–Estoy bien –dijo Acuario, mientras Escorpio vendaba su mano. Los dos estaban en la casa que habían comprado en las afueras de Inglaterra. Afuera, los criados se estaban encargando de guardar el carruaje y cuidar a los caballos.
–Si estuvieras bien no tendría que estar curándote.
Acuario y Escorpio habían sido amigos desde que tenían memoria, y, cuando llegaron a la edad adecuada, se casaron. Había comenzado como un pacto para que ninguno se tuviera que casar con alguien desagradable. Sus familias tenían mucho dinero, por lo que además también era un matrimonio conveniente. Pero, en las últimas semanas, habían comenzado a sentirse diferente.
–¿Qué hiciste para terminar así? –preguntó Escorpio. Ya había terminado de vendar su mano, y le limpió un raspón que tenía en el hombro.
–Salí a andar a caballo, Riley –se refería a su yegua– vio que algo se movía en el pasto y se asustó, así que yo me caí.
Negó con la cabeza. Acuario siempre había tenido la mala costumbre de darse de cara contra el piso en cada oportunidad que tenía. Ella lo observó. Sus pestañas largas, sus rizos castaños. Si había algo que Acuario no podía negar era que Escorpio era lindo. Todas las chicas de la ciudad habían estado detrás de él, pero a él le caía mal la mayoría, por lo que ninguna había tenido chance.
–¿Cuando vas a dejar de lastimarte cada dos días? –preguntó Escorpio, medio en broma.
–Nunca.
–¿Te acordas de aquel día en la casa de la señora Jefferson...?
Como no recordar aquel día. Una Acuario de ocho años y un Escorpio de nueve corrían por los pasillos de la mansión de una amiga cercana de sus padres. Acuario salió disparada como una flecha por uno de los pasillos, y no llegó a frenar antes de darse de lleno contra una estatua que salía lo mismo que una casa. La estatua se hizo trizas, y Acuario quedó con un moretón en la frente del tamaño de su puño. Escorpio soltó una risa.
–Al menos yo no me metía en peleas –dijo Acuario– ¿Te acordaste como dejaste al hijo del panadero?
Tenían alrededor de trece, y estaban paseando por la ciudad, hasta que se cruzaron con el hijo del panadero. El chico era un inútil, y no dejaba de molestar a Acuario con su altura (o falta de ella). Cuando Escorpio se hartó, le sacó las ganas de hablar de una piña. Siguió golpeándolo hasta que se disculpó con Acuario.
En ese momento se reían del recuerdo, pero a Acuario no le había gustado una mierda que Escorpio fuera ten agresivo, en especial si era por ella, así que lo ignoró por semanas hasta que logró que le prometiera que pararía con las peleas, o al menos que no se pelearía en frente de ella.
–Tenía solo trece –dijo Escorpio, mientras pasaba un paño húmedo por un corte que Acuario tenía en la cara.
–¿Y Ben Stevens? Eso fue hace dos años.
Ben Stevens era el ser humano más repugnante que cualquiera de los dos hubiera conocido. Era egoísta, creído y manipulador. Había intentado convencer a Acuario de que se escapara con él para empezar un nuevo reino. Pero Escorpio vio una de sus cartas y se dio cuenta de que en realidad quería llevarla a otro reino para obligarla a casarse con él. La paliza que le dio fue indescriptible. De más está decir que nunca se volvió a acercar a ellos y, a decir verdad, estaban mucho mejor así.
–Que buenos tiempos –murmuró Escorpio.
Se quedaron en silencio mientras Escorpio terminaba de guardar las cosas que había usado para curarla. Él no podía evitar mirarla de vez en cuando. Siempre le había parecido preciosa, pero solía verla más como una hermana que otra cosa. Pero, en ese momento, estaba dudando seriamente sobre como veía a Acuario.
–Escorpio –dijo ella, y él alzó la cabeza para mirarla.
Sin pensarlo mucho, Acuario lo agarró del cuello de la camisola y lo besó. Sabía que probablemente no era algo que deberían hacer, teniendo en cuenta que todavía no estaban cansados, pero no les importó mucho. Escorpio le devolvió él beso, y acarició su cintura, a pesar de que ella a penas podía sentirlo gracias al vestido ese de mierda ¿Por qué ella no podía usar pantalones?
–Te quiero –murmuró Escorpio, y Acuario abrió la boca para responder, pero él la interrumpió–. Y no de forma amistosa.
Eso fue un golpe duro para Acuario. Ya se lo esperaba, pero de todas formas la tomó por sorpresa.
–Yo también te quiero –logró decir después de unos segundos–. Y no de forma amistosa.
Este capítulo es para @ChloeBlackWriter espero que te haya gustado 💙
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One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)
RomanceEl título lo dice todo, estas son historias de un capítulo sobre los signos del zodiaco. YA NO SE ACEPTAN MÁS PEDIDOS