Leo estaba tiritando. La nieve la rodeaba mientras ella se arrepentía de haber subestimado el frío e intentaba llegar a su casa sin morir de hipotermia en el intento. Todavía le quedaban varias cuadras, y parecía que no llegaría nunca.
Una camioneta negra se detuvo a su lado y bajó la ventanilla. Leo ya estaba sacando el gas pimienta que llevaba en su bolso, cuando escuchó una voz conocida.
–¿Querés que te lleve? –preguntó Escorpio.
Hasta el año anterior, Leo y Escorpio habían sido mejores amigas. Eran como el día y la noche, y aún así era difícil verlas separadas. Pero, desde aquel verano, Escorpio había comenzado a ignorar a Leo. No respondía sus llamadas ni sus mensajes. Y, eventualmente, Leo dejó de intentar.
Leo dudó antes de subir a la camioneta. Estaba algo nerviosa. No había hablado con Escorpio en meses. Todavía la extrañaba un poco, pero nunca lo admitiría.
Ninguno dijo nada en todo el trayecto. Escorpio tenía la mirada clavada en el camino, y Leo se dedicó a observar la nieve caer a través de su ventana.
Cuando llegaron, Leo le agradeció a Escorpio, evidentemente incómoda, y bajó del auto. Se acercó a la puerta e intentó abrir, pero no pudo. Maldijo.
–¿Pasa algo? –preguntó Escorpio desde la camioneta.
–Dejé mis llaves adentro y mis padres no vuelven hasta mañana.
Escorpio dudó antes de hablar. Había decidido que se alejaría de ella, pero ¿Qué más podría hacer?
–¿Querés quedarte en mi casa? Total no tengo que hacer nada mañana.
Esto tomó a Leo por sorpresa, pero de todas formas accedió. Tampoco era como si tuviera demasiadas opciones. Era eso o dormir en la entrada.
A penas entró a la casa de Escorpio, recuerdos de su niñez invadieron a Leo. Todo estaba exactamente igual, los viejos y ruidosos pisos de madera y los anticuados sillones de cuero. Recordaba como solían correr por la cocina y hacían fuertes en la sala de estar. De verdad había extrañado aquel lugar.
–¿Querés ver una película? –preguntó Escorpio, y Leo asintió.
Decidieron ver Crepúsculo, ya que solían estar obsesionadas con esa saga cuando tenían unos trece años, y ninguna la había vuelto a ver o leer desde entonces.
–Me había olvidado de lo mala que era –comentó Escorpio, a mitad de la película, con una sonrisa nostálgica.
–No es tan mala...
Escorpio la miró, alzando una ceja, y las dos comenzaron a reír.
–¿Por que dejaste de hablarme de la nada? –preguntó Leo.
En ese instante, Escorpio se puso seria y apartó la mirada. No era algo de lo que quisiera hablar, pero conocía a Leo. Sabía que ella no pararía hasta saberlo. Así que decidió arriesgarse y hacer lo que había querido hacer desde el año anterior; robarle un beso.
Fue rápido, a penas un roce, pero fue suficiente como para descolocar a Leo. Escorpio estaba comenzando a arrepentirse, cuando Leo la tomó por la barbilla y la besó con más intensidad. Con el corazón latiéndole a mil por hora, le devolvió el beso y la tomó de la nuca para acercarla más a ella.
–Buenas tardes –dijo la madre de Escorpio, entrando a la sala con una sonrisa complice.
Este capítulo es para @chori36 espero que te haya gustado 💙 (sé que me quedó un poco corto, pero me pareció que lo arruinaría si lo alargaba más)
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One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)
Любовные романыEl título lo dice todo, estas son historias de un capítulo sobre los signos del zodiaco. YA NO SE ACEPTAN MÁS PEDIDOS