Cuatro años...
Cuatro largos años habían transcurrido, muchas cosas habían pasado para entonces, a unos les fue bien, a otros les fue mal, pero para Diavolo aquel periodo había sido una escala de grises, no todo era blanco, no todo era negro. Las cosas marchaban cómo debían y eso era lo único con lo que el pelirrosa quería quedarse. Había por fin terminado sus estudios satisfactoriamente, y ahora sí, era todo un licenciado. Se sintió feliz al recibir sus documentos, aquellos papeles lo acreditaban como un psicólogo recién egresado de la universidad, estaba que no cabía de la emoción, sin embargo no tenía con quién compartir su gran logro en ese momento. Todos sus amigos se habían ido a festejar sus propios méritos por su cuenta y parecía que se habían olvidado del hombre del labial morado.
Encendió su teléfono y vio la hora, aun era temprano, su vuelo de vuelta a Italia saldría en dos horas. Tenía el tiempo suficiente para despedirse de todos antes de volver. El problema es que estaba preocupado, no sabía con qué cara iba a volver, ¿qué explicación le iba a dar a Doppio? Obviamente no podía decirle directamente. "Estorbabas en mi vida académica, así que decidí no volver a llamarte porque eras una gran distracción". Eso era la verdad, pero Diavolo no era tan cruel para decírselo (quizá con otros si, pero con Doppio jamás).
Se sentó sobre una roca, en el camino cercano a la carretera, solo para observar el mar a lo lejos y pensar las cosas. Estaba seguro que quería regresar, su casa y su familia se encontraban allá. Pero ya no estaba totalmente seguro de que según siéndolo.
—Doppio mío... No sé qué haré al tenerte nuevamente frente a mí. ¿Cómo voy a explicártelo? ¿Podrás perdonarme?—el de cabellos rosados se perdía en sus pensamientos, nunca había sentido tan presente la típica frase de "¿qué procede?" Hasta ese día.
Así que se fue solo a festejar. Algo sencillo, un vino en las rocas acompañado de una revista de chismes, nada mal para celebrar que ya era un licenciado. De pronto a su cabeza llego una idea un tanto descabellada. Rápidamente tomó su teléfono y tecleó el número de su amante (si, Diavolo se sabía de memoria el número telefónico de Doppio).
Sin embargo esta vez fueron inútiles, posiblemente el pecoso había cambiado de numero, quizá extravío su teléfono, muchas eran las posibilidades.
—Demonios, si no encuentro como avisarle, se asustará mucho cuando me vea llegar a casa. Y después de tanto tiempo, quizá no quiera volver a dirigirme la palabra.
Mientras tanto, en Nápoles las cosas habían cambiado bastante también, poco a poco la vida de Doppio pasó de ser blanco y negro a color, todo gracias a su preciosa hija, quien ya había crecido mucho.
–Papi, ya llegue de la escuela.—la pequeña Trish corrió desde donde la dejo el autobús de la escuela hasta la entrada de su casa para ser recibida por los brazos de su padre.
—¿Cómo te fue?—preguntó Doppio mientras acariciaba su rosada cabellera.
—Muy bien.—respondió con una sonrisa—¿Hoy habrá consultas?
—No, cariño. Hoy es el día de descanso de papá, así que tenemos todo el día para jugar ¿te parece bien?—a pesar de que el tiempo había pasado, Doppio aún conservaba esa dulce actitud de niño pequeño.
–¡Si! Muy bien, yo quiero jugar.—dijo Trish muy emocionada.
—Bien. Pero primero recuerda que debemos hacer la tarea ¿si?
—Pero si no me dejaron.—respondió la niña.
—Bueno, entonces está bien. Si quieres quédate aquí en el patio, el día está hermoso. Terminaré de preparar la comida y en seguida saldré a jugar contigo. Recuerda no hablar con extraños y cualquier cosa solo grita fuerte, vuelvo en unos minutos.
—Si papito, aquí te espero.—respondió Trish. Dejó su abrigo y su mochila a un lado y se sentó en el césped a jugar con su muñeco. Doppio no había mentido, era un día hermoso, perfecto para jugar en el pasto (claramente sin ensuciarse tanto, ya que a Trish le molestaba mucho ensuciarse).
La niña se la pasó un buen rato jugando con su muñeco, sin embargo en un momento se sintió extraña. Sintió que era observada pero no sabía de dónde provenía, sentía la mirada de alguien sobre ella. Se asustó mucho así que decidió moverse a un lugar más cercano a la puerta de la casa.
Sus ojos se abrieron como platos al ver a un hombre de cabellera rosada acercándose a ella. No lo conocía, pero sentía que ya lo había visto alguna vez. Miró con atención y lentamente su expresión de miedo cambio a una hermosa cara de alegría.
—¡Papi!—Trish corrió hacía él y Diavolo la recibió con un fuerte abrazo. Había prometido no llorar, pero diablos, era difícil no hacerlo en ese momento.
—Te extrañe mucho, ¿por qué nunca viniste a vernos?—los ojitos de Trish estaban llenándose de lágrimas.
—Tuve algunos problemas, no pude venir...
—¿Durante tanto tiempo?
–Es complicado. Pero ya estoy de vuelta. Me da mucho gusto verte de nuevo.—le dio un beso en la frente.
—Trish, los sándwiches están listos. Los comeremos... Waaahhh.—a Doppio se le cayó la charola con sándwiches de pepino que llevaba en las manos.
—Doppio...—Diavolo se acercó a él.
—¡Aléjate de mi hija!—Doppio se lanzó sobre él y empezó a agredirlo con la charola de metal.
—Papi bonito, detente. Lo lastimas.—le pidió Trish.
—¿Qué te he dicho de hablar con extraños?
—Mi lindo Doppio...—dijo el otro mientras limpiaba la sangre que salía de su nariz.
Al escuchar esas palabras Doppio sintió su cuerpo llenarse de mariposas. ¿Era un sueño? ¿Una ilusión?
Se acercó al hombre de largos cabellos rosados y al cruzar miradas supo que no era un producto de su imaginación como la había sido tantas veces, que esta vez se trataba de algo real.
—Diavolo...—dijo en voz baja
—Estoy de vuelta.—respondió el otro.
—Aún te brillan los ojos.—dijo Doppio con emoción.
—Y a ti mi dulce Doppio, te siguen temblando las piernas como aquella primera vez.
Doppio estaba que no cabía de felicidad, después de muchos años de espera, Diavolo había vuelto.
A la berga, voy a segur estudiando, deséenme suerte para mi examen de mañana. Ya lo vi, está tan perro que creo que me va a morder xd
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HotLine 【Doppio/Diavolo】
FanfictionDoppio tiene algunos problemas que le impiden seguir con su vida cotidiana, es entonces que un amigo le recomienda que hable sobre sus problemas en una línea de ayuda psicológica pero por error termina llamando a una línea erótica. Finalizada: 25...