Capítulo 4 - La casualidad

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Capítulo 4

LA CASUALIDAD

José Santamaría se aproximó al corpulento rubio, aprovechando la interrupción del Inspector Morales, quien ya se encontraba en otro extremo haciendo las preguntas de rigor a Raúl. Rodrigo amablemente invitó un café a Vanesa que lucía cansada. Juntos se habían retirado a la cafetería del hospital, dejando solo a Shawn que se negaba a crear distancia entre el y la puerta que decía "Acceso restringido"

-Te conozco. ¿Me recuerdas?- Liberó sin introducciones, José.

Shawn le dedicó una acuciosa mirada de escrutinio y luego afirmó sorprendido – Ahora que lo veo de cerca... ¿No era usted el mismo que se quejaba en el bar? ¿El que dijo que tenía una hermosa hija que se casaba con el hombre equivocado?

Con esta declaración supo José que era, sin lugar a dudas, el mismo joven que había compartido unos tragos con él, la noche antes de cancelarse la boda – Y tú eras el muchacho despechado que vino de Sídney a presenciar como la mujer que amaba se iba a casar con otro.

-Lo bueno es que esa boda no se realizó, y lo malo es que la chica de la historia se encuentra en este hospital –Agregó Shawn, sin atender a las señales.

Era demasiada casualidad. Ya José había hilado los cabos sueltos, por lo que una simple confirmación era lo único que necesitaba para comprobar su hipótesis- Hijo, es mucha coincidencia o exceso de casualidad que tú chica y mi hija se encuentren en el mismo hospital. Piénsalo...

Shawn tardó un segundo en darse cuenta - ¿Su hija es Gulliana Santamaría?

-La misma que viste y calza – Respondió altivo, José, que ya comprendía mejor el origen de este inesperado pretendiente –Eso quiere decir que tu debes ser el socio extranjero de Vicente. El famoso australiano.

El gladiador sonrió con modestia, sabiendo que estaba nada más y nada menos que con el padre de Gulliana. Le extrañó ese adjetivo.- Así que soy famoso...

-Fue por ti que Raúl y Vicente estuvieron poco más de un mes, enterrados de cabeza en tierras australianas dando forma al motor. ¡Por supuesto que eres famoso!- José, que ya no contaba con el incentivo del alcohol y volvía a ser un extraño frente a otro, cortó el rumbo ameno de la conversación, intrigado por su presencia fortuita en esa sala – La boda se canceló muchacho, deberías haberte ido, huir mientras podías y pasar la página.

-Créame que estuve a punto de hacerlo, pero el destino se empeña en mantenerme en Venezuela. En cuanto supe lo del atentado vine sin dudarlo.

-Fue una decisión estúpida, muchacho terco. Este lugar esta repleto de policías que interrogaran a todo aquel que venga a ver a mi hija. Las cosas se han complicado... ¿Quieres esta clase de problemas en tu vida?

-Quiero a Gulliana, y lamento que ella este envuelta en el lio romántico de Vicente.- el gallardo rubio defendió su posición, sin advertir el error cometido.

-Yo no te he dicho que mi hija esta herida por culpa de Vicente... ¿Qué sabes que yo no sepa?- Exigió José.

Shawn suspiró agotado, su indiscreción lo había puesto en evidencia. Las palabras de su amigo Rodrigo retumbaron en su cabeza..."Quizás deberías regresar a Sídney"... Tenia razón, era lo mas inteligente, sin embargo el amor no era compatible con la razón. De cualquier manera ya era su lio también, y la policía no lo dejaría pasar por alto.

-Se que Vicente se reunió con su verdadero amor...- Pensó en silencio – Así como yo persigo al mío.- Era una patética introducción, e instintivamente ubicó el teléfono de su abogado de confianza. Seguramente lo necesitaría.


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora