Chocolates

2.6K 300 299
                                    

En los días posteriores, Doppio había ocupado su tiempo libre en mejorar como persona, lo estaba logrando de a poco y con cada llamada o mensaje al teléfono personal de Diavolo daba un paso más en la recuperación de su autoestima.

Todo parecía ir bastante bien, sin embargo aún había recaídas, las cuales llevaban al pecoso a la pérdida del control total o a conductas destructivas sumamente dolorosas (las cuales de no ser controladas, podrían haberlo llevado a una muerte prematura).

Era viernes por la tarde y Doppio aún se encontraba trabajando en el café. Se encontraba detrás del mostrador ordenando los vasos desechables por tamaños, pues a veces se confundía.

—Buen trabajo por el día de hoy.—dijo el hombre rubio que vestía un elegante saco color lila.

—Señor Yoshikage.—Doppio se asustó y dejó caer algunos recipientes al suelo.

—Oh, no te preocupes, los levantaré en un momento. Por cierto, ya es hora de que vayas a casa, ya llegó el otro empleado.

—Si, señor. Creo que ya es hora... Yo iré a cambiarme el uniforme.—se quitó la gorra y el delantal.

—Espera un momento, debo darte tu pago. Además traje un regalo de mi último viaje para ti.—lo detuvo.

—Eh ¿un regalo para mi? Pero si no es mi cumpleaños. Tampoco es Navidad, estamos en pleno Marzo.—se puso a contar con los dedos los días que faltaban para su cumpleaños número veintiséis.

Kira soltó una pequeña risa elegante y acarició con suavidad el cabello de Doppio despeinándolo un poco.

—No es exactamente por esa razón. Lo que ocurre es que hasta ahora has sido el mejor empleado y estoy pensando en darte un aumento y como pensé que te gustarían, traje algunas cosas de mi viaje a Suiza.—Doppio no puso atención, no podía dejar de mirarlo y notar su impresionante parecido con David Bowie.—Espera un segundo.

El mayor se retiró a su oficina y minutos más tarde regresó con un sobre que contenía la paga de Doppio y su pago extra además de una caja de finos chocolates.

—Toma, aquí está tu pago y un extra. Y mira, son chocolates. Supe que te gustaban mucho los dulces así que cuando vi estos, no dudé en comprarlos para ti.—le entregó su paga y los chocolates. Doppio le devolvió una dulce sonrisa.

—Muchas gracias.

—No es nada. No dejes de traerme lindas manos... ¡Lindas clientas, perdón!—se alteró un poco—puedes irte.

—Claro. Nos vemos.—salió del establecimiento. Doppio se dirigió a su casa, pensando en que Kira era un buen hombre, muy amable y tranquilo, de dieta forma lo admiraba bastante. El pecoso revisó la caja de chocolates, notó que eran de buena calidad y parecían ser bastante costosos, aunque se resistió a la tentación de abrirlos y comérselos en el camino, prefería llegar a su casa a disfrutarlos con calma.

Al llegar a casa, notó que el chico que se encargaba de cuidarle a su bebé mientras él trabajaba, había hecho un buen trabajo, pues Trish ya había comido y ya la había bañado.

—Gracias por cuidar a Trish, Prosciutto.

"Cuál gracias, encuérate"—pensó el rubio—Es una niña encantadora. Es un placer para mí cuidar de ella, además se lleva bien con Pesci.

Ambos miraron a los niños jugar, Pesci se encontraba llorando el el piso mientras Trish le mordía una oreja y lo golpeaba.

—En fin, me debes quinientos.

—¿Qué? Normalmente solo me cobras doscientos cincuenta ¿por qué aumentaste al doble?

—Pues... Los niños requieren muchos cuidados... Pero no te preocupes, estoy dispuesto a aceptar otro tipo de pago.—se acercó al pecoso y con su mano izquierda lo tomó de la cintura mientras su diestra acarició suavemente su rostro pecoso.

—PUEDO PAGARTE, HOY ME DIERON UN AUMENTO.—dijo el menor casi gritando al sentirse asustado.

—De acuerdo.—dijo el otro un poco decepcionado pero no demostraba estarlo.

El pecoso abrió el sobre y le pagó a Prosciutto. Minutos después este se despidió y se fue, llevándose al pequeño Pesci a quien le sangraba la oreja.

—Ahhh, esperé bastante para este momento.—el pecoso abrió la caja de chocolates, eran muchísimos y olían delicioso, además de que se veían bastante lindos.

—Papá, das.—dijo la pequeña Trish al ver lo deliciosos que lucían los chocolates.

Doppio lo pensó un momento, pues los niños se ponían muy hiperactivos si les daban dulces y llegó a su cabeza ese diálogo de la película Matilda "Muy ricos para un niño".

—Papi, dameee.—insistió estirando su manita.

—AHHHH.—no quería compartir sus chocolates—Está bien, nena. Te daré uno, pero solo uno.—tomó un chocolate al azar y se lo dio.

La niña lo lamió un poco para después introducirlo en su boca, (solo lo lamia porque sus dientes eran aún muy pequeños).

—¿Está rico?—preguntó.

Tris asintió con la cabeza y siguió lamiendo su chocolate.

Doppio decidió entonces sentarse en su sillón a leer un cómic mientras comía sus chocolates. Apenas comió el primero y notó algo extraño.

—Caray... Está relleno. Es un poco amargo pero sabe muy bien.—los chocolates estaban rellenos con fino licor, pero como el joven no era alguien que tuviera el hábito de beber, le parecía desconocido el sabor. —Son tan ricos.

Continuó entonces con lo que estaba haciendo y en poco tiempo la caja se vació a la mitad. En un momento Doppio volteo la vista y vio a Trish tallar sus ojitos.

—Papi... tengo sueño.

—Iré a acostarte.—se levantó de su asiento y se sintió mareado, sus piernas perdieron un poco de fuerza y sus ojos se nublaron un poco, pero aun así logró cargar a Trish hasta su cuna y la tapó con su cobija de conejos. Inmediatamente la niña cerró los ojos y Doppio le dio un pequeño beso en la frente.

—Vaya chocolates... Me han caído mal.—se volvió a sentar y continuó comiendo chocolates pues tenía hambre y no tenía ganas de cocinar. Además de que desde hace días tenía un antojo terrible de algo dulce.

¿Qué pedo banda? Capítulo corto para este fin de semana. Tengo sueño y UN PUTERO de tarea pero tenía muchas perras ganas de publicar esto. Es posible que pronto veamos un Doppio intentando tomar el papel de seme, idk uwu (? Bueno, les mando un beso en el you know hasta luego.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora