Dulce hogar

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—¿Por qué demonios están haciendo esto?—preguntó Diavolo intentando ocultar sus celos.

—Pues es una rutina de belleza, solo consentimos a este lindo pecoso.—respondió Melone.

—El cuidar de tus manos y tus pies es quererte a ti mismo.–añadió Kira—¿Te gustaría una manicura cuando termine con Doppio?

—No, muchas gracias.—respondió viendo a Kira con asco.

—Por cierto, jefe.—el pecoso llamó la atención de su rubio jefe—Sobre lo que le comenté... ¿Podría darme libre esta semana? Es algo que significa mucho para Diavolo y para mí. Además prometo que cuando vuelva se lo pagaré con mucho trabajo, puedo quedarme doble turno si desea, pero por favor, deme libre esos días.

Kira terminó de limar las uñas de Doppio y después le dio una mirada seria.

—¿Sabes que son muchos días, cierto?

El pecoso solo asintió con la cabeza, ya estaba seguro de que su superior le iba a negar sus vacaciones.

–Sin embargo... Trabajaste extra en diciembre aún en todos los días festivos. Está bien, puedes tomar la semana, pero te quiero de vuelta al café el próximo sábado temprano ¿de acuerdo?

—¡Gracias!—Doppio se lanzó a él y le dio un fuerte abrazo, Kira le devolvió el gesto y además acaricio su espaldita.

—Si, si, si, basta de abrazos.—Diavolo hizo que ambos se separaran—Doppio, me alegra que hayas conseguido esto, estoy impaciente por comenzar.

—A mí también me emociona, ya puedo oler la brisa del mar.—la sonrisa que se formó en su rostro hizo que todos los ahí presentes sintieran ganas de besarlo.

...

Llegó entonces el sábado, ese día la pareja se había levantado muy temprano para no perder su vuelo, los dos estaban muy emocionados pues Diavolo ya quería conocer todas esas maravillas de las que le hablaba Doppio y Doppio estaba ansioso de volver al lugar donde había vivido gran parte de su vida. Al llegar del aeropuerto el de rosados cabellos tenía la cabeza llena de preguntas, la primera era donde iban a quedarse pues le preguntó a Doppio sobre si había hecho una reservación en un hotel y el pecoso no le respondió nada.

Cuando el taxi en el que viajaban se detuvo, las dudas de Diavolo acerca de donde se quedarían habían sido resueltas, pues estaban en frente de una pequeña y modesta casa, que Diavolo supuso era el lugar donde Doppio vivía antes de mudarse con su novia a Nápoles.

—Diavolo, ¿podrías bajar el equipaje mientras veo si mi padre se encuentra en casa?—preguntó el pecoso, se notaba muy emocionado.

Diavolo se puso a bajar las maletas y le pagó el viaje al hombre del taxi, después se acercó con su novio quien se encontraba tocando la puerta.

—Padre, soy yo. Abre, ya llegué.—no parecía haber nadie pues no había respuesta—Quizá salió a algún lado o... ¡Padre!—el pecoso notó a lo lejos una figura familiar, el sacerdote se acercó a él para darle un abrazo.

—Doppio hijo mío, has vuelto a casa.—el hombre mayor limpio con su pulgar la pequeña lágrima que escurría por la mejilla de su hijo adoptivo.

—Te extrañé mucho yo también. Créeme que la vida fue muy difícil sin ti allá en Nápoles.— dijo Doppio.

—Me lo imagino, y más después de lo que ocurrió con tu mujer.—el sacerdote volvió a abrazar al pecoso dándole pequeñas palmadas en la espalda. Después de unos segundos sus ojos se cruzaron con Diavolo, quien tenía a Trish agarrada de la mano.–Ella debe ser Trish. Vaya que está muy bonita, se parece mucho a Donatella.

—Si, cada día se parece más a su madre. Es la niña más hermosa de todas, ¿no es así, Trish?—su padre le extendió la mano y la niña la tomó. Luego Doppio la cargó y se la entregó al cura.

—Tanto tiempo sin verte.

—Papi, quiero a  papi Elote.–la pequeña Trish empujó su pequeño cuerpo hacia adelante y estiró sus manitas hacia donde estaba Diavolo.

—¡Ah no, señorita! No seas grosera, hace tiempo que no ves al abuelo y no lo saludas como es debido.—Doppio regañó a Trish. Pero al final accedió a regresarla a los brazos del hombre de larga cabellera rosada.

—¿Y el hombre que viene a tu lado es...?—preguntó el cura mirando nuevamente a Diavolo.

—Oh... Él... Ehhh es...—Doppio estaba muy nervioso, había olvidado contarle a su padre que él ahora tenía una nueva pareja.

—Diavolo, novio de Doppio.—respondió el pelirrosa haciendo que la expresión en el rostro del sacerdote cambiara a un gesto de total desagrado.

—Diavolo... Diavolo...—repitió en voz baja–es un nombre maldito.

—Concuerdo con usted, toda mi vida he odiado ese nombre.–comentó el pelirrosa.

—Y encima eres hombre, pareja actual de mi hijo... No esperaba esto ¿sabes? Me siento muy sorprendido.

—Perdóname... Olvide contarte de esto, es que de verdad amo tanto a este hombre que a veces me hace olvidar detalles importantes. No creí que fuera necesario explicarte que estoy saliendo con él.—dijo Doppio algo apenado.

—Hemos hablado de que...

–Es un total pecado ser homosexual.—completó Doppio poniendo los ojos en blanco.—Lo sé. Pero él me hace sentirme amado y en verdad no puedo ver,e con otra persona que no sea él, lo amo mucho.

—¿Ya te olvidaste tan pronto de ella? ¿De la madre de Trish?—le cuestionó el cura haciendo a Doppio sentir como si en su garganta se formada un nudo.

—N-No... No la he olvidado. Amo a Donatella con todo mi corazón y la recuerdo siempre, ella fue parte importante de mi vida y lo seguirá siendo hasta el día que yo muera... Pero ella no está más aquí.—respondió Doppio con lágrimas en los ojos.—Pero tengo el recuerdo de lo mucho que la amaba, Trish es prueba de ello.

—Lo siento mucho, hijo. No era mi intención hacerte llorar.—el cura trató de consolar al pecoso, quien empezaba a entrar en crisis.

—N-No es na-nahda...—tomó aire, pero sintió que a sus pulmones ni les era suficiente—Ya pas-pasó... Fue mi culpa por no decirte...—miró a Diavolo, este solo le sonrió un poco nervioso.

Que pedo? Mañana tengo que inscribirme a la universidad

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Que pedo? Mañana tengo que inscribirme a la universidad... Estoy nervioso, pues ya en dos semanas regreso a ese infierno... Quise decir, ese horrible lugar 😢💔 estoy triste, de verdad no quiero volver.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora