma tranquila, casi como si entrevistara a una celebridad para un programa de variedades.

-Fui a ver unos terrenos en la costa. Quería adquirir algunas tierras, sembrar cacao. Como le dije tengo en mente fabricar dulces, en este caso chocolates. Y quería realizar otras gestiones pero mi tiempo en Venezuela se redujo por mis múltiples obligaciones- Era evidente que el traidor no se guardó nada.

-Estuvo en Rio Caribe, también en la capital ¿Me puede explicar porque pidió una cita con la Dra. Gulliana Santamaría? Ella informó a la policía en esa oportunidad- Eso no lo sabía. Así que Gulliana desconfió de él.

-No pude explicarle a la señorita Gulliana que somos vecinos. Ella tiene un viñedo justo al lado del mío, en España. Había pensado en vendérselo. Soy un hombre solitario que busca simplificar su vida. Ella es joven, y según sé una prometedora empresaria. Lamento que haya malinterpretado las intenciones que tuve.

Y ciertamente, lo lamentaba. Era imperativo allanar los impases de su primer encuentro.

-Entre sus múltiples actividades ha obviado la investigación. Es un trabajo, es un hobby ¿Qué es? Gente influyente se acercó a sus oficinas para solicitar sus servicios. Usted dedica tiempo y energía en esta singular actividad, y ahora la desecha de su vocabulario como si no existiera. No entiendo la desconexión – Braulio era sagaz. Marco apretó su puño sudoroso, en el interior del bolsillo del pantalón ¿Cómo pudo equivocarse de esa forma ingenua?

-A mi padre también le gustaba investigar. Es divertido hurgar en la vida ajena, y que te paguen por ello, aún más. Estoy alejado de mi pasión por razones de seguridad. En la investigación de la muerte de mis padres se determinó que el avión presentaba fallas por sabotaje humano. Alguno de sus clientes tomó venganza... No quiero tener el triste final de ellos. El conocimiento es un azote – La dramática expresión de su faz le ayudó.

-¿No le molesta que haya grabado nuestra conversación? – Indagó Braulio con el teléfono móvil activado en la aplicación.

-No tengo nada que ocultar. Como cualquier ciudadano deseo que atrapen a los narcotraficantes y liberen a mi país del peligro.

Había sorteado los obstáculos como todo un profesional. Analizó al joven Braulio Corona, que era completamente opuesto a su padre, pero muy similar a su hermano. Los dos con el cabello desordenado y largo, en este caso ligeramente, no como Vicente que lucía la melena larga y lisa con orgullo. Fiel a su estilo.

Conocía toda la historia, y estaba obligado a callar. Así los hermanos supieran una parte, la otra estaba en su poder, porque él tenía como huesped al hombre que ejecutó la orden, el que le dio más de una oportunidad de vivir a Vicente, y ahora se arrepentía de sus decisiones culpándolo de su desgracia.

El mundo era diminuto.

Y el tiempo de Dios, perfecto.

Seguramente Braulio estaba en contacto con Vicente, se veían con frecuencia, y compartían la incertidumbre del paradero de Celeste. Tenerlo tan cerca no era una pesadilla, era una bendición. En este caso una plegaria que había sido escuchada. La mente de Marco Benedetti no dejaba de trabajar ni en la opresiva desgracia.

-Si me disculpa un minuto. Debo ir al baño un momento – Le anunció al visitante.

-Aquí estaré, esperándolo – dijo Braulio, mirando de cuando en cuando el enorme cuadro.

Y desde el encierro impartió una nueva orden- Quiero que vigilen a Braulio Corona. Apenas salga de esta casa debe comenzar la persecución. Necesito encontrar a Vicente Angarita, a como dé lugar.

Si él era parte del ritual, era hora de incluirlo en él.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora