¿Dónde esta Trish?

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—Muchas gracias.—dijo el joven al recibir aquel café irlandés.

—Claro. Vuelve pronto.—respondió Doppio con una fingida sonrisa. Estaba muriendo de miedo, era verdad que era muy bueno en su trabajo, pero era bueno debido al miedo que le causaba el estar en contacto con la gente.

—Vinegar, tu turno ya terminó. Puedes retirarte a casa.—dijo Kira al salir se su oficina.

—Lo sé, señor. Gracias por avisarme.—se quitó el delantal y los guantes.

Kira lo observó por algunos segundos, causándole incomodidad, el joven sentía que su jefe lo desnudaba con la mirada. Decidió pensar que solo se trataba de su imaginación, sin embargo esos ojos no se apartaban de él ni por un segundo. Comenzó a temblar y sudoración fría recorrió su cuerpo, sentía que Kira le robaba el alma.

—¿Pasa algo?—preguntó intentando disimular su nerviosismo.

—No es nada en realidad. Me preguntaba si te habían gustado los chocolates que te di ayer.

–Oh... Yo... ¡Sí, me gustaron mucho!—dijo el pecoso, no mentía pues los chocolates que le había regalado su jefe eran hasta ese momento los chocolates más deliciosos que había probado en su vida.

Kira sonrió y se acercó a Doppio, solo para susurrarle algo que le erizó la piel.

—Son afrodisíacos.

El pecoso no hizo nada más que tragar saliva, el pánico se apoderó de su cuerpo en segundos y las lágrimas saladas y dolorosas se acumularon en sus ojos.

—Espero los hayas disfrutado, mi dulce Doppio.—Kira acarició los cabellos del joven de las pecas, pero Doppio lo hizo apartar su mano.

—Le agradezco mucho el detalle de los chocolates, realmente estuvieron deliciosos. Ahhh, debo irme a casa, mi hija y mi novio me esperan.

Esas palabras frenaron el carro de Kira Yoshikage.

—¿Hija? ¿Novio?

—Si, señor. Yo tengo una familia, una linda bebé de nueve meses y un hombre al que quiero más que a mi vida.

—Va...vaya, ya veo. Debe ser lindo, digo... Tienes a alguien en tu vida.—el tono triste de su voz conmovió a Doppio. El pecoso tomó con suavidad la mano de Kira, brindándole un calor agradable.

—Kira, quizá algún día encuentres a alguien que le de color a tu vida. No te rindas, solo mírate, eres un hombre atractivo y trabajador.

Yoshikage sonrió discretamente.

—Gracias... Quizá algún día. En fin, corre que tu niña te espera.

Doppio salió del negocio casi volando, quería apresurarse a llegar a casa y ver a su linda bebé. Amaba a Trish con todo su corazón, esa niña era el único motivo que tenía para segur adelante. A pesar de no haberla visto en unas pocas horas, ya la extrañaba.

El pecoso tardó poco tiempo en llegar a su casa. Tocó el timbre, estaba seguro de que Prosciutto le abriría, como siempre, pero los minutos pasaron y nada ocurrió. Volvió a tocar el timbre de su casa con insistencia, parecía estar completamente vacía.

—Agh, me lleva. Le he dicho miles de veces que me avise si va a salir...—introdujo la llave y entró a su casa. Efectivamente, estaba sola, tal y como la había dejado antes de irse a trabajar. A Doppio le pareció extraño no encontrar una nota de Prosciutto avisándole que habían salido, el rubio siempre le notificaba si tenía que llevar a Trish con él.

Después de buscar en la casa y percatarse nuevamente que estaba completamente solo, decidió llamar a su niñera.

—¿Quién es?

–¿Prosciutto?

—Ah, Doppio eres tú.

—Si, al parecer soy yo.—respondió Doppio.

–Si, bueno. ¿Necesitas algo? Estoy un poco ocupado, Pesci se tiró un bote de pintura encima y no puedo quitarle la mancha.—miro hacia atrás y vio a su bendición corriendo por toda la casa asustado y cubierto hasta las pestañas de pintura blanca.

—Quería saber si tu tienes a Trish, estoy en casa pero no la encuentro por ningún lado.

—¿Qué? Ella no está aquí, creí que me la traerías en la mañana, pero nunca llegaste con ella.—contestó el rubio con cierto aire de preocupación.

—Ya, ya veo. Muchas gracias.— su voz comenzaba a quebrarse y un terrible dolor sordo se produjo en su pecho, inevitablemente comenzó a llorar, no podía controlarlo, le era imposible intentar mantener la calma pues quizá su nena estaña en peligro.

—¡Trish!—se hizo bolita y en un intento de ahogar sus gritos de dolor, mordió con fuerza su mano derecha, la cual sangró al instante. Una vez que Doppio entraba en una crisis nada ni nadie podía detenerlo, comenzaba a gritar, a llorar y a hacerse daño a sí mismo. Era terrible cuando eso sucedía pues el joven perdía completamente la noción de todo lo que hacía, solo se dejaba llevar por el sentimiento, angustia, dolor o lo que fuera, se apoderaba del cuerpo de Doppio impidiéndole tener el control sobre sí mismo.

En ese momento, su teléfono celular sonó con el clásico tono de llamada de iPhone.

—Hola, ¿Doppio estás en casa?— esa voz que lo enloquecía lo tranquilizó un poco.

—N..no... So... Mo... NOLO SE...—contestó entre el llanto.

—Ya llego para tu casa, Trish viene conmigo, no vayas a asustarte si no la encuentras.— al escuchar eso, Doppio sintió como el alma le regresaba al cuerpo, seguía aún muy alterado pero al menos sabía que su bebé se encontraba bien y que nada malo le había pasado.

—De acoer... De acuerdo...—respondió.

—¿Estás bien? Suenas algo raro.

—Est...estoy en excelentes condiciones no te preocupes, Diavolo.—intentó disimular.

—Bueno, voy allá. Nos vemos.

—Cámara te lo lavas.

Colgó. El muchacho solo se quedó tendido en el piso con las manos en el pecho sosteniendo fuerte,ente su teléfono. Cerró los ojos y dos pequeñas lágrimas solitarias rodaron por sus pecosas mejillas. Doppio había quedado hecho mierda después de ese pequeño ataque, sus cabellos revueltos, los ojos hinchados de tanto llorar, la piel tan blanca como el papel higiénico, las cejas enrojecidas, el chico se tenía transformado en una cosa diferente.

—Mi niña, ella está bien.—respiró profundo.

No mamen banda vi el capítulo de ayer como... 5 veces akakakak, Doppio siempre ha sido uno de mis favoritos de todo jojos y verlo animado estuvo precioso aaaahhh. Me identifiqué tanto con él, soy tan Doppio no creí que hablara con las ranas, yo me siento bien meco cuando saludo a los gatitos en la calle, pero este wey habla con las ranas :0 todo hermoso la dvd. Está bien pemdejo pero lo amo, en cierto punto subió un poco mi autoestima porque yo soy muy torpe y miedoso, pero si Doppio es vergas al ser torpe y miedoso... ¿Qué me impide a mi ser una verga andante igual de meca? No se, soy feliz. Me quitó la depresión y tengo ganas de vivir.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora