El placer no es algo malo

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—¿Entonces estás listo?

—Si, estoy listo.

—¿Estás solo?

—Pues...—volteó a su derecha y en la esquina de aquella habitación se encontraba la cuna de Trish.—Solo, solo... No, pero no es algo que cause problemas, Trish aún duerme.

—¿Trish? ¿Tu esposa?—preguntó Mr. Pink.

—Oh, no, no. Trish es mi niña... Mi mujer murió hace medio año.—dijo Doppio con un aire de tristeza en su voz.

—Lo siento mucho.

—No te preocupes, está bien.

—¿Sabes Doppio? La soledad no siempre es algo malo. Debes aprender a disfrutar de ella. Es un momento de intimidad con uno mismo, puedes hacer muchísimas cosas agradables, como por ejemplo a mí me gusta estar solo y tomar baños largos en mi bañera mientras escucho a todo volumen música de Paganini. De hecho, el hechizo que te mostraré es perfecto para combatir ese sentimiento de melancolía con el que se acompaña la soledad.

—¿De-de verdad? ¡Ahh, comienzo a sentirme feliz!

—Me alegra ayudarte. Ahora disfruta, pues te daré la fórmula del placer. Quítate la camiseta que llevas puesta y haz a un lado ese viejo pantalón deportivo que usas como pijama. –le indicó Mr. Pink con su sexy voz.

El joven obedeció y se quitó la ropa que le estorbaba, la dejó a un lado y quedó solamente en bóxers.

—Listo.—respondió en un susurro.

—Bien, ahora desliza suavemente tus manos por tu pecho. ¿Sientes el calor de tus manos recorrer tu piel? Es una sensación agradable ¿no?

—Así es, es muy agradable.—respondió Doppio con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Muy bien, cariño. Continúa así pero ahora hazlo con la punta de tus dedos. ¿Te agrada?

—Mucho, de hecho puedo sentir mi piel erizandose.

—¡Qué linda es tu voz cuando comienzas a llenarte de deseo! Imagino que el tacto que haces es tan agradable que comienzas a excitarte.

Doppio se sentía algo apenado. No había experimentado algo así desde hacía mucho tiempo. Sus mejillas ardieron en un rojo intenso, su respiración comenzó tornarse irregular, comenzaba a excitarse. Para él esas sensaciones no eran comunes, así que disfrutaba mucho cada que ocurría.

—Me... Me da algo de vergüenza admitirlo, pero mis pezones están algo duros.

—Mierda, Doppio. Si te tuviera en frente mío te lamería esos lindos botones. Por favor, usa tus dedos y tócalos como te guste. Aunque claro, el placer que sentirás no será lo mismo que si fuera mi lengua sobre ellos.

El pecoso comenzó a tocar sus rosados pezones duros, era muy sensible pues con solo tocar y apretarlos suavemente era suficiente para causarle una erección.

—Nnnnhhhh, se siente delicioso...—el pecoso comenzó a soltar pequeños gemidos, los cuales calentaban al hombre al otro lado de la línea. Mr. Pink había escuchado millones de gemidos masculinos, pero hasta la fecha no le habían causado tal placer auditivo como los de su nuevo cliente.

—Tus gemidos me encantan. Tienen ese toque especial que es tan difícil de encontrar. Una mezcla entre placer puro que experimenta un alma solitaria y la inocencia de tu personalidad tranquila. A decir verdad he escuchado muchos de esos cantos de placer, pero los tuyos causan cierto cosquilleo en mi interior. Son tan hermosos...Vamos, no te contengas.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora