Una sorpresa

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—¿Te he dicho que me encantas?—besó el cuello de Doppio.

–S-sí.—gimió el otro.

—¿Te he dicho que eres el hombre de mis sueños?–mordió una de las clavículas del pecoso.

—Ahhhh, si. Lo has dicho.— respondió Doppio.

–¿Te he dicho que te amo más que a nada en este mundo?–se acercó al pecho de su amante para atrapar con su lengua una de sus tetillas, la cual estaba notoriamente erecta y dura.

—Haaa... Ahhh... Si.—respondió Doppio mientras se retorcía de placer con la espalda pegada en la pared del cuarto de baño.

—Ahhh tengo unas terribles ganas de hacerte el amor aquí. Siempre he querido follarte en el baño, así como en las películas porno.

—¿Por qué no lo haces, eh?—el menor se dio la vuelta para recargar su pecho contra la fría pared del baño, dejando a la vista de su amante su espalda pecosa. Colocó sus manos en sus nalgas y las separó un poco mostrando así aquel orificio rosado.

El mayor solo acaricio una de sus nalgas y besó su hombro cubierto de pecas.

—No. No podemos hoy... Al menos no ahora. Se nos hará tarde.–dijo el de cabellos rosados.

—¿Tarde? ¿Tarde para qué?

—Oh, pinche chismoso. Espera, en su momento lo sabrás.—tomó la mano de su amante y juntos entraron a la regadera. Diavolo abrió la llave, dejando que el agua tomará una temperatura adecuada. Él solía tomar baños helados, mientras que su amado Doppio al ser un chico friolento prefería que el agua estuviera a una temperatura apta para pelar pollos.
Una vez que esta estuvo tibia, entraron juntos. Poco a poco sus cuerpos comenzaron a humedecerse con el delicioso líquido que caía de la regadera. Era algo muy agradable, incluso a Doppio le parecía divertido ver como el vapor se formaba.

Lo primero que hizo Diavolo fue tomar el champú y talló con gran esmero su rosada cabellera larga. En seguida hizo lo mismo con Doppio.

–Hey, yo puedo solo.—se quejó el menor.

—Claro que no, el otro día note que no te habías enjuagado bien el cabello así que es mi deber hacer esto, no quiero que se te reseque y tengas que cortarlo.

—Ohh ¿no te gustaría que lo cortara?

—No es eso. Es solo que te me haces jodidamente lindo con tu cabello hasta los hombros, es muy lindo, además esa trenza qué sueles hacerte le da un plus. Es bastante linda.—dijo el mayor mientras quitaba él excesos de jabón de la cabeza de su amante.

—¡Auch! ¡Arde! ¡Arde, su puta madre! Ahhh.— el pecoso se tallo ambos ojos con desesperación.

–Oh, mierda. Olvidé decirte que los cerraras.

—No te preocupes, fue un descuido mío. Es lógico que si no los cierras fuerte, te caerá jabón en los ojos y te arderán como la mierda... Pero es que de verdad le tengo muchísimo miedo al demonio del baño.

—Yo soy el demonio del baño.—respondió divertido Diavolo mientras enjabonaba la espalda pecosa de Doppio.

–No me asustes, por favor. En serio me dan mucho miedo esas cosas.—dijo seguido de una dulce risita.

Luego de bañarse, los dos se dirigieron a la habitación, donde se encontraba su ropa, debían cambiarse. Doppio se sorprendió al encontrar un hermoso traje color negro justo de su talla sobre la cama.

—¿Qué es esto?—preguntó al revisarlo.

—Es solo un pequeño obsequio de bienvenida, amor mío. Espero te guste.—dijo Diavolo mientras secaba su cuerpo.

—Es hermoso... Debiste gastar mucho en él.—dijo Doppio al ver el elevado precio que citaba la etiqueta.

–No es molestia para mí, lo mereces.—respondió el otro con una sonrisa–Por cierto, revisa debajo, también es un regalo para ti.

Doppio obedeció y encontró en la cama otro pequeño regalo. Se trataba de un envoltorio pequeño de color café con un listón dorado. Lo abrió con cuidado para no romper el delicado papel y se sonrojó hasta las orejas al ver que se trataban de un bikini de ranitas y una sensual tanga de mujer.

—¿Y esto? ¿Huh? ¿Es acaso una broma?—miró a su novio, quien ya estaba vestido y se veía realmente guapo, con un traje sastre muy elegante en color azul marino y una linda corbata de moño.

—¿No te gusta?—preguntó—Vamos, ponte el que quieras, de todos modos te lo arrancaré con los dientes.—Doppio se puso tres veces más rojo. Pero optó por el bikini con estampados de ranitas. Rápidamente terminó de vestirse y arreglarse, quedando igual de guapo que su amante.

—Te ves hermoso.–dijo Diavolo una vez que despegó la vista del espejo para verlo.

—¿Eso crees?

—Si, eres el más hermoso de todos.—dijo.

—Llamaré a Trish... Me siento irresponsable por haberla dejado sola.—dijo.

—Amor mío, no te preocupes, cuando salimos de el baño le eche in vistazo y se encontraba muy entretenida jugando con su muñeco.

—Oh, su oso de peluche. Si, no lo suelta. Puede pasar horas con él. A veces siento mucha envidia de ese osito.—confesó el hombre de las pecas. Se dirigió al cuarto de Trish y efectivamente, la niña estaba ocupada jugando con su oso de peluche.

—Oye... Tengo algo para ella también.—Diavolo le entregó un gancho del cual colgaba un pequeño vestido color menta.

—¡Es muy lindo!—dijo Doppio.

—¿Qué esperas? Cámbiala, se nos hará tarde.

—¿Para qué?

–Para salir, obviamente.—respondió Diavolo con una sonrisa, no pensaba soltar todo de una vez.

—Ahhh es imposible. Pero esta bien, me apuraré.—respondió el joven de pecas iniciando así el acto de cambiarle el vestido a su querida hija. Fue rápido pues en pocos minutos, la nena estaba lista. Se veía hermosa.

—Bien, vámonos. El auto nos espera.—dijo el mayor.

—¿Qué? Tú no tienes coche ni sabes conducir.

—No, pero pedí un Uber jaja.

—Oh, entonces está bien.—Doppio siguió a su amante hasta el exterior de la casa, a pocos metros se encontraba su transporte. Estaba nervioso, no sabía a dónde tenía planeado llevarlo su novio.

Actualización doble porque descuide mucho esta pendejada wuuu.

No mamen estoy en la sala de mi casa en calzones y los perros mosquitos ya me picaron las piernas :( me pica un chingo.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora