Leo era la hija de la mejor amiga de la madre de Aries, y prácticamente habían crecido juntos. A pesar de solo ser un año mayor que ella, él la veía como su hermanita menor, ya que los dos eran hijos únicos. Y Leo también lo había visto así por mucho tiempo. Hasta que Aries se puso bueno. Desde ese momento, le empezó a gustar.
Pero no se animó a decirle nada hasta tres años después. Con diecisiete años, la belleza de leo le había conseguido varias citas, y su personalidad había logrado que muchos se le declararan, pero lo que sentía por Aries, que con el tiempo se había convertido en un enamoramiento, hacía que los rechazara a todos.
Era una noche de viernes, y Aries y su madre se quedarían a cenar en la casa de Leo. Ella se había decidido. Aquella noche se le declararía a Aries. Ya tenía todo planeado. Leo lo recibiría con su vestido blanco al cuerpo, y él le diría lo bien que se veía. Después de cenar, los dos saldrían al patio mientras sus madres hablaban, y ahí se lo preguntaría. El esbozaría su media sonrisa y le diría que si. Después se besarían, se casarían y tendrían tres hijos. Si, eso sería lindo. Que pena que Leo no era vidente.
Cuando Leo lo recibió en la puerta, él no hizo ningún comentario sobre su apariencia. Ella no le dijo nada al respecto y trató de no hacer ninguna cara. Seguramente solo estaba distraído y no le había prestado atención.
La cena pasó igual que siempre. Las madres hablaban, mientras ellos fingían prestar atención y hacían chistes entre ellos. Y, como también era costumbre, entre la comida y el postre Aries y Leo se fueron hacia el patio.
Afuera estaba algo fresco, pero no había nubes en el cielo, las estrellas resplandecían y se confundían con las luces de la ciudad. La Luz de la luna iluminaba a Aries, haciendo ver todavía más lindo de lo que ya era. "Tiene que ser mío" pensó Leo.
–Aries. –dijo ella, llamando su atención. –Te quería hacer una pregunta.
–Te escucho. –él se apoyó contra el tronco de un árbol.
–¿Queres ser mi novio?
Lo directa que fue sorprendió un poco a Aries, hasta que se acordó de que se trataba de Leo. Solo había un problema; no le gustaba. Siempre la había querido como a una hermanita, nunca la había visto de otro modo y dudaba q pudiera hacerlo.
–Lo siento. –dijo él. –Pero no me gustas de esa forma.
Tras decir eso, Aries volvió a la casa, dejándola sola en el patio. Leo se quedó ahí un rato, intentando no llorar. "No seas idiota" se dijo "No lloramos por chicos. Si él no nos quiere, es su problema, tenemos a otros que si". Pero, a pesar de eso, todavía se sentía mal. Nunca la habían rechazado, nunca creyó que le pasaría.
Cuando estuvo segura de que no lloraría, volvió a la casa y anunció que no se sentía muy bien. Fue a su habitación y se quitó el maquillaje mientras intentaba no llorar. No lo entendía ¿Que tenía de malo? ¿Por qué no le gustaba? Por más que lo intentó, no encontró una respuesta.
Durante las siguientes semanas, no se vieron ni hablaron, hasta que él la vio con un chico en una cafetería. El la tomaba de la mano y ella sonreía. Aries sabía que debería estar feliz por ella, pero, aunque no sabía porqué, le molestó verlos juntos. Por unos segundos se imaginó en el lugar del chico. Sacudió la cabeza, apartando el pensamiento, antes de agarrar su café e irse. Sabía que no le gustaba Leo, pero, entonces ¿Por qué había reaccionado así?
Siguió viendo a Leo y a ese chico a lo largo del mes. los vio paseando en el parque, cenando y yendo al cine. Parecía que no podía dar dos pasos sin encontrárselos. Y le molestaba. Había comenzado a notar lo preciosa que era loe, y se arrepentía de haberle dicho que no, en especial cuando la veía con sus botas altas.
Leo había rechazado a Cancer varias veces, pero aceptó ir a una cita con él después de que Aries le hiciera lo mismo. Y, a decir verdad, la había pasado bastante bien. Si, todavía sentía algo por Aries, pero le gustaba que Cancer le prestara tanta atención, y como la miraba, como si fuese una especie de diosa. Por eso siguieron saliendo a lo largo del mes. Todavía no eran nada serio, pero Leo sabía que tarde o temprano Cancer le haría la pregunta y no estaba muy segura de si lo rechazaría. Es decir, era lindo y sabía cuando necesitaba un abrazo. Pero, cada vez que lo pensaba, el nombre de Aries aparecía en su cabeza.
Un martes por la noche, mientras Aries se dirigía a su casa, se encontró con Leo, quien estaba esperando a Cancer en la vereda. Recién había salido de su clase de canto se suponía que el chico la recogiera.
–¿Donde está tu novio? –le preguntó él.
–Debe estar por llegar. –respondió ella, sin aclarar que, técnicamente, no eran nada.
–Los dos sabemos que no te gusta de verdad.
Leo no lo negó, pero tampoco le dio la razón. Aunque una parte de ella sabía que era verdad, otra no quería aceptar que todavía estaba enamorada de él. Ese conflicto eterno la llevó a mantenerse callada.
Al ve que ella no diría nada, Aries la tomó por la cintura y la besó. La mente de Leo quedó en blanco. Se olvidó de Cancer y de que Aries la había lastimado. Sus manos recorrieron el pecho del chico hasta llegar a su cuello.
Cuando se alejaron, Leo miró hacia el costado por instinto, y vio a Cancer alejándose. Se sintió mal por él, pero se olvidó completamente cuando Aries besó su cabeza.
Este capítulo es para @princesa20199 espero que te haya gustado 💙
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One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)
RomansaEl título lo dice todo, estas son historias de un capítulo sobre los signos del zodiaco. YA NO SE ACEPTAN MÁS PEDIDOS