Alcohol

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Se sentaron en la pequeña mesita, Diavolo se puso a hojear el menú de bebidas, mientras Doppio solo se quedó sentado esperando. Miraba a su alrededor, ese viernes en el bar había mucha gente.

—¿Qué quieres tomar? No te limites, yo pagaré.—dijo Diavolo entregándole el menú de bebidas.

—Ehhh... Quizá solo una naranjada.—respondió.

—JAJAHA. Aquí no hay de eso. Mira hay diferentes tragos, ¿quizá un poco de ron?

—No me gusta.—jamás lo había probado y no le llamaba en lo más mínimo hacerlo.

—Quizá vodka. Aquí lo preparan bien.

—Suena muy rico... Pero no sé.

—Mira, quizá esto sea para ti.—el mayor señaló la imagen de aquella michelada preparada con gomitas.

—Oh, tiene dulces.–se emocionó un poco y recordó que ya había comido demasiados chocolates.—Es una lástima que ya haya comido tanto azúcar... Me dará una hiperglucemia o me saldrán caries...

—Bueno, ¿entonces qué quieres?

Doppio se quedó pensando un momento, hasta que al final decidió tomar lo mismo que Diavolo quisiera tomar.

—Lo que tú quieras está bien.—dijo finalmente.

—Bueno.—El chico que atendía se acercó a tomar el pedido, así el de rosados cabellos ordenó cerveza de lata para ambos.

Mientras esperaban, ninguno habló. Diavolo observaba al pecoso como quien mira el mar por primera vez. Por su parte, Doppio sentía que se encogía, no se acostumbraba a que él lo mirara siempre en esa forma.

—¿P-pasa algo?—preguntó al fin cortando el incómodo silencio.

—Me gusta verte. Tu cara se pone roja.

Efectivamente, el rostro de Doppio enrojeció tres veces más.

—Lo siento mucho. Pero es algo que no puedo evitar.—se rascó la oreja— Sólo me ocurre cuando tú estás cerca.

El mayor estuvo a punto de decirle un lindo cumplido empalagoso, pero sabía que no iba con él decir ese tipo de cosas así que solo lo guardó para él mismo en aquel baúl de cosas que le encantaban pero que nunca diría.

—Me alegra verte feliz.

—¿Qué?— ls ojos de Doppio se abrieron como platos al oír eso de forma tan repentina—¿Cómo que feliz?

—Cuando estás conmigo te veo sonreír a veces, lo no notaste pero esa pequeña curva en tu boca no se ha borrado desde que llegue a tu casa a buscarte.

El pecoso sacudió su cabeza negando de forma exagerada, hasta cierto punto él mismo tenía miedo de romperse el cuello.

–Que me veas sonriendo no necesariamente significa que esté feliz. A veces no sé cómo reaccionar a las cosas y yo solo sonrío como modo de defensa ante esas cosas.

—Qué extraño, pues pareces disfrutarlo.

–Muchas veces nada es lo que parece, Diavolo.—dijo con un tono más serio en su dulce voz masculina.

Al de rosados cabellos le causó una tremenda tristeza escuchar eso. Sentía que su propósito en ese momento era hacer feliz a ese pecoso deprimido, pero algunas veces creía que no podía hacer nada o que sus intentos eran inútiles. Le dolía escuchar a una persona tan bonita decir frases como "Soy un inútil", " Me odio", "Deseo morir", y más aún si esa persona era Doppio.

—Su orden, jóvenes.—el muchacho llegó con las cervezas y las dejó en la mesa.

—Bien, pues a lo que venimos.—Diavolo le dio un pequeño trago a su lata de cerveza fría.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora