Especial de San Valentín

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El pecoso nuevamente se sentía nervioso y asustado, se encontraba entre los fuertes brazos de Diavolo y aunque se sentía de cierto modo protegido, no podía evitar alterarse pues todos en el lugar lo estaban mirando.

—¿Seguro que tu camarada podrá cuidar de Trish hasta tarde?—preguntó intentando distraer su mente de ese incomodo viaje en tren.

—Claro, confía en Bruno. Tiene cinco hijos, sabe mucho de niños y cosas así.—respondió el de rosados cabellos tomando con fuerza la sudorosa mano del pecoso.

Doppio tembló un poco, el rubor había cubierto su cara y no se atrevía a mirar a Diavolo de frente, era la primera vez que salían como pareja. Aún no se acostumbraba a las muestras de cariño en público y entraba en pánico cada vez que su novio lo besaba estando rodeados de personas.

—Por favor... Suéltame un poco, debo limpiar mi mano. Esta toda sudada.

—No hay problema, no me molesta.—entrecruzó los dedos con su mano sudorosa.

—¿No te da asco?

—Nada que viniera de ti me daría asco.—el tono seguro y varonil de su voz hizo que el corazón de Doppio diera un vuelco.

El pecoso se sonrojó y cubrió su cara ocultando la tierna expresión en su rostro.

—Me encantas, ¿lo sabías?

—No digas esas cosas. ¿Cómo podría gustarte alguien como yo?—preguntó.

—Pues así es. Me gustas demasiado.—le dio un pequeño beso en la frente. —¿Te gustaría que comprara un helado? Hay un puesto por allá donde venden unos muy buenos.—los ojos del menor brillaron y emocionado respondió con un rotundo "SI QUIERO"

Ambos se dirigieron al puesto, efectivamente los helados se veían deliciosos y en el menú había gran cantidad de sabores y combinaciones.

—Vamos, ve y pide lo que quieras, te esperaré aquí.—le dio algo de dinero para comprar su helado. Doppio se sintió apenado, él podía pagarlo, pero no quería rechazar lo que su novio le había dado.

Después de algunos minutos, el pecoso regresó con un gran cono de helado sabor chocolate, se había ensuciado un poco pero no se había dado cuenta. Al ver a su pareja a lo lejos, se acercó a él, pero antes de que pudiera hacer algo, una chica apareció y saludó a Diavolo muy alegre. La mujer era bastante hermosa, alta, bien arreglada y con el cabello muy hermoso. Por su parte, Diavolo correspondió a su saludo y comenzaron a conversar.

Doppio tuvo miedo de acercarse, solo lo miró a la distancia mientras sentía el helado derretirse y ensuciar sus manos. Había perdido las ganas de comer.

"¿Será posible que no me ame de verdad?"—aquella pregunta se metió en su cabeza como una bala. Mientras más observaba aquella escena, más dudas tenía. La chica se veía tan cómoda hablando con Diavolo, incluso a veces tenía contacto físico con él. Ella lo abrazó y a Diavolo no pareció molestarle.

El pecoso se sintió un poco triste, ¿y si solo lo estaba utilizando?, ¿y si en realidad no lo quería?, ¿qué tal si prefería a las chicas lindas en lugar de a él?

Cuando la chica se fue (después de unos largos veinte minutos) Doppio por fin se acercó a su novio.

—¿Por qué tardaste tanto?

No respondió.

—Bueno, vamos a mi casa, hay algo que quiero darte, ya sabes... Por lo que se celebra hoy.

—No. No quiero nada.

—¿qué te pasa? ¿Te sientes bien?—esa actitud tan repentinamente agresiva le causó preocupación al mayor.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora