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–Vamos, va a ser la fiesta del año –insistió Géminis.
Cancer se encontraba en su habitación con sus mejores amigas, Géminis y Escorpio. Ellas intentaban convencer a la canceriana de ir a la fiesta de cumpleaños de Leo, pero ella se negaba por dos razones; 1) Los novios de sus amigas irían, por lo que se quedaría sola porque el suyo estaba enfermo y 2) No soportaba a Sagitario, quien era uno de los mejores amigos del cumpleañero. Nadie podía negar que Sagitario era lindo, pero había algo en el que le ponía los pelos de punta a Cancer. Tal vez el hecho de que viviera molestándola.
Al final, terminó cediendo. Unos minutos después, estaban en la casa de Leo, esperando a que llegara Aries, el otro mejor amigo de Sagitario.
–¿A donde vamos? –preguntó Géminis.
–Al boliche que esta a dos cuadras –respondió Sagitario.
A diferencia de Cancer, él estaba emocionado. Le gustaban mucho las fiestas, estaba seguro de que sería una noche increíble. El nunca había logrado entender porque no le caía bien a la canceriana, nunca le había hecho nada malo. Excepto decirle enana un par de veces. Y robar sus cuadernos de vez en cuando. Ah, y una vez le había tirado una cubeta de pintura en la cabeza. Pero no tenía razón para odiarlo. Claro que el tampoco la soportaba, ella siempre estaba leyendo o escribiendo y hablaba poco, su silencio lo ponía nervioso.
Cuando Aries llegó, se dirigieron inmediatamente hacia el boliche. Como estaba cerca, irían caminando.
Cancer se sintió fuera de lugar al instante. Leo y Géminis se alejaron, tomados de la mano, al igual que Escorpio y Aries. Sagitario comenzó a bailar y ella intentó encontrar un lugar donde poder sentarse. El volumen de la música le daba dolor de cabeza y no conocía ni una canción.
Se sentó en la barra y decidió quedarse ahí hasta que los demás quisieran irse. Pasó una hora y nada, esa hora se convirtió en dos y la canceriana se quería ir. No se sentía bien. Fue a buscar a alguno de sus amigos para avisarles que volvería a la casa de Leo, pero se encontró a otra cara conocida antes.
Alto, cabello rubio bien cortado, ojos verdes encantadores. Ethan. Su novio. La chica sintió ganas de llorar y golpearlo al mismo tiempo, pero solo se fue. No era porque él le había mentido sobre estar enfermo, sino porque estaba besando a una muchacha de cabello azabache. Ya no le importó avisarle a nadie, cruzó la puerta y se dirigió hasta la casa de Leo.
Sagitario la estaba pasando bien. De repente, tuvo mucha sed, así que dejó de bailar y se dirigió hasta la barra para comprar agua. Casi no se dio cuenta de que una cabellera castaña rozó su hombro, pero lo notó.
Cancer no lo había visto, aparentemente. El decidió comprar su agua, ella probablemente estaba buscando a sus amigas. Estaba terminando la botella de un trago, cuando vio a el novio de Cancer con otra chica. No recordaba que ellos dos hubieran terminado.
Decidió buscar a la chica, y la vio justo cuando ella salía. Caminaba rápido, pero él logró alcanzarla.
–¿Que quieres? –preguntó ella, molesta, secándose las lágrimas disimuladamente.
–Quería ver si estabas bien –respondió él.
–Estoy perfecta –mintió, sin mirarlo a los ojos. –Deberías volver con los demás, no te preocupes por mi.
Una parte de ella no quería quedarse sola, pero la otra no podría aceptar bajo ningún termino quedarse con Sagitario. Por desgracia para la segunda parte de Cancer, él no tenía intención de dejarla sola.
–No sos buena mentirosa –dijo él, pasando un brazo por los hombros de la chica.
Normalmente, lo hubiera apartado, pero, esa noche, estaba cansada, tanto física como emocionalmente. No tenía energía para mover su brazo, ni siquiera sabía de donde sacaba la voluntad para caminar esas dos cuadras.
Estaban a punto de llegar a la casa de Leo, cuando una voz llamó su atención.
–¿Cancer?
Sin detenerse a pensarlo, la chica besó a Sagitario. Ver a su novio (¿o ex novio?) ahí la hizo querer desquitarse. Cuando se separaron, ella se sintió muy mal. No solo porque sabía que técnicamente había usado a el chico, sino porque le había gustado el beso. Llegó un punto en el que se olvidó de Ethan, de que estaban en el medio de la calle, de todo, pero eso no cambiaba el hecho de que él había pasado gran parte de su vida molestándola, trece años, para ser exactos, ya que se conocían desde los cinco.
Sagitario estaba sorprendido. De todas las reacciones que esperaba, un beso no estaba en la lista. Que ella comenzara a gritar o abofeteara a Ethan parecía algo más lógico.
Ambos entraron a la casa en silencio, intentando procesar lo que había pasado. Una guerra se estaba formando dentro de Cancer, mientras que Sagitario solo podía repasar aquel momento en su cabeza.
Se desplomaron en el sillón.
–Lo siento –se disculpó ella, escondiendo su cara en sus manos, avergonzada.
"Es muy tierna" pensó Sagitario, mirándola. Nunca se había fijado en lo bonita que era, no hasta ese momento, cuando ella estaba despeinada, con los ojos hinchados y roja como un tomate.
No se pudo contener y la besó. Ella no tardó en devolverle el beso, esta vez un poco más tímidamente que la anterior.
–¿Vas a terminar con Ethan? –preguntó Sagitario, cuando se separaron.
Cancer asintió.
–Bueno, si algún día quieres, no se, salir con alguien, yo...
–Voy a llamarte –lo interrumpió ella –Pero no quiero estar con nadie en un tiempo. Además, te vas por cinco meses a Europa y Asia la semana que viene para esa competencia de fotografía.
*Cinco meses y una semana después*
Sagitario acababa de bajar del avión. Estaba cansado, solo quería llegar a su casa y dormir doce horas, pero cualquier rastro de cansancio desapareció cuando vio a la muchacha castaña esperándolo.
Cancer corrió para abrazarlo. Habían hablado mucho por teléfono mientras él había estado de viaje, pero ninguno podía esperar para verse en persona.
–¿Quien es? –preguntó Piscis, un chico que había ido a la competencia con Sagitario.
–Es mi novia –respondió él, causando que la canceriana se sonrojara a más no poder.
