☾14: El secreto del lobo.

1.3K 142 1
                                    




La cabeza me daba vueltas y no tenía idea de dónde debería centrar mi atención.

Por un lado, tenía a Viktor sujetándome contra él y tensándose nuevamente, listo para atacar en caso de ser necesario; aunque desconocía si el efecto de mi sangre había cedido por completo. Por otro tenía a JJ tanteando la situación y paseando la mirada entre Viktor y yo, quedándose conmigo y sonriendo como si se contara un chiste muy divertido.

Tenía a Pichit a unos metros, malherido y en riesgo de entrar en shock.

Y eso era solamente una parte de todo el problema.

Quedaba el hecho de que estábamos en una zona donde aún quedaban carnívoros sueltos, otros atrapados que reaccionaban desesperados al olor creciente al celo de un herbívoro (yo) y que eso los guiaba al lugar donde muchas personas intentaban resguardarse.

En cuestión de segundos los soldados fueron superados en número por los Tigres Blancos que se agregaban
emergiendo en la oscuridad de la noche.
Extrañamente, no se veían interesados en alimentarse con los sobrevivientes, si no en limitar a los pacificadores y soltar a aquellos que
habían sido atrapados.

—Creo que no entendiste. Yo te daba una paliza y en mi infinita misericordia te dejaba largarte herido pero con vida y tú no te acercabas a Yuri nunca más. ¿Debería dejarte
ciego, JJ?

—Viktor—llamé intentando tranquilizarle. No quería verlo
descontrolado de nuevo—. Ya no quiero verte alterado. Ese no es mi Viktor. No entres en su juego.

Lanzó una mirada hacia JJ, dejándole en claro que si se contenía era porque yo se lo había pedido.

De repente, vi a Chris aparecer tras de
él y clavar algo en su cuello. Viktor me soltó para quitarse el dardo y en solo unos segundos caía sobre sus rodillas, debilitándose poco a poco.

—¡Viktor!

—Acónito —dijo Chris— la planta "matalobos". Sospechamos que podría servir en Viktor. Es bueno confirmar que sí. No te preocupes, no morirá. Pero va a portarse bien por unos minutos.

Arrodillándome, me apresuré a acomodar la cabeza de Viktor sobre mis piernas e inclinarme en un intento de protegerlo.

JJ empezó a reírse, aumentando el volumen de su risa con cada segundo.

—¡Qué tiernos! —dijo burlón. Llevó una mano hacia su chaqueta y sacó algo como un gotero—. ¿Sabes lo que es esto, Yuri? Oh, claro que lo sabes, pero no lo recuerdas.

¿Qué tal tú, Viktor?

Viktor entrecerró los ojos estudiando el cuentagotas.

Apenas podía moverse.

—Verás, sucedía algo interesante con los Lobos Siberianos. Compartían las características propias de mi especie como los sentidos agudizados además de una fuerza y resistencia sobrehumanas, pero también poseían unas cuantas características interesantes, entre ellas una gran capacidad de regeneración... —echó una gota del suero en el vacío ocular que tenía reacomodando el ojo en ella. Al retirar la mano, éste se hallaba completamente reestablecido—. Pero no lo es todo. También queda la transferencia de dolor y el sello de los recuerdos.

—¿Recuerdos? —pregunté. Viktor tragó en seco, se veía profundamente preocupado, como si hubiese algo de por medio.

—Así es. Y tu memoria ha sido sellada por tu amado esposo, Yuri. Oh, seguro no lo recuerdas. Tú y él estaban
casados, eran tan enfermizamente tiernos. El lobo que se enamora de su alimento, de un adorable cerdito rechazado por su propia especie, traicionando a la suya y a sus raíces
por él. ¿En verdad no lo recuerdas, Yuri?

HUNTER OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora