Desperté escuchando el sonido de la ducha encendida y a Phichit tarareando en la regadera. Mi primer impulso fue moverme, pero en cuando tensé los músculos sentí las filosas garras de Yuri clavándose en mi costado. No me lastimaba, pero estaba advirtiéndole a su fuente de calor que no se moviera de su lado.
Al salir de la ducha, con una toalla blanca envuelta en la cintura, Phichit se quedó parado en la puerta mirándonos, expectante. Sabía que disfrutaba de ese cuadro, claro que lo sabía y muy bien.
-Yura...-susurré inútilmente al chiquillo en un reflejo de timidez. No era algo común en mí que guardase cercanía con alguien y Yuri Plisetsky estaba cambiando mi forma de ser más de lo debido-. Oye, despierta.
Intenté moverme y clavó sus garras contra mi abdomen, rasgando la camiseta que usaba como pijama. Phichit contuvo la risa tras de la mano que tenía cubriéndole los labios.
-Genial. Me quedé sin pijama.
-No te enojes con el gatito.
-No me enojo. No puedo aunque quiera.
Vi los ojos color esmeralda entreabrirse con lentitud y pereza. Bostezó ampliamente y tembló para desperezarse.-Voy a tomar un baño.
-¿Es necesario? -preguntó.
-Claro que lo es.Gruñendo molesto, soltó lo que quedaba de mi camiseta dejando el rastro de sus garras en tres líneas paralelas.
Al pasar al lado de Phichit, le di un suave golpe en el hombro antes de entrar al baño. Sobándose el hombro, enfiló hacia la cama donde su mochila reposaba.
Tomé un baño rápido con agua caliente. Por lo general ocupaba el agua fría, pero si me atrevía a regresar al lado de Yuri con la piel fría, estaba seguro de que mi camiseta no sería la única cosa que él arañaría.
Caí en cuenta de lo que pensaba. ¿Por qué pensaba más en lo que él sentiría que en lo que yo hacía por costumbre? Y bueno, tenía la respuesta. La tenía, lo sabía; yo le quería, me gustaba y solo me importaba que él se sintiese cómodo a mi lado. Si lo lograba, él no se iría.
Sí, tenía un tema con el abandono que no había cerrado en años y no sucedería ahora.Al terminar, salí de la ducha y empecé a secarme con la toalla. Fue entonces que le escuché hablar con Phichit. Agh, estaba seguro de que no tardaría en molestarlo con ese asunto.
No fue así... y de hecho hubiese deseado no escucharlos. Phichit ya no tenía ese tono juguetón que lo caracterizaba.
Estaba hablando seriamente con él.
-Necesito que me digas cómo es él -decía.
"¿Quién?"
-Ya han debido decírtelo muchas veces. ¿Acaso ustedes no tienen registros sobre nosotros? ¿Específicamente sobre los Tigres Blancos?
-Los tenemos, pero no confío en ellos. Según esos reportes, Viktor es un cazador de tipo D, un psicópata genocida de dos metros, cien kilos de puro músculo, colmillos más grandes que los de un tigre dientes de sable, ojos rojos y albino. ¡Viktor no es albino!
-¿Te preocupa más eso que el que sea clasificado como un cazador de tipo D? -sabía que Yuri se había llevado una mano hacia el rostro. De forma repentina, su tono bajó como si confesara algo-. Mira, no hay mucho que pueda decirte sobre Jean Jacques Leroy.
-Lo describen como un joven que no llega a la adultez, piel bronceada, ojos claros y el alfa más peligroso de su especie.
-Error, él quiere que crean eso -dijo Yuri-. Él en principio, es un beta. Fue por eso que dejé que se acercara a mí. También ese fue mi error. Solo quería mi sangre y una vez que logró estabilizarse como un alfa, yo ya no le servía.