¿Estoy soñando?

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Los besos y lamidas que eran repartidos sobre su cuerpo incrementaban su deseo. Doppio estaba muy enamorado de aquel hombre de rosados cabellos que se encontraba haciéndole el amor.

—Ahhh... Diavolo...—el menor se aferraba a la espalda de su hombre mientras era penetrado con cierta fuerza, era un dolor muy intenso, pero aún así le gustaba. Le gustaba mucho cuando su amado Diavolo empezaba a ponerse medio salvaje.

—Mi Doppio...¿estoy siendo muy rudo contigo?–el mayor redujo la fuerza con la que penetraba a su amante.

—Hjjjnnn... N-no... Por favor sigue así. Dame más duro.—pidió el pecoso cesando sus deliciosos gemidos por un momento.

—Como tú digas. Solo después no supliques piedad que no me detendré.— el de cabellos rosados rodeó el pequeño cuerpo de su amante en un cálido abrazo y empezó a moverse de forma deliciosa en el interior de Doppio.

–Ahhh papi... ¡Ahhh!—Doppio arqueo su espalda dejando aún más expuestos sus erectos y rosados pezones. Su amante empezó a besar y morder esos suaves botones haciendo que el hombre de las pecas llorara de placer. Era una de las mejores sensaciones de su vida pues podía sentir muchas cosas en ese momento: un dolor placentero al sentir el pene de su amante entrar y salir en su ano, un agradable cosquilleo húmedo que producía la lengua de Diavolo sobre su pezón derecho y un calor interior que se almacenaba en su pecho, lo sentía siempre que le entregaba su cuerpo a su amante, aquel calor se extendía desde su corazón a cada parte de su cuerpo y lo hacía sentir débil, pero era algo mágico, algo indescriptible, algo que sólo dos personas en su vida habían logrado.

—ahhhh p... Muévete más por favor... Creo que es-estoy por venirme.—dijo el de pecas. Su amante obedeció y continuó así hasta venirse dentro de él y al sentir el semen llenar su interior terminó eyaculando sobre su propio abdomen.

Los dos se encontraban sudorosos y muy cansados, pero Doppio apenas podía respirar, había sido muy intenso, pero aún así creía que era el mejor sexo de su vida.

—¿Te he dicho que me encantan los gestos que haces cuando estás por venirte?

—No digas esas cosas!—respondió Doppio intentando regular  su respiración, estaba casi muerto.

—Me encantas.

—¿De verdad? ¿Por qué? Digo... Sigo sin creer que quieras casarte con este humilde pendejo y...

—No digas eso, Doppio. No lo eres.—tomó la carita de su pecoso amante entre sus manos para después dejar un tierno beso en sus labios color durazno.

–Sigo sin poder crees que esto sea de verdad–miró el anillo que brillaba en su dedo– es como un sueño hecho realidad... Siempre...–a su mente llegó la imagen de Donatella, su novia con quien no tuvo tiempo de casarse-

–¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué tan triste de repente?–preguntó Diavolo al ver cambiar loa expresión de felicidad en su carita a una mueca de tristeza y dolor.

–Es que yo siempre quise casarme. Es cursi y estúpido pero siempre soñé con conocer a alguien que llegara a amarme tanto como Donatella lo hizo en su momento o como tú lo haces ahora...–dijo– De verdad estoy feliz. No lo puedo creer.

Diavolo se posicionó sobre él y lo besó apasionadamente mientras sus manos recorrían los bien delineados contornos de su cuerpo.

–Pues empieza a creerlo Doppio. El tenerte frente a mi, tan cerca, ver tus gestos, tu sonrisa, tus ojos, tener esas ganas de besar tus labios, abrazarte fuerte y decirte lo que siento, decirte que te quiero, que conmigo vas a estar bien, que puedes confiar en mi y que pase lo que pase no voy a dejarte solo nunca, porque te quiero demasiado porque me haces feliz, porque me haces sentir bien y porque lo que siento por ti es lo más sincero que hay en mi.–le dijo el de rosados cabellos mientras dejaba un camino de besos en el cuello de su pecoso amante manchando su blanca piel con labial oscuro.

Doppio sintió muchas ganas de llorar. Estaba feliz, pues por primera vez en mucho tiempo se sentía amado. Desde que había perdido a su novia, no tenía esperanza de que alguien volviera a amarlo. Pero Diavolo había aparecido en su vida por azares del destino, y ahora era su turno de ser feliz.

–Diavolo... no tienes idea de cuánto te amo.– Doppio abrazó a su novio con lágrimas en sus ojos. Sentía su cara caliente y su pecho arder de pasión. Quería permanecer siempre al lado de su amado Diavolo.


Los meses pasaron y se acercaba en inicio del semestre en la Universidad. Para Diavolo había sido una gran tragedia que le tocara estudiar fuera de la ciudad. Si quería una segunda oportunidad y perseguir su sueño de ser psicólogo tenía que separarse un tiempo de su querido Doppio y eso era algo que le dolía, no podía llevarlo con él, ya que el joven estaba dispuesto a terminar su último año de estudio de medicina (pues había dejado la carrera incompleta por algunos problemas) y a estudiar una especialidad como psiquiatra.

Se sentía frustrado, cada día que avanzaba venía avecinarse hacia él una gran racha de tristeza. Quería ser psicólogo, pero no quería alejarse se su novio, de su futuro esposo, de su principal inspiración. Cada día, Diavolo sentía esa terrible sensación invadirlo, pero no podía hacer nada. Debía elegir bien que era lo que deseaba. Amaba a Doppio, pero sabía que él estaba hecho para escuchar a las personas y guiarlas para que ellos mismos puedan resolver sus dificultades, así como lo había hecho con Doppio.

Una mañana Doppio llegó a casa de Diavolo con una sorpresa.

—Doppio...¿qué haces aquí? Es jueves y son las seis de la mañana.—Diavolo apenas podía mantenerse en pie. Había tenido descanso ese día en la hotline, pues Daddy Shark estaba audicionando para obtener un puesto después de que a Mami Mafia la despidieran.

—Pues vine porque acabo de revisar mi correo y encontré esto.–le mostró un pequeño sobre.

Diavolo lo tomó y empezó a revisarlo.

—¿Boletos? ¿Boletos a Cerdeña?—preguntó extrañado.

—Sí, iremos a mi ciudad natal. Como en un mes debes ir... Irte... Quise prepararte una sorpresa, yo conozco Costa Esmeralda como la palma de mi mano y supuse que te gustaría ir conmigo. Ya sabes, para que conozcas lo mejor de ese lugar antes de...—poco a poco la sonrisa en su rostro comenzó a deformarse, las lágrimas en sus ojos se desbordaron silenciosamente y el pecoso ya no pudo más, se lanzó a los brazos de su amante, a él también iba a afectarle mucho.

Perdónenme por no haber actualizado como en un mes... En serio merezco que me empalen jaja :(

Les dejo cosas feas que los harán sacarse los ojos (mi estilo de dibujo es una mierda x2356)

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