Pecas peligrosas

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Llegó la hora de arribo del vuelo, los dos enamorados estaban apresurados. No querían llegar tarde y que el hermano de Diavolo se quedara esperándolos.

—Es bueno siempre llegar un poco antes. Pero no tiene sentido si él es el que se tarda en venir... Tengo hambre.

—Es tu culpa por venir sin tomar desayuno. Yo te pregunté si necesitabas algo.—contestó Diavolo de mal humor.

–Agh es que es diferente. Un "¿Necesitas algo, mi amor?" No es lo mismo que un "Doppio, ¿tienes hambre?", debiste preguntármelo bien. Ahora mi estómago ruge por comida y es tu culpa.—respondió Doppio poniéndose tan rojo como un gran tomate.

—Bien, bien. Después de recoger a mi hermano iremos a comer ¿está bien?

—Es lo menos que puedes hacer por mí. Yo tengo mucha hambre y al parecer no te importa verme sufrir por ello.—efectivamente la pareja estaba teniendo su primera discusión, como si fueran un matrimonio.

—Oigan, ¿qué es todo ese escándalo?— se acercó a ellos un hombre alto, de cabello rosado y corto, sus ojos eran de intenso color ámbar y parecía ser bastante joven. Aquel sujeto traía cargando un montón de maletas.

—¡Hermano! Déjame ayudarte.—Diavolo se apresuró a ayudarle a su hermano con todo su equipaje y Doppio no pudo hacer nada más que quedarse ahí paralizado. Ya había recordado todo.

Incómodos flashbacks de su antiguo trabajo en una línea de atención al cliente habían invadido su cabeza. Esa voz, ese cabello, esos ojos y sobre todo esos tatuajes... No había dudas, se trataba de él. Doppio sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral en un instante, el sudor frío comenzó aparecer en su frente y su nerviosismo alcanzó el pico máximo del día. Estaba seguro de algo: nada bueno pasaría estando cerca de aquel hombre.

—Hermano, tengo que presentarte a alguien importante para mí.—se apresuró a decir Diavolo. En seguida tomó la mano de Doppio y lo atrajo hacia su cuerpo.–Él es Doppio, mi novio. Con él voy a casarme.

Doppio sentía que se desmayaba, no soportaba sentir la mirada de Solido Naso sobre el, no otra vez.

—Qué pequeño es el mundo. ¿No es así, Vinegar?—cuestionó el pelirrosa acercándose peligrosamente al pecoso y fino rostro del menor. En ese momento Doppio quería llorar, pero se contuvo.

—S-Si ¿verdad?—contestó como un imbécil.

—¿Entonces ya se conocían? Vaya... Cuéntenme un poco, suena interesante.

Naso y Doppio se miraron con intensidad. Ninguno de los dos decidió hablar, no era conveniente que Diavolo supiera nada, si llegaba a enterarse probablemente perdería el respeto a ambos.

—Vamos, estoy esperando.—dijo.

–Es una larga historia.—dijo Doppio más serio que nunca.

—Y muy aburrida, por cierto.—complementó el otro.

—Esta bien... Pero por favor algún día cuéntenmelo.

—Claro, lo haremos.—respondió Naso y caminó en dirección a la salida. La pareja entonces lo siguió.

Después de la muerte de su amada Donatella, Doppio había encontrado un buen trabajo en la pequeña empresa donde el jefe de su área era aquel pelirrosa pecoso. La paga era buena y el trabajo no era difícil. El verdadero problema al que se enfrentaba Doppio era a lo pesado que era el ambiente laboral y lo terrible que era la relación con su jefe.

Sólido Naso, por su parte, era un hombre aparentemente bueno y atento con todos sus trabajadores. Con todos menos con el joven Doppio a quien siempre que tenía oportunidad terminaba cagando por cualquier cosa. Y no, no por atender mal a un cliente o por perder una llamada, eso era lo que menos le importaba. Él atacaba a Doppio sin razón, yendose siempre a criticar su persona, se burlaba de sus defectos t lo hacía sentir la peor basura del mundo, solo porque le tenía mucha envidia.

Con el tiempo Doppio se fue creyendo todo... Se metió poco a poco en el papel de inútil, de estúpido. Cada día que pasaba Doppio sentía que se volvía una maldita basura infeliz, de manera que poco a poco su desempeño laboral fue bajando al grado que por su culpa, hubo algunas pérdidas. Esto, como era de esperarse, hizo molestar a Naso. Quien en un arrebato de furia despidió a Doppio pero no solo eso, ya que al estar encerrados en la oficina era la oportunidad perfecta para terminar con él de una vez por todas. Desde aquel día Doppio no volvió a ser el mismo, había quedado destruido, su cuerpo sangraba y su espíritu lo había abandonado. Todo por celos injustificados, todo por el simple hecho de ser él mismo. Nunca se había metido con su jefe. Ambos terminaron mal, Doppio acabó cansado mentalmente y adolorido físicamente, mientras que Sólido Naso terminó con una flecha atravesada en su cuerpo. Si, Doppio había tomado el valor para defenderse con lo primero que había encontrado: una flecha dorada decorativa que se encontraba en la pared principal de la oficina de su jefe.

Larga historia, mal final y pésimo recuerdo compartían Doppio y el hermano de Diavolo.

—Doppio, recordé que tenías hambre. ¿Vamos a comer?—Diavolo le dio un abrazo. Al instante Doppio observó en los ojos de Naso encenderse ese fuego asesino de la última vez.

—No... No quiero comer.—mintió. En seguida su estómago volvió a rugir cual león. Necesitaba alimentarse.

—Mejor vamos a comer algo antes de ir a casa.—Entonces Diavolo llevó a Doppio y a su hermano a un restaurante de comida japonesa.

—¿Es en serio, Diavolo?—preguntó su hermano.

—Pues... Mi novio tenía antojos de comer salmón desde hace casi una semana. Lo recordé y no puedo dejar a mi pecoso con ganas de comer eso.–respondió.

Doppio por su parte se sonrojó y bajó la cabeza para mirar sus propios pies. Estaba avergonzado pero en el fondo amaba cuando Diavolo le hacía esos pequeños detalles.

—Bien, no importa en realidad.—respondió Naso.

Los tres se sentaron a la mesa y Diavolo pidió lo que Doppio comería. El hermano de Diavolo notó eso y al instante empezó a hacer lo que mejor le salía, atacar a Doppio con malos comentarios.

Hola lamento haber tardado tanto. No me he sentido bien y la escuela absorbió mi vida.

Espero les guste esta parte, la meto para llenar un hueco que encontré al releer este pedo.
pd. No se preocupen, si se van a casar xdxdxd

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora