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Sagitario entró a su nuevo salón de clases. Era nueva en la escuela, pero eso no le preocupaba mucho. Era buena para hacer amigos y lo veía como una oportunidad para conocer personas nuevas.
A penas entró, lo primero que notó fue a un grupo de chicos en el fondo del salón. Hablaban y reían, pero había algo en ellos que era... extraño. Ella no dejó que eso la intimidara. Eran solo un grupo de personas, no podían hacerle nada si ella no se acercaba mucho. Se sentó en el único banco vacío que quedaba, en la segunda fila.
Después de unos minutos, el profesor entró. Era un hombre bajo y calvo, usaba lentes y debía tener alrededor de cincuenta años. No parecía estar muy feliz.
—Algunos de ustedes ya me conocen, pero, para los que no, soy el profesor Williams, y les voy a enseñar química. —observó la lista con los nombres. —Veo que tenemos una alumna nueva ¿Quien quiere mostrarle el lugar?
Nadie se movió ni dijo nada. "Que simpáticos" pensó Sagitario, sarcásticamente.
—Yo lo haré. —dijo un chico. Era parte del grupo que estaba al fondo del salón.
—Está bien, Escorpio. Pero los quiero de vuelta para el final de la hora, no se entretengan mucho. —el profesor ya conocía al chico, y sabía que solo podía crear problemas, pero tampoco veía a nadie más ofreciéndose.
El escorpión no dijo nada mientras se dirigía hacia la puerta. Sagitario lo siguió. Salieron del salón y comenzaron a caminar. A él le pareció graciosa la forma en la que ella miraba todo, y también algo inocente. Si fuese así por la calle, sería un blanco fácil para lo que sea.
—¿Estudias acá hace mucho? —preguntó ella, por sacar tema de conversación.
—Si, bastante. —respondió él. Por lo general no daba mucha conversación, pero ya había decidió que ella sería su siguiente objetivo, por lo que tenía que caerle bien. Ella parecía ser algo ingenua ¿Que tan complicado podría ser conseguir que fuese su novia para después dejarla?
Muy complicado. Pero Escorpio no se dio cuenta hasta dos semanas después. Ella no se daba cuenta de las indirectas de él, y parecería inmune a sus trucos. Era como si Sagitario viviera en una burbuja anti-coqueteo que el escorpión no podía reventar. Nunca se le había hecho muy difícil conquistar a una chica, pero ella estaba tardando demasiado, y él comenzaba a sospechar que solo lo veía como un amigo, y eso podría arruinar todo.
Sagitario se había ajustado bien a su nueva escuela y ya tenía muchos amigos, pero siempre pasaba mucho tiempo con Escorpio, ya que tenían varias cosas en común. Notaba que él hacía algunos comentarios que a ella le extrañaban, pero supuso que él solo era raro.
Aquel día, cuando Escorpio se hartó de esperar a que Sagitario captara alguna señal, decidió ir por el camino directo. De verdad esperaba que funcionara, o habría malgastado las últimas tres semanas. Pero se dijo que no podría decírselo así como así, tenía que buscar un buen ambiente y distraerla un poco para que caiga. Después de pensarlo por unos minutos, tuvo la idea perfecta.
Más tarde, pasó a buscar a Sagitario por su casa. Ella salió vestida con shorts celestes y una remera negra sin mangas, sonreía como siempre.
—¿A donde vamos? —preguntó ella, emocionada. El se había negado a decirle hasta ese momento.
—Al parque de diversiones.
Sagitario frunció el ceño y miró su reloj.
—Pero ya cerró.
—Exacto.
Tras decir esto, Escorpio aceleró. Veinte minutos después, se encontraban afuera del parque de diversiones. Todas las luces estaban apagadas y no se escuchaba un ruido. Era algo extraño estar ahí tan tarde, pero también emocionante. Ella nunca había hecho nada así.
—¿Vamos a entrar? —preguntó Sagitario.
—No, nos vamos a quedar afuera sin hacer nada. —dijo Escorpio sarcásticamente, antes de bajar del auto. Ella lo imitó.
Se acercaron a la reja y él la ayudó a pasar al otro lado. A los pocos segundos, ambos se encontraban dentro del parque de diversiones desierto. A lo lejos podían ver la montaña rusa. También vieron a los autitos chocadores y a la casa embrujada.
El le hizo señas para que la siguiera. Corrieron hasta llegar a la vuelta al mundo y él comenzó a trepar con cuidado. Ella seguía cada uno de sus movimientos, intentando no caerse. A Sagitario le gustaba trepar árboles y estar en lugares altos, pero en ese momento le daba mucho miedo caerse.
Cuando llegaron al centro, los dos se sentaron sobre las vigas. Desde ahí tenían una muy buena vista del parque. Escorpio la miró y supo que era el momento de hacer la pregunta.
—Sagi... —comenzó a decir, pero una linterna le alumbró la cara.
—¡¿Que hacen ahí?! —preguntó un guardia de seguridad, desde su puesto.
Los dos adolescentes se apresuraron a bajar, mientras que el señor salía de la garita y corría hacia ellos. Ya estaba por llegar y a Sagitario todavía le faltaban bajar dos metros.
—¡Saltá! —le dijo Escorpio desde abajo.
Ella hizo lo que él le dijo y el chico la atrapó. Con el guardia pisándoles los talones, comenzaron a correr. Poco a poco, empezaron a dejarlo atrás y pudieron saltar la reja otra vez. Subieron al auto tan rápido como pudieron y Escorpio aceleró a fondo. Los dos jadeaban y reían.
—Casi nos atrapa. —Dijo él, cuando recuperó el aliento.
—Casi. —Sagitario sonrió. —¿Que era eso que querías decirme?
El frenó y la observó por unos segundos. Estaba roja y despeinada, pero de todas formas se veía hermosa. En ese momento, Escorpio se dio cuenta de que no sería capaz de lastimarla. Simplemente no podría. Respiró profundo, consciente de que lo que estaba por hacer probablemente terminaría mal.
—Me gustas. —admitió, rascándose la nuca. Estaba nervioso. Nunca había invitado a salir a alguien que de verdad le gustara. —Y te quería preguntar si querías ser mi novia.
Sagitario besó la mejilla del chico.
—Sip. —dijo sonriendo.
Negando con la cabeza, Escorpio sonrió. Le causaba mucha ternura la expresión de la chica. Tomó su mano y no la soltó hasta que llegaron a la casa de ella.
Este capítulo es para @majo_cc13 espero que te haya gustado 💙 (no me gustó mucho como quedó, pero no se me ocurría nada más)
