158- Aries x Capricornio

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   Capricornio comenzaba arrepentirse

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Capricornio comenzaba arrepentirse. No había tenido mucho tiempo para citas gracias a la universidad y, cuando sus amigas lo notaron, la convencieron de descargarse una aplicación de citas. Así que ahí estaba, en una cafetería, esperando a un tal Aries, al que no había visto nunca en su vida y podría ser un viejo de 60 años. "Tranquila, Capricornio" se dijo.

La palabra alivio se quedaba corta para describir lo que Capricornio sintió al ver que un chico idéntico al de la foto de Aries se acercaba a su mesa. Era muy apuesto; alto, castaño y con mandíbula afilada.

—¿Capricornio? —preguntó, y ella asintió.

Aries sonrió y se sentó en frente de ella.

—Y... ¿Es la primera vez que tienes una cita de internet? —preguntó él.

—Si, la verdad nunca creí que tendría una.

—Yo tampoco, pero estaba aburrido y pensé ¿Por qué no?

Ella pidió té y él un café. Aries fue el que más habló, pero a Capricornio no le molestó en lo absoluto, ya que la hacía reír bastante, cosa que no era muy fácil con ella.

Por lo general, Aries salía con chicas más bien parecidas a él, intensas y algo locas, pero había algo que le gustaba de Capricornio, a pesar de que era lo opuesto a todo eso. Le gustaba cuando le explicaba las referencias a cosas de "nerds" que él no entendía, le gustaba la cara que ponía cuando él le contaba una anécdota que probablemente era ilegal, pero lo que más le gustaba era su risa y los pequeños hoyuelos que se formaban en sus mejillas.

Muy a su pesar, el tiempo pasó volando, y, antes de que se dieran cuenta, la cafetería ya estaba prácticamente vacía, por lo que decidieron que ya era hora de pedir la cuenta.

—Todavía es temprano —dijo Aries— ¿Querés ir a caminar?

Aunque sabía que podía no ser muy seguro, Capricornio aceptó, ya que había comenzado a confiar en Aries, a pesar de que solía tardar mucho en confiar en las personas, había algo que le decía que Aries era bueno. Tal vez la forma en la que sus ojos se iluminaban cuando hablaba de las cosas que le gustaban, como un niño que veía un juguete que amaba.

Afuera había comenzado a refrescar y el sol se estaba poniendo. Caminaron en silencio por unos minutos.

—Creo que esto salió bastante bien —comentó Aries, tomando disimuladamente la mano de Capricornio.

—No la mufes —dijo ella, sonriendo.

—Si no lo arruiné hasta ahora, dudo que pueda hacerlo.

Siguieron caminando en silencio por un rato. A Capricornio le gustaba la sensación de caminar de la mano con Aries, aunque sentía que su mano era pequeña en comparación con la de él.

—No te pregunté si te gustan los gatos —dijo Capricornio, quien tenía dos gatos que adoraba.

—No, los perros son mucho mejores.

Capricornio lo miró con los ojos bien abiertos ¿Cómo que no le gustaban los gatos? Para Capricornio, eran mucho mejores que la mayoría de los humanos.

—Fue lindo conocerte —dijo ella, antes de alejarse, evidentemente en broma.

Sonriendo, Aries trotó un poco para alcanzarla. Puso un brazo alrededor de los hombros de Capricornio como si nada, y ella sintió como su estómago le daba un vuelco.

—No me dejaste terminar —dijo Aries—. Iba a decir que los perros son mejores, pero creo que puedo soportar un gato.

Una sonrisa se formó en los labios de Capricornio al notar que le estaba mintiendo para que no se fuera, aunque le había salido muy mal porque ni un nene de cinco años le habría creído. Era algo pequeño y tal vez idiota, pero a ella le pareció tierno. Imaginó a Aries tratando de llevarse bien con sus gatos y tuvo que contener la risa.

—¿Qué? —preguntó ella, al notar que Aries la estaba observando.

—Me gusta tu sonrisa —dijo él, sin molestarse en ocultarlo.

La forma tan descuidada en la que lo dijo tomó por sorpresa a Capricornio, quien se sonrojó. Todo el mundo le decía que debería sonreír mañas, pero nadie se molestaba en hacerla reír.

—Creo que me voy a tener que ir a mi casa —dijo Aries—, porque, con lo linda que sos, si me quedo un minuto más te voy a tener que llevar conmigo.

—Qué ingenioso ¿De donde copiaste la frase? ¿De Pinterest?

Trató de sonar sarcástica, pero lo roja que estaba le quitó la connotación amarga. Aries rió.

—Pinterest me copia a mi las frases —dijo—. Aunque si debería volver, le tengo que cocinar a mi hermanita ¿Te acompaño a tu casa?

—No, no, está bien —dijo ella, aunque sí quería que la acompañara.

Se quedaron unos segundos sin saber que hacer, hasta que Aries comenzó a acercarse para besarla. Cuando sus labios estuvieron a punto de rozarse, Capricornio lo detuvo.

—No beso en la primera cita —mintió. A decir verdad no le importaban mucho esas solas, pero quería molestarlo un poco.

—Qué cruel —dijo él, evidentemente en broma, mientras acariciaba la mejilla de Capricornio.

—Así me aseguro de que haya una segunda cita.

Aries le dedicó una sonrisa algo burlona. Sabía que ella solo estaba molestándolo, pero si le daba una excusa para volver a verla, no le molestaba.

—Entonces vamos a tener que salir otra vez ¿El viernes está bien? —Capricornio asintió, intentando ocultar una sonrisa— Perfecto, te paso a buscar a las ocho.

Tras decir eso, tomó la mano de Capricornio y la besó en un gesto exageradamente caballeroso y se fue, dejando a Capricornio totalmente roja y algo confundida.

Mientras caminaba hacia sus asa, Aries no pudo dejar de sonreír. Al parecer, esas aplicaciones de citas no eran tan malas. Para cuando llegó, ya tenía todo planeado para ese viernes. Solo tenía que esperar toda la semana sin volverse loco antes. Ser paciente no era algo que formara parte de la personalidad de Aries.

Este capítulo es para @PinkuPinku37 espero que te haya gustado 💙

One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora