❄57: Wolfsong.

523 59 11
                                    

Recuerdos..





—Yuri... —apenas pude pronunciar sintiendo cómo el terror invadía cada célula de mi cuerpo, viajando por cada vaso sanguíneo y alojándose en mi corazón para destruirlo con un cóctel de miedo, incertidumbre y desesperanza.

—No te preocupes, estoy cuidando bien de tus amores —dijo de una forma que Yuri percibiría como buena pero yo entendía como el acto más cínico y mentiroso del mundo.

—No lo toques... —pedí, rogué, casi lloré. No podía gritar, temía por lo que pudiese hacerle a mi familia y alterarme era la peor opción—. Por favor, no los lastimes.

Sentía mis pulmones colapsar dentro de mi caja torácica mientras una horrible sensación de asfixia me invadía de forma lenta, como una serpiente que reptaba en mis arterias
llenando de veneno cada rincón de mi cuerpo.

Mi cuerpo entero temblaba y sentía como mi respiración era pesada, la ansiedad de pensar en lo que ese demonio podría hacerle a mi familia me consumía, mis ojos ardían, trataba
de reprimir gritos, un fuego interno, producto de la adrenalina consumía mis entrañas y un frio fúnebre se
apoderaba de mi piel.

Tenía miedo.

No, no era eso.

Estaba profundamente aterrado, nunca en mi vida había sentido un temor que siquiera le llegase a los talones a este.

El miedo a perderlo todo.

Y lo peor es que ya era una posibilidad, quizás parte de mi realidad.

—Te espero donde todo empezó —dijo—. Un consejo: debes elegir bien, Viktor.

Colgó.

El sonido intermitente de la llamada cortada retumbó en mi cabeza como el tic tac de un reloj que corría y no podía detener de ninguna manera.

Corrí hacia la salida, pero en ese momento mi mente era mi peor enemigo.

Imaginaba a Iosif colgando el teléfono y mirando a Yuri antes de atacarlo. O peor aún, prometiéndole seguridad a su lado para luego torturarlo.

La horrenda imagen del antiguo chofer y el padre de Chris se vinieron a la mente, y por unos fatídicos segundos su rostro se convirtió en el de Yuri, acostado en nuestra cama,
lleno de sangre y con los ojos sin vida y junto a él nuestro cachorro llorando.

No, debía alejar esas imágenes de mi mente. Debía pensar en salvarlos y nada más que eso.

Al salir del conglomerado de apartamentos pude ver un camión cargado de pacificadores en la puerta recogiendo a sus compañeros que vivían en los otros apartamentos e
impidiendo el paso de los demás habitantes, ordenándoles que regresaran a resguardarse.

—¿Qué pasa aquí? —pregunté al que parecía ser el encargado principal y guardaba la lista de soltados.

—El Alto Mando de los Pacificadores determinó un toque de queda —explicó sujetando un rifle y con clara
preocupación—. La ciudad Número 4 está siendo invadida por un número extremadamente alto de carnívoros que extrañamente poseen las cualidades de los cazadores de tipo
D. Es algo que nunca antes hemos visto considerando que en nuestros registros solo tenemos tres.

—¿Ciudad número 4? —reaccioné—. Es la ciudad donde se encuentra la familia Plisetsky...

—Así es. Enviamos refuerzos aunque Nikolai nunca quiso permitirnos el paso. De cualquier modo, los carnívoros que rodearon la ciudad son pocos comparados con los que
tienen dentro. Los carnívoros que la habitaban fueron los primeros en atacar. Empezaron anoche pero de una forma silenciosa.

HUNTER OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora