—Hijo, siéntate.
—¿Qué ocurre?—Doppio estaba algo nervioso, hacía muchos años que no sentía esa sensación de culpabilidad que le causaba oír a su padre hablándole en ese tono.
—Quisiera hablar contigo, es sobre ese joven a quién has traído a la casa.
—Diavolo.—respondió Doppio al instante.
—Si, él. Quiero que sepas que esto no es un regaño. No es tu culpa, hijo mío, estoy seguro que aquel demonio te atrajo con su sensualidad al mundo del pecado y la perdición.
Doppio sintió una sensación desagradable recorrer cada uno de sus huesos, no soportaba oír a la gente juzgar así a su novio y le dolía más aún escuchar aquellas palabras viniendo de parte de su padre.
—Conozco a la gente de su clase, homosexuales, indecentes, pecaminosos. Lamento tanto que en tu camino tuvieras que encontrarte con una monstruosidad así. Querido hijo aún estás a tiempo de huir de él castigo eterno que te espera, el infierno te aguarda si continúas así, desviándose del camino del señor por culpa de esa tentación.
—¿Por qué? ¿Por qué lo odias?—preguntó Doppio por primera vez en su vida llorando lágrimas de rabia.—¿por qué eres así?
El sacerdote colocó su mano en el hombro de su hijo para calmarlo un poco, dicha acción no surtió el efecto deseado ya que Doppio la retiró empujándola a otro lado.
—Hijo, tú no lo entiendes. Estas cegado por el amor. Se nota a kilómetros la clase de persona que es. ¿Ves cómo viene vestido? ¿Cómo habla? Es un vil pecador, hijo mío. No se ve para nada como una persona de bien y por si fuera poco es homosexual.
—¿Y qué con eso?—la voz de Doppio se oía diferente, algo había cambiado. Estaba furioso.
—Te lo pido por favor...olvídate de él. Busca una buena mujer y continúa tu vida.
—No lo haré. Yo estoy enamorado de Diavolo, sin importar que haga, sin importar quién sea.–dijo.
—¿Acaso yo te eduqué así? ¿Qué te ha enseñado Dios?
—A amar al prójimo.—respondió Doppio.
Ante tal respuesta el sacerdote no pudo hacer más que golpear a Doppio con la Biblia que llevaba en las manos.
—¡COMPRÉNDELO, NO ESTÁ BIEN! ¿CÓMO CRECERÁ TRISH SIN UNA FIGURA MATERNA A SU LADO?
—¡Yo crecí sin madre! Necesité mucho de mamá, lo sé. Pero eso no me impidió ser una buena persona.—la nariz del pecoso sangraba a chorros, pero no le dolía, se había olvidado totalmente del dolor físico que le había producido aquel golpe con el libro sagrado para hacerlo entrar en razón.
—¿Quieres que tu hija se vuelva una prostituta? Porque ese es el único ejemplo que tendrá con ese hombre.—dijo el sacerdote haciendo que el estómago de Doppio se retorciera. Nunca en su vida había experimentado tal enojo, Doppio quería hacerle daño, pero aún lo respetaba, tanto que no se atrevió a ponerle una mano encima a pesar de que estaba muriendo por degollarlo.
—Diavolo no es así, es un hombre decente. Mira padre, respeto que seas un hombre de dios, pero lo que no te permitiré es que tu fanatismo enfermo te derrita el cerebro y te haga hablar así de el hombre que amo. No me importa lo que digas, no me importa lo que pienses, yo quiero a Diavolo y si al morir debo pagar por mi amor quemándome en el infierno por la eternidad, con gusto aceptaré mi condena.
—Has lo que quieras entonces. Yo te lo he advertido, pero si sigues con él olvídate de que tienes padre.—esa amenaza no le causó a Doppio el más mínimo de pendiente, después de todo cuando él necesito de su padre, aquel hombre nunca estuvo con él debido a su compromiso y sus responsabilidades con la iglesia.
—Es verdad, eres como el resto. Diavolo está para mí sin importar qué y tú me das la espalda por algo tan simple. Eres basura, como todos los demás.—al instante su mejilla sintió un gran dolor que se propagó por el resto de su pecosa cara, aquel golpe había sigo lo último que iba a poder soportar sin perder el control.
—Vete. Vete de aquí... Quiero que mañana a primera hora estés fuera de esta casa.—dijo el sacerdote.
Doppio lo miró con odio poniéndose la mano en la zona que le causaba dolor y solo asintió.
El pecoso salió de la habitación, estaba a nada de desmoronarse.
—Doppio, Trish ya se durmió... ¿Qué te pasa? —la sonrisa de Diavolo desapareció al instante al ver a su amado sobando su mejilla y con la nariz sangrando a montones. Un terrible dolor en su pecho se hizo presente al ver a Doppio caer de rodillas en el suelo mientras gritaba de dolor. Le dolía ver a su novio llorando sin control alguno. Lo había visto llorar antes, lo había visto caer en crisis, lo había visto intentando ahorcarse, pero ese llanto y desesperación eran distintos a lo que había visto anteriormente.
—Doppio...—su corazón se rompió. No podía más, fue junto a su amante y lo llevó a una habitación cercana de la casa, un pequeño cuarto de visitas. Sentó a Doppio en la cama y empezó a limpiar la sangre que salía de su nariz con un pañuelo.—Cariño, no llores así. Me lastima verte de ese modo, ¿ocurrió algo malo?
El pecoso no pudo responder, no paraba de llorar y ahogarse con la rara combinación de sangre, mocos y lágrimas.
—Mi lindo Doppio...—lo abrazó y el pecoso correspondió al instante, deshaciéndose, aquel abrazo lo había hecho llorar aún más fuerte, estaba consumiéndose en su dolor.—Cariño, todo estará bien.—en el fondo Diavolo sabía que no era del todo cierto ese "todo estará bien" pero necesitaba darle ánimo a su novio.
Hubo un punto en el cual el de rosados cabellos no pudo mas y terminó llorando al lado de su amante, lo hizo de forma discreta, pues no podía dejar que Doppio lo viera de esa forma, así lágrimas saladas y dolorosas escurrieron por su cara mientras abrazaba a con fuerza a aquel joven de cabellos violetas que lloraba sin parar.
Luego de algunos minutos, Diavolo logró controlarse. Más que nada, su estate gira fue reprimir sus sentimientos, no podía ayudar a Doppio si se encontraba hecho mierda también, así que se ocupó en tomar control de la situación de nuevo...
Capítulo doble porque odio mi vida y quiero morir pero es más divertido escribir estas madres en lo que espero la hora perfecta para suicidarme wuuu
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HotLine 【Doppio/Diavolo】
FanfictionDoppio tiene algunos problemas que le impiden seguir con su vida cotidiana, es entonces que un amigo le recomienda que hable sobre sus problemas en una línea de ayuda psicológica pero por error termina llamando a una línea erótica. Finalizada: 25...