186- Leo x Capricornio (+historia nueva)

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   Leo llevaba un año enamorada de Capricornio y, sin importar cuantas indirectas le lanzara, él no se daba cuenta

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Leo llevaba un año enamorada de Capricornio y, sin importar cuantas indirectas le lanzara, él no se daba cuenta. Sabía que era buena disimulando, peor había que ser demasiado distraído para no darse cuenta de que le gustaba.

Ya estaba empezando a cansarse. Cada semana, se proponía superarlo, pero simplemente no podía. Sabía que no era el chico más lindo del colegio, pero había algo en la forma en la que caminaba, como si fuera el dueño del lugar, como nunca se inmutaba sin importar lo que le dijeran, que le hacía imposible olvidarse de él.

Hasta que, un día, su mejor amiga, Aries, le contó algo que hubiera preferido no saber.

–Dicen que Capricornio está saliendo con una chica de otra escuela.

Ni siquiera le dio tiempo a su corazón para romperse. Antes de que pudiera haber escuchado el "crack" ya estaba cambiándose para salir. Así que, con unos shorts brillantes y una botella de vodka en la mano, salió a una fiesta.

No recordaba mucho de esa noche. Sabía que había bebido y que había bailado, y que, en algún momento, se golpeó la cabeza con algo. Pero no le dolía, simplemente podía sentir la sangre cayendo por su frente mientras se tambaleaba por la casa. De la nada, vio una cara conocida en frente de ella.

–¿Leo?

Capricornio estaba ahí, tomando la mano de una chica que insistía en que siguieran caminando, pero la herida de Leo no se veía bien y él no podía dejarla ahí.

–¿Qué te pasó?

–¿Queeee? Pfff Yo estoy muuuuy bien –dijo Leo, sonriendo.

–No, no estas bien, tienes que limpiarte la herida.

–¿Qué? –de repente le dolía demasiado la cabeza.

–Capricornio, vamos, no tiene sentido hablarle, está perdida.

A él no podía importarle menos lo que ella pensara. Un hilo de sangre caía por la cara de Leo, no estaba bien y tenía que ayudarla, probablemente solo empeoraría si la dejaba ahí, sola y borracha.

–No –dijo Capricornio–, la voy a llevar a su casa.

–Llévala y cortamos –amenazó la chica.

Mirándola directamente a los ojos, Capricornio tomó la mano de Leo y la llevó hacia su auto. Mientras tanto, Leo no sabía ni donde estaba parada. Se sentó en el asiento del copiloto mientras Capricornio buscaba el botiquín de primeros auxilios que tenía en el baúl.

–¡Auch! –gritó Leo, cuando Capricornio comenzó a limpiar la herida.

Después de unos minutos y varios quejidos por parte de Leo, la herida ya estaba limpia y vendada. A Capricornio no le gustaba ver a Leo así. Siempre le había gustado lo segura que era y como siempre parecía saber de lo que estaba hablando, aunque estuviera equivocada, así que verla en ese estado le chocaba un poco.

–¿Me podes decir la dirección de tu casa? –preguntó, solo para ver que Leo ya estaba profundamente dormida.

Maldijo. No le quedó otra opción, así que condujo hasta su casa y, con algo de dificultad, logró llevarla hasta su habitación sin matarse ni despertar a todo el mundo en el intento. Sus padres lo matarían si la veían, pero ella probablemente no se despertaría hasta el mediodía, y sus padres irían a visitar a los abuelos de Capricornio temprano al día siguiente, así que probablemente no se cruzarían.

Al día siguiente, Leo se despertó con un dolor de cabeza impresionante. Se levantó con algo de dificultad, intentando recordar qué había pasado la noche anterior. Recordaba la fiesta y un par de botellas, pero todo era muy borroso Miró a su alrededor, pero no tenía idea de en donde estaba. Solo sabía que esa no era su habitación.

Salió de la habitación y bajó las escaleras intentando no hacer ruido. Todavía tenía su ropa puesta, así que eso era una buena señal. Cuando llegó abajo, se encontró con Capricornio, quien estaba cocinando algo.

–¿Querés una aspirina? –preguntó él, y Leo asintió mientras se sentaba en una de las sillas junto a la barra.

–¿Qué pasó ayer? –tomó la aspirina y la apuró con un vaso de agua.

Capricornio le resumió la noche anterior, mientras terminaba de preparar el almuerzo.

–Gracias por todo –dijo Leo, levantándose. Ya lo había molestado demasiado y no quería aprovecharse, además de que él estaba con esa chica–, nos vemos el lunes.

–¿No te queres quedar a comer? Y después te llevo.

Leo dudó un poco. Su estómago rugía, y no estaba de humor para aguantar las preguntas de su madre todavía, así que quedarse a almorzar no sonaba tan mal. Y lo que fuera que Capricornio estaba cocinando olía bien.

Al final, terminó cediendo y lo ayudó a poner la mesa. Unos minutos después, estaban comiendo. No hablaron mucho, al fin y al cabo, a penas se conocían. Rara vez habían cruzado más de dos palabras. Sus grupos de amigos eran muy diferentes, y no tenían amigos en común.

Terminaron de comer y Leo lo ayudó a levantar la mesa y acomodar todo.

–¿Quién era la chica de la fiesta? –preguntó Leo, intentando fingir que no había escuchado nada al respecto, aunque se notaba que estaba algo celosa.

–Una amiga de Virgo –se refería a su mejor amigo–, él me convenció de que saliera con ella pero nunca me gustó ¿Por qué?

–¿Por qué qué?

–¿Por qué la pregunta?

Leo no supo que responder. El estaba justo a su lado, mirándola directamente. Una parte de ella sabía que no era buena idea, pero estaba harta de ser sutil. Así que hizo algo que no podría ignorar. Lo besó.

Fue un beso corto, y Capricornio se quedó helado por unos segundos. Su mente parecía estar procesando lo que acababa de pasar. Leo creyó que la alejaría, o que se enojaría con ella. Se llevó una gran sorpresa cuando él la acercó más a él y volvió a besarla.

Este capítulo es para @ALittleCuteGirl espero que te haya gustado 💙

Quería avisarles que acabo de publicar una historia nueva en mi segundo perfil (@MiaCFV2) se llama "Dos semanas en Roma" y me encantaría que fueran a leerla!

One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora