Horny and drunk

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A Doppio no le importaron los riesgos que podía tener para su salud el comerse una caja entera de chocolates rellenos de licor, él solo sabía que tenía hambre y ganas de comer dulces, así que se comió todos los chocolates que quedaban.

—Espero que más tarde no me duela la barriga. Demonios, comí tanto que siento que reventaré.—sobó su barriga y definitivamente su estómago se había distendido. Además de eso comenzaba a sentirse extraño, su cabeza daba vueltas y le costaba mantenerse de pie sin sentir que se caía. Estaba demasiado ebrio, era algo nuevo para él pues nunca en su vida había bebido a tal grado de ponerse en ese estado.

Incluso le parecía gracioso, pues sentía su cuerpo ligero y fue incapaz de sentir dolor cuando cayó al piso al tropezarse con sus propios pies. Estaba tan perdido tan física y mentalmente que en vez de llorar de dolor (como comúnmente él lo haría). Comenzó a reír sin parar revolcándose en el piso.

—JAJAJAJA ¿ENTONCES ESTO ES SENTIRSE FELIZ? ME ENCANTA ESTAR ASÍ.

Doppio continuó un momento sentado en el piso observando su alrededor. Sabía que era su casa y que estaba en el piso y sabía que quizás estaba drogado, pero de cierto modo su cerebro interpretaba tal realidad de un modo distinto.

—Mierda, esto es genial.—dijo para sí mismo—Aunque sería más genial aún si no tuviera tantas ganas de ir a miar.—corrió al baño para satisfacer sus necesidades fisiológicas de vaciamiento vesical.

Aunque sus riñones se habían esforzado en filtrar todo ese alcohol, con una sola micción no le fue suficiente y el pobre Doppio aún estaba muy borracho.

Cuando salió del baño, sintió su cuerpo caliente, se estaba molestando pues la cosa que más odiaba el (después de si mismo) era el calor, odiaba las temperatura altas, el sol y el sudor. Así que decidió quitarse su suéter morado, sin embargo no le bastó y después de algunos minutos de desprendió también de sus pantalones quedando únicamente en ropa interior.

—Me estoy derritiendo, odio estar caliente.—se quejó mientras sacaba su teléfono del bolsillo de los pantalones que previamente se había quitado. No sabía por qué pero sintió la necesidad de llamar a Diavolo en ese instante.

Mientras esperaba a que éste le respondiera, su mente comenzó a viajar haciéndolo imaginar situaciones que naturalmente se encuentran ocultas en los más profundos y oscuros deseos de las personas. Y rápidamente la sangre comenzó a circular por sus arterias bulbares y dorsal del pene, produciéndole  así una erección.

—Demonios, este era el momento menos indicado para esto.—puso su mano sobre su miembro duro.

—¿Doppio? ¿Cómo estás? ¿Tienes una crisis?

Doppio gimió con suavidad, lo cual Diavolo lo tomó como señal de que algo muy raro estaba pasando.

—Ahhh, dime cosas sucias.—metió su mano bajo su ropa interior.

—Tu cocina, Trish cuando regresa de jugar, tus oídos, ehhh mira puedes llamarme cuando desees pero en este momento estoy en la calle. Si fuera por mí, te pondría caliente ahora mismo pero hay muchas personas aquí y alguien podría escuchar...

—NGHHH, sigue hablando. Me encanta que lo hagas.—Doppio no le presto la más mínima atención y solo se concentró en oírlo más no en escuchar lo que decía.

—No te muevas, iré a tu casa ahora mismo.—colgó.

Al oír que la línea estaba interrumpida debido a que Diavolo había colgado. El pecoso se molestó mucho.—Vaya servicio de mierda. Se supone que él me ayudaría y justo ahora es cuando más ayuda necesito.—soltó su pene y se dirigió a su sillón a acostarse un momento. Se sentía cansado, creía que dormir lo ayudaría.

En cuanto cerró los ojos cayó profundamente dormido, lo cual le ayudó bastante a bajar su estado. Durmió durante aproximadamente media hora, hasta que escuchó que alguien cocaba la puerta de su casa, entonces se levantó y se dirigió a abrir.

—¿Diavolo? ¿Qué haces aquí?—preguntó todavía soñoliento.

—No, la pregunta es ¿qué haces tú con la pija de fuera?—señaló entre sus piernas, Doppio se sintió avergonzado.

—Oh yo, no... Es que, verás, los chocolates y...

—Hey tranquilo. Estas alterado. Me llamaste en un momento inoportuno pues me dirigía por unos tragos al bar. ¿Te gustaría venir? Te ves bastante estresado. Te ayudará mucho tomarte una cerveza fría conmigo.

Doppio volvió a guardar su pene en sus calzoncillos.

—No lo sé, no acostumbro beber, ya sabes... Además ¿Quién cuidará de Trish?

—Podemos llevarla un rato con bruno y sus cuatro bendiciones, se lleva muy bien con los pequeños.—dijo Diavolo.

—No lo sé...

—Vamos, sólo será una vez, será divertido. Ya veras que te gustara mucho.

El pecoso aceptó, después de todo no podía negarle nada a ese hombre.

Fue a vestirse nuevamente y a traer a Trish, quien aún dormía pero ahora roncaba muy fuerte. Se dirigieron a casa de Mami Mafia y él con gusto aceptó cuidar nuevamente de la pequeña y adorable Trish.

Doppio aún se sentía desconfiado de acompañar a su amigo a dicho lugar, pero no podía decírselo.

—Llegamos. Aunque quiero preguntarte algo importante.–dijo Diavolo.

—¿De qué se trata? —preguntó Doppio mirando a su amigo con gran curiosidad.

—Espero NO vaya a incomodarte ni molestarte pero...¿De casualidad no traes tu identificación?

—Mi Identificación...—el menor busco en los bolsillos de su pantalón y encontró dicha credencial con su nombre y fotografía.—Si la traigo ¿por qué?

—Verás ehhh tú te ves muy... Te ves muy joven. Pareces un menor de edad. No te ofendas pero a veces es necesario, insisto en que te conservas bastante bien.

Doppio no dijo nada.

—Velo por el lado bueno. No cualquier hombre de veinticinco sigue pareciendo un jovencito de dieciocho.

—¡Cállate!

A Diavolo le parecía muy lindo aquel hombre, incluso enojado era bastante tierno.

–Bueno, necesitarás tu identificación para entrar así que te la a la mano.— se dirigieron a la entrada del bar entonces el cadenero después de revisar por más de un minuto la identificación de Doppio por fin lo dejó entrar sin quitarle los ojos de encima no un segundo.

El ambiente era muy relajado, las personas conversaban y bebían, todas distribuidas en pequeñas mesas redondas.

—Ven, pidamos algo.—Diavolo no sabía a dónde había llevado a su pecoso y tímido amigo...

Hola, aquí en medio de una crisis existencial (estoy publicando desde el camión que me trae desde cuautitlan Jajaha pinche rancho culero) espero les haya gustado, sigue siendo parte "introductoria" ya pronto se pondrá bien delicioso alBerga

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora