Imposible de olvidar

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Al llegar a casa, Doppio le pidió a Risotto que pasara y se pusiera cómodo. En seguida se dirigió a la cocina para traer una jarra de limonada.

—Ya volví, lamento haber tardado.—se sentó en el sillón y le ofreció un vaso de limonada fresca a su acompañante.

—Gracias. ¿Sobre qué querías conversar?

—Creí que era oportunidad de conocerte mejor, no te me haces un mal sujeto.—dijo Doppio.

—¿De verdad? Normalmente la gente piensa lo contrario.

—No creo. No deberían, digo a primera vista se impresionan pero después de superarlo no está tan mal.

—¿Y tú sigues impresionado?—preguntó Risotto haciendo que Doppio casi escupiera su bebida.

—¿Ehh?

El albino se limitó a dedicarle una débil sonrisa, parecía que le costaba trabajo plasmar esa expresión en su rostro, pero por Doppio lo haría.

—Nada.

—Ya lo veo...—no era bueno entablando conversaciones, además su acompañante era alguien demasiado callado, lo cual hacia de esa pequeña reunión un discreto caos.

—¿Qué has hecho de tu vida? La última vez que te vi, trabajabas aún en el café de Kira.—preguntó Risotto salvando a Doppio de una tremenda incomodidad.

—Estoy en lo mismo, solo que trabajó en las noches y estudio en las mañanas.

—¿Estudias?

—Si, desde hace un año volví a la universidad.—se sorprendió a sí mismo del tiempo que había pasado, un año entero lejos de su querido Diavolo.

—¿Qué estudias?

—Es... Estoy estudiando medicina, el próximo año terminaré y me especializaré en psiquiatría.

—No pareces estudiante de medicina.

—Gracias.—decidió tomar aquel comentario como un halago, realmente lo era.

—¿Sabes? Yo solamente soy mesero en un restaurante de lujo. Mi vida es aburrida.

—Oh no lo creo.—respondió Doppio, decidió acortar un poco la distancia—Eres un hombre muy interesante para mí, Risotto.

—¿De verdad lo crees?—el mayor se dejó llevar un poco por la coqueta actitud de Doppio.

—Así es...—el pecoso se acercó más, quedando sentado a solo unos pocos centímetros de Risotto.

—¿Qué te parece interesante de mi?—cuestionó mientras sus ojos miraban con deseo a Doppio.

—Todo en ti parece ser un misterio para mí persona. Quisiera, no lo sé... Descubrir un poco más de ti.—sin tener claro lo que iba a hacer se sentó sobre las piernas de Risotto, sorprendiéndolo bastante. La tensión sexual estaba creciendo ahí mismo.

–Vaya. Pareces ser un chico lindo, pero más que eso eres demasiado salvaje.

Doppio sonrió al oír eso. Risotto estaba cayendo justo donde lo quería. A pesar de que no era su tipo, quería besarlo, tocarlo, intentar borrar los besos que Diavolo había dejado sobre su piel cubriéndolos con los de Risotto. Quería remplazar a su amado, para no extrañarlo tanto.

—¿Qué te parece si me muestras un poco más de ti?—el pecoso aún montado en las piernas de su acompañante acortó la distancia entre ambos, para que así Risotto diera el paso final. El albino enredó sus dedos suavemente en el cabello de Doppio y así procedió a besarlo. Doppio supo entonces dos cosas, la primera era que los labios de Risotto eran tan suaves y dulces como los había imaginado, la segunda, que aquel simple beso fue suficiente para terminar de romper su corazón. En el fondo aún amaba a Diavolo y sentía que lo estaba defraudando de la peor manera, pero no había opción, la cosa ya estaba hecha, había seducido a su admirador y ahora este se encontraba escabullendo sus manos bajo su suéter mientras profundizaba el beso.

El corazón de Doppio latía a mil, sentía que lo iba a sacar quién sabe por dónde, aquel caliente beso lo había prendido rápidamente, tanto que suaves gemidos se escapaban de su boquita de vez en cuando.

–Ahhh...

Fue entonces que Risotto aprovechó para usar su lengua, sometiendo a la de Doppio.

—Haahh...—el pecoso se estaba excitando mucho. Así que casi sin pensarlo decidió retirar su suéter.

—Eres tú un hombre muy interesante ciertamente.—dijo Risiotto mirando con atención cada una de las hermosas pecas que salpicaban los pequeños hombros de Doppio.

—¿Si? Vamos, pruébame...—le incitó a besar su pecho desnudo. Oferta que el mayor no pudo rechazar. Risotto comenzó a besar la blanca piel de Doppio, por su parte el menor se erizaba con cada suave toque. No era como lo esperaba, los besos de Risotto eran contrarios a los de Diavolo, se sentían helados y quemaban, en lugar de hacerlo sentir bien le producían cierto dolor, a pesar de que su amante los repartiera con cariño.

—Espera... Detente.—le pidió que parara y el de ojos color sangre le obedeció.

—Subamos a mi habitación. Lo que quiero hacerte solo lo sabrá mi cama.—se sorprendió a sí mismo, nunca creyó ser capaz de usar ese lenguaje con alguien más que no fuera Diavolo.

Risotto acompañó entonces a Doppio hasta su cuarto y ahí continuaron con el acto. El mayor recostó al pecoso sobre la cama y le quitó el resto de la ropa que aún cubría su cuerpo. Al verlo desnudo, no resistió la tentación de llenarlo de suaves besos, comenzando por sus tobillos y subiendo por la parte de la tibia hasta llegar a sus rodillas, de ahí a los muslos, luego a las caderas, deteniéndose un poco en la zona de la entrepierna para estimularlo un poco más. Luego continuó subiendo por su abdomen, su pecho, en donde se detuvo nuevamente a juguetear sensualmente con las rosadas tetillas duras y erectas, después subió por el cuello para finalmente depositar en los rosados labios entreabiertos un beso tan apasionado como el primero.

Doppio se dejó consentir, había sido de lo más romántico, pero aún así su pecho en el interior ardía dolorosamente. Quiso continuar esperando a que ese dolor se convirtiera en placer, como el que generaba en él su amado Diavolo.

Pero supo que era imposible, las caricias que había dejado el pelirrosa sobre su cuerpo, no se borrarían por más que intentará hacerlo.

Chale, el examen me metió toda la verga :( creo que lo voy a reprobar a pesar de que estudie mucho. Venían cosas que no supe ni que pedo, quede pinche destrozado y ya veo el examen de dermatología acercándose a mí con una botella de lubricante en la mano :(((

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora