Confesión

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Esa noche iba a ser su primera noche juntos. Claro después de no haberse visto por mucho tiempo.

Diavolo ya estaba acostado, se había tapado muy bien pues hacía bastante frío.

—¿Qué tanto haces? Ven a dormir, Doppio.

—Ya voy, me estoy cambiando.—respondió el pecoso desde el baño.

—Por mí no hay problema si duermes sin ropa.—respondió el mayor. Se escuchó la risa de Doppio. Minutos después, el pecoso regresaba a la habitación, llevaba puesta una camiseta que le quedaba enorme y traía sus clásicos bóxers negros con el resorte gastado.

—Ya regrese.–anunció y se acostó al lado de Diavolo. No pudo resistir mucho, al sentir el calor de su novio lo abrazo—Muchas noches llore en soledad... Extrañándote. Abrazaba mi cuerpo cuando tenía miedo, pero no es lo mismo pues en tus brazos me siento seguro y no tengo más temor.—quería llorar.

–Cariño, conmigo a tu lado no volverás a tener miedo. Te abrazaré fuerte cada noche hasta el día que muera.—dijo el de cabellos largos y le dio un beso en la frente a su querido novio solo para hacerlo sonrojarse mucho.

Después de un rato tratando de dormir, Doppio sintió la mano de Diavolo agarrándole una nalga.

—¿Diavolo?—preguntó medio dormido.

–Dime.—respondió el otro.

—¿Quieres hacer el frutifantástico?

—¿Qué?

—El uno dos uno dos...

—Si no me hablas claro no te entenderé.—le acarició con suavidad bajo la ropa interior causándole un gemido ahogado por la almohada.

–Hazme el amor ahora.—ordenó el pecoso.

—Por supuesto. Ya me estaba contando de esperar.

En un rápido movimiento, Diavolo se posicionó sobre Doppio y logró inmovilizarlo, sujetándolo fuerte de las muñecas.

—Ahhh...—Doppio sintió el gran paquete de su novio frotarse sobre el suyo, ambos lo deseaban.

—¿Quieres que sea duro o prefieres algo romántico?

—Ambos.—respondió Doppio.

Entonces Diavolo empezó a besarle el cuello, sabía que eso lo excitaba mucho.

—Ahhh... Risotto...Nhhh. ¡Mierda!—abrió los ojos de golpe y empujó a Diavolo, cortando de forma súbita aquel delicioso juego previo.

—¿Qué tiene que ver el chichis aquí?—preguntó Diavolo molesto.

—Es que yo...—Doppio sintió que se asfixiaba y que su vista se nublaba en el instante en que Diavolo lo agarró por el cuello. Nunca lo había visto tan molesto.—No respi...por favor sue...lta me.

—Habla, ¿qué ocurrió cuando yo no estuve en casa? ¿Acaso te molestó? ¿Te violó?

Los ojitos de Doppio se llenaron de lágrimas, él pensaba guardar el secreto para siempre pero pensó que era el momento perfecto para decir lo que tanto lo lastimaba.

HotLine 【Doppio/Diavolo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora