¿Te casarías conmigo?

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Durante el trayecto a casa nadie dijo nada, el silencio era incómodo entre ambos pues Doppio tenía la cabeza saturada de dudas y Diavolo tenía la cabeza llena de explicaciones. Cuando el taxi se detuvo frente a la casa de Diavolo, cada quien bajó de un lado distinto, pero los dos olvidaron algo importante. Se les olvidó que Trish iba sentada en medio de los dos.

—Oigan, se les olvida su bebé.—gritó el taxista con una voz chillona.

—¡Virgen Santa qué pendejo soy!—Doppio corrió de nuevo hacia el vehículo para llevarse a la nena quien ahora le miraba con odio.—Muchas gracias, no sé qué hubiera hecho si no nos hubiera avisado, de verdad ha salvado mi vida.

—Usted tiene una niña hermosa, me recuerda mucho a mi hermanita, por favor cuide de ella.—le dijo el joven conductor con una pequeña sonrisa.

—Gracias.—Doppio regresó junto con Diavolo con la bebé en brazos, estaba muy pensativo y distraído.

—Perdóname, iba a bajarla yo pero creía que la traías tu.—dijo Diavolo sintiéndose terriblemente apenado.

—No, no... Si la traía yo pero... Ahhh no me siento muy bien, estoy confundido. Todo lo de hoy fue tan rápido. Mis emociones están mezcladas, no sé exactamente cómo sentirme.—respondió Doppio.

—Tranquilo. Cuando te sientas así, solo dímelo, te haré sentir mejor.—dijo Diavolo mientras dejaba un apasionado beso en la boca de su ahora futuro esposo.

Entraron a la casa y en seguida Doppio se dirigió a la habitación de Trish para acostarla, la nena necesitaba dormir. No tardó mucho en que eso ocurriera pues ella cayó dormida a los pocos minutos de que el pecoso comenzara a arrullar a mientras le cantaba una dulce canción.

Luego de eso se dirigió a la habitación que compartía con Diavolo. Cerró la puerta y se dejó caer al duelo resbalando su espalda por la puerta hasta quedar sentado.

—¿Estás bien?—preguntó el otro y se acercó a él para acariciar su cabello violeta.

—No lo entiendo. ¿Qué significa esto?—señaló su dedo que portaba un brillante anillo dorado.

—Significa que te amo. Que eres el hombre de mi vida y que deseo estar contigo siempre, quiero vivir junto a ti lo que me queda de vida.—respondió el de largos cabellos rosados.

—Es que vaya, la forma en que me lo diste...

—Fue precipitado, lo sé.—se apresuró a explicar el mayor—Pensaba dártelo ahí... Ya sabes de una forma más romántica, arrodillarme y decirte "Vinegar, ¿te casarías conmigo?". Y ya sabes todo ese ritual cursi que seguro te habría encantado.

—No, para nada. Bueno si, si me hubiera gustado, pero no entre tanta gente.—dijo mientras el suave rubor rosado cubría sus pecosas mejillas.

—¿Así que no entre tanta gente entonces?–tomó la mano de Doppio y lo hizo estirar su dedito y con cuidado retiró el anillo.

—¿Qué vas a hacer?—dijo el pecoso, en seguida de su boquita salió una risita.

—Jeje, te lo pediré como se debe. ¿Sabes? es gracioso como hace rato me adelanté a decir que eras mi esposo, quizá ahora se te antoje rechazarme.—dijo Diavolo mientras se acomodaba un poco. Se levantó del suelo y e corrió hasta el otro extremo de la habitación, mientras Doppio continuó sentado en el suelo solo observando con una pequeña sonrisa lo que su novio estaba intentando hacer.—Bien, aquí voy.–caminó con paso firme y seguro y al llegar con Doppio se plantó frente a él, entonces se agachó hasta quedar a su altura.

Observo con detenimiento el hermoso rostro salpicado de pecas de su contrario y sin más dijo las palabras que el menor tanto estaba esperando.

—Doppio, ¿quieres casarte conmigo?—colocó el anillo en el dedo de su pecoso novio.

El corazón de Doppio dio un vuelco, sentía que en cualquier momento su músculo cardíaco saldría por su boca.

—N-No...—respondió intentando ponerse serio.

—¿NO?—Diavolo se sorprendió.

—NO PUEDO NEGARME, OBVIO QUE QUIERO CASARME CONTIGO.—respondió el pecoso a avalanzándose sobre su amante de cabellos largos para comérselo a besos.

Su pequeña boca dominaba el beso tan intenso, mientras que sus manos acariciaban los cabellos rosados de Diavolo, por su parte el otro solo se dejó llevar, le fascinaba la forma en que su novio saboreaba su boca, desde las suaves mordidas que repartía en su labio inferior hasta el suave roce producido entre sus lenguas.

Pronto sus respiraciones se volvieron agitadas pero no querían separarse.

—Te amo. —dijo el pecoso

–Y yo a ti, mi ángel. De verdad te adoro.—Diavolo volvió a besarlo y siguieron un rato ahí acostados en el piso besándose hasta que sus cuerpos pidieron más. Diavolo sintió la erección de Doppio frotarse conté él en un momento en qu levantó un poco su pierna.—Estas duro.—bajo su mano y acaricio el duro bulto en los pantalones de su pecoso.

—Si... Lo sé. Es algo bastante extraño pero me gusta. El solo hecho de besarte me pone muy caliente.—confesó el de pecas mientras iba quitándose las prendas que lo vestían.

—Oye ya te estás desvistiendo ¿tan impaciente estas?—preguntó Diavolo.

—Si. Me encanta hacerlo contigo. El sexo contigo es como tocar el cielo y es algo que me gusta, me gusta mucho.—terminó de desvestirse hasta quedar únicamente con ese curioso bikini de ranitas.

—¿Te gusta tanto?

—Me volví adicto.—dijo si más mientas se tumbaba en la cama con las piernas abiertas dejando a la vista su notoria erección.

—No desesperes, pronto te haré mío.—comenzó a despojarse de sus prendas hasta quedar completamente desnudo.

—No es necesario, yo ya soy todo tuyo.—levantó sus sus piernas y separó sus nalgas mostrando así su lindo ano.

Entonces Diavolo se recostó sobre su novio y se unió a él en un beso.

Ay no mamen me puse bien erizo, traigo dura la mazacuata jaja :(

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora