146- Aries x Cancer

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   Aries y Cancer nunca habían sido los mejores amigos

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   Aries y Cancer nunca habían sido los mejores amigos. Simplemente no se llevaban muy bien. El era muy molesto, y ella muy molestable, por lo que su relación se resumía a él fastidiándola y ella enojándose. Había sido así por años, por lo que a ninguno le sentó muy bien que sus mejores amigos se pusieran de novios, mucho menos que les pidieran ir en una cita doble con ellos. 

   Pero, al final, Escorpio y Libra los terminaron convenciendo, por lo que ahí estaban los cuatro, en el parque de diversiones. Eran más o menos las cinco de la tarde y no hacía ni frío ni calor. Las luces del parque de diversiones y las risas llegaban hasta la parte de afuera, y todo parecía sacado de una foto de Pinterest. 

   Todo fue más o menos bien, hasta que perdieron a Escorpio y Libra, aunque probablemente ellos se habían alejado adrede. Cancer y Aries intercambiaron miradas. No tenían ninguna intención de quedarse a solas, pero tampoco querían perderse en la multitud, por lo que se mantuvieron juntos. 

   Ninguno habló por unos segundos, y Cancer esperaba que se mantuviera así. Aries podría ser lindo y todo, pero parecía que cada vez que abría la boca decía una idiotez que la hacía enojar. 

   –¿Querés subir a la montaña rusa? –preguntó él. 

   –¿Y si mejor vamos a algo más tranquilo?

   –¿Por qué? ¿Te da miedo?

   "Si" pensó ella, pero no lo dijo en voz alta. Fueron a la montaña rusa, y Cancer pasó cada segundo arrepintiéndose, aunque moriría antes de decirle a Aries que estaba asustada. El lo había notado, por supuesto, pero no haría nada si ella no se lo decía. 

   Entonces llegó su turno, y subieron el carrito, que salió disparado a toda velocidad. Cancer, inconscientemente, tomó la mano de Aries, y no la soltó en todo el paseo. El tampoco intentó soltarla, le gustaba como se sentía. Las manos de ella eran muy pequeñas comparadas con las de él, y ese detalle le pareció algo tierno. "¿Qué me pasa?" se preguntó Aries, mientras caminaban hacia los juegos de feria. 

   –No estuvo tan mal –dijo ella. 

   –No dejaste de gritar, estabas aterrada –dijo él, medio en broma, y Cancer le levantó el dedo corazón. 

   Pasearon un poco, hasta que Cancer se detuvo frente a uno de los puestos de la feria. Uno de los premios era un peluche gigante de un oso panda, el animal favorito de Cancer. Estaba a punto de seguir caminando, ya que no era buena con los juegos de puntería y probablemente fallaría, cuando escuchó que Aries le pedía tres dardos al señor que se encargaba del puesto. Si lograba reventar tres globos con los dardos, se ganaría el oso. 

   Cancer creyó que él fallaría los tres tiros, y se sobresaltó las tres veces que acertó. Todavía estaba medio en shock cuando le dieron el oso panda, que era casi tan alto como ella. 

   –Gracias –dijo Cancer, aunque el oso le tapaba la cara. 

   –¿Querés que te lleve el oso? –preguntó él, sonriendo sin saber bien el porqué. 

   –Nop, solo decime para donde caminar. 

   Para evitar que se chocara con nada, Aries pasó un brazo por sobre los hombros de Cancer y la guió hacia el área de comidas. Se sentaron en una mesa y pusieron al oso en una silla. Unos minutos después, él estaba comiendo papas fritas y ella pochoclos dulces.

   –¿Qué? –preguntó Aries, al ver que Cancer lo miraba raro. 

   –Hace como media hora que no decís nada que me fastidie –él se encogió de hombros–. Nunca entendí porqué siempre me molestas a mi. 

   –Porque me gustan las caras que pones cuando te enojas. 

   –Ah. 

   Se hizo un silencio algo incómodo. Ella no sabía como reaccionar a eso. No tenía idea de si debería tomarlo como un cumplido o como algo malo, por lo que se concentró en comer sus pochoclos. 

   –¡Ey! –exclamó, cuando Aries le robó un puñado– Son míos. 

   –¿No te enseñaron a compartir en el jardín? –le preguntó él, bromeando. 

   –La comida no se comparte.

    –Pero yo te conseguí eso –dijo, señalando al oso. 

   Al ver que Cancer no decía nada, le robó otro puñado. Terminaron de comer y Escorpio y Libra seguían sin aparecer, por lo que decidieron esperarlos en el auto. 

   Como no había espacio en la parte de atrás del auto, tuvieron que meter al oso en el baúl. Cuando lo cerraron, Cancer notó que estaba atardeciendo. Se apoyó contra el auto y vio como el cielo celeste se iba tiñendo de tonos anaranjados y rosados. No notó que Aries estaba a su lado hasta que él le puso su campera sobre los hombros. 

   –Tenías piel de gallina -explicó él. 

   Sin sacar la mirada del atardecer, se inclinó para apoyar su cabeza en el hombro de Aries. No sabía si era por el ambiente, el aroma a algodón de azúcar o lo cliché de toda la situación, pero Cancer deseó poder congelar ese momento. 

   –¿Querés entrar? –le preguntó él, y ella asintió. 

   El atardecer era muy bonito, pero de verdad estaba comenzando a refrescar. Se estaba arrepintiendo de haber ido con un vestido blanco veraniego. 

   Se sentaron en los asientos delanteros y Aries puso música, pero no muy fuerte. No dijeron nada, pero sus miradas se cruzaban de vez en cuando. El ambiente era algo extraño, a decir verdad. Cancer llegó a pensar que hasta tenía un tinte romántico, pero Aries lo arruinó. 

   –Mira, es tu canción –dijo, mientras sonaba "Sweet but Psycho" de Ava Max–. Aunque creo que te faltó la parte de dulce...

   –¿Por qué no te callas? –dijo Cancer. Todo había ido bastante bien hasta ese momento ¿Por qué tenía que arruinarlo?

   –¿Por qué no me callas? –preguntó él, medio en broma medio en serio. 

   Cancer lo miró por unos segundos, intentando entender si lo decía de verdad o si solo estaba siendo molesto. Por la forma en la que la mirada de Aries iba de sus ojos a sus labios, supo que lo decía de verdad. Pero no hizo nada.

   Después de unos segundos, Aries se cansó de esperar y la besó. Fue un beso demandante y a Cancer le costó un poco seguirle el ritmo, pero lo intentó. Sintió como la mano de él se deslizaba por su espalda, mientras que la otra acariciaba su mejilla. Cuando se alejaron, los dos se habían quedado sin aliento.

   Se miraron por unos segundos, ninguno sabía muy bien que decir. Por suerte el silencio no duró mucho, ya que Escorpio y Libra llegaron y subieron al auto. Uno por uno, Aries fue dejando a cada uno en su casa. Como era la que vivía más cerca de él, Cancer fue la última que dejó. No se podían sacar el beso de la cabeza, pero tampoco querían hablar del tema, como si el decirlo en voz alta le diera más importancia. 

   –Adiós –dijo ella.

   Besó fugazmente la mejilla del chico, pero él la tomó del mentón y le robó un beso, no tan largo ni intenso como el anterior, pero lo suficiente como para que ella se sonrojara a más no poder y saliera corriendo hasta su casa.

Este capítulo es para @nay-707 espero que te haya gustado 💙

One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora