Del odio al amor y visceversa

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—Si quieres hablar, no es necesario que nos encerremos así.—dijo Doppio al darse cuenta de que Naso había puesto el seguro.

—Claro que es necesario, pecoso.–respondió— Sería un caos si alguien te escucha gritar.—dijo mientras se acercaba a Doppio.

—¿Escucharme gritar? No entiendo de qué hablas...—Doppio sintió en su espalda el cálido toque de una de las manos de aquel hombre. En seguida se hizo a un lado para evitar sentirlo.

—¿Qué te pasa, Doppio? ¿Por qué te alteras tanto, eh? Desde que te conozco eres así.—dijo el pelirrosa menor con una voz suave pero a la vez aterradora para Doppio.

—Déjame en paz. Suficiente tuviste en el pasado con hacerme daño, humillarme y herirme. Dime ¿qué más quieres?

—¿Quieres que te diga que quiero?—preguntó adentrándose en los ojos ámbar del asustado pecoso—Oh, en realidad son muchas cosas las que debo pedirte. La principal, claro... ¡Que salgas de la vida de mi hermano!

-No lo haré. Ya arruinaste antes todo... ¿Por qué insistes tanto en hacerme la vida miserable?—Doppio comenzaba a perder el miedo, pero en cambio estaba comenzando a molestarse.

—Ahhh, porque quiero y puedo. Además tú siempre fuiste el que arruinó MI vida. Todos en el trabajo eran "Vinegar esto, Vinegar lo otro..." Eso me daba cólera, no lo soportaba. ¿Por qué tenías tú que ser siempre el centro de atención? ¿Por qué tenías que ser tu al que todos querían ayudar? ¿Por qué todos deseaban estar contigo siempre? Aghh, te odio tanto... —Naso tomó con fuerza a Doppio por el cuello, cortándole la respiración.

Doppio sintió mucho miedo al ver su vista nublarse al instante. En seguida Naso lo hizo caer de espaldas sobre su cama. La diferencia de fuerza era notable en ese momento. A pesar de ser de la misma altura, complexión, edad y estado nutricional, Solido Naso tenía mayor ventaja en cuanto a fuerza. Doppio era débil, por lo tanto sus intentos de soltarse eran inútiles.

—Suéltame, idiota.—dijo Doppio casi sin aliento cuando sintió su cuello ser liberado de las manos de su agresor.

Su petición obviamente fue ignorada por el otro pecoso, quien sin delicadeza alguna comenzó a quitarle la ropa.

—¡Déjame en paz! Cuando Diavolo se entere...

—¡Cuando Diavolo se entere! ¡JAJAJA! ¿Crees que vas a sobrevivir para contarle, maldita basura infeliz?—preguntó Naso con un tono divertido en su voz.

—Es la última vez...—ya se encontraba únicamente en ropa interior.

—¿Qué vas a hacer? ¿Qué no ves que me encantas? ¿No ves lo que siento por ti? ¿No caes en cuenta que quiero hacerte mío como sea?—El hermano menor de Diavolo se acercó a Doppio para besarlo. Doppio sintió mucho asco, pero no podía hacer nada, no podía defenderse pues estaba inmovilizado. Con Naso montado sobre él y sujetándolo fuerte de las muñecas no podía hacer absolutamente nada.

Doppio se sentía totalmente perdido, quería llorar y no se contuvo. Se sentía sucio, odiaba ser tocado de ese modo por alguien que no fuera su querido Diavolo.

—Veo que te ha gustado.—dijo Naso en cuanto se separó.

Doppio simplemente me miró con odio y le escupió en la cara.

—Maldita mierda.—Naso le dio un fuerte golpe en la cara a puño cerrado, de modo que la pecosa mejilla del menor quedó completamente roja.

—Déjame, por favor.—lloró.

—No lo haré, odio que los demás te adoren. Pero yo no puedo evitar sentir gran atracción hacia ti... Te odio pero te amo.—dijo Naso, parecía que ese hombre había perdido la cabeza.

—Estas loco...

—¿Y qué?—Sacó de la bolsa de su pantalón una cuerda delgada pero resistente. Entonces lo ató de manos y pies a la cama.

—¿Qué pretendes hacer?—preguntó Doppio más que asustado.

—Será tu fin, Doppio... No sé qué hacer primero... ¿Torturarte, follarte o mutilarte?

—¿Qué?—sus ojitos se llenaron de lágrimas al escuchar eso. Doppio era alguien que normalmente no sentía las mínimas ganas de vivir, que odiaba existir. Pero no quería que su vida acabará de ese modo.

—Mira, es nuevo.—sacó un pequeño bisturí.—Con mis conocimientos básicos puedo saber fácilmente en que zona de ti cuerpo cortar para hacer que pierdas mucha sangre al instante... Podría incluso cortarte tus tan lindos y delicados pezones rosados... Deseo destruirte... Pero antes creo que voy a divertirme un poco.—Naso tomó una de las velas aromáticas que adornaban la habitación, encendió esta y esperó a que se derritiera un poco. Mientras repartió húmedas y placenteras lamidas por todo el tórax de Doppio, causándole a este muchísimo asco.

Una vez que esta estuvo bastante derretida, comenzó a derramar la cera hirviendo sobre el delicado pecho blanco de Doppio.

–Ahhhh...—el menor lloró de dolor—Déjame por favor... No me hagas más daño, tengo una niña.

—No me importa esa estúpida niña. Y no, no te dejaré porque esto es algo que durante muchos años esperé.—siguió que,ando la suave piel de Doppio con aquel líquido hirviente, parecía disfrutar mucho con el dolor de el pequeño pecoso. No importaba cuanto suplicara Doppio por su vida, Naso parecía excitarse con los gestos de dolor que aparecían en la pecosa cara de Doppio.

Una vez que el pecho del menor quedó lleno de cera, Nado procedió a repartir besos por todos lados, sin embargo había un truco, podía besar a Doppio o podía herirlo con la navaja del bisturí.

En pocos minutos Doppio estaba ya cubierto de sangre, Naso había hecho un corte en su muñeca, en su ingle, en su de o meñique del pie derecho y había hecho un corte profundo (más bien lo apuñaló) en el flanco derecho.

Al ver la impresionante cantidad de sangre que salía de su cuerpo. Doppio se desmayó, pero duro pocos segundos cuando volvió, sentía que iba a morir, de modo que prefirió no gastar más sus energías resistiéndose y con la poca fuerza que aún quedaba en su cuerpo, se puso a rezar en su mente. Quería irse en paz, pidió a dios por su pequeña hija y por Diavolo.

Sin embargo el sonido de la voz de su amante llamando a la puerta de la habitación le devolvió la fuerza.

—¿Doppio? ¿Naso? ¿Están ahí?

Que pedo? Pinche escuela ya me tiene hasta la madre... De hecho faltare mañana. Pero les prometo que estoy dando mi mayor esfuerzo por sacar todas mis tareas y estudiar, estoy a dos semanas que se acabe este infierno, por favor recen por mi alma miserable.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora