😾Kotik 14

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Tardé un minuto entero intentando procesar sus palabras.

A él le tomó mucho menos entender el peso de lo que había dicho en un arranque de desesperación, rabia, impaciencia o los tres juntos.

Aún temblaba y mantenía las manos apretadas a ambos lados de su cuerpo, crispando los puños y alternando su mirada entre el suelo y mi persona. Estaba frustrado, sé que él también esperaba una reacción mía, la que fuera pero, ¿cómo podía reaccionar cuando incluso yo estaba peleando con mi corazón?

En mi mente, sus palabras corrían de un lado a otro en todas las direcciones. Simplemente, no podía creerlo. De nuevo, fijé toda mi atención en él. Estábamos tan cerca que podía ver con claridad cómo los cabellos rubios caían en cascada sobre su rostro. Fuese por la timidez o el arrepentimiento, él se mantenía cabizbajo.

-Di algo, idiota -ordenó en un murmullo, como si pudiese quebrarse. Entendí que a él le incomodaba la idea de que yo fuese indiferente.

No, indiferencia era lo último que podía definir lo que sentía cuando estaba junto a él; pero en esos instantes estaba simplemente en blanco. Nada de lo que pudiese decirle expresaría a cabalidad los sentimientos que me embargaban en ese instante.

En medio de todo el trance en el que me mantenía, por algún motivo desconocido para mí, noté aún más el temblor de su cuerpo y su piel erizarse por el frío ambiente. Mi primer impulso consistió en olvidar todo lo que fuese que estuviera pensando en relación a él y levantarle en brazos para llevarlo en dirección del lugar donde acampábamos. Era ligero y me gustaba ser consciente de su grácil figura así como de su precioso rostro.

-O-oye...-reclamó enrojeciendo aún mas.

Entré con él en la carpa, dejándolo confundido sobre la bolsa para dormir que tenía y la cobija que Phichit nos había dejado.

Luego de cubrirlo, me recosté a su lado y poco a poco recuperé la conciencia del presente y de lo que estaba haciendo. Mi instinto de alfa había hablado: él estaba incluso antes que yo, quería cuidarle.
Era algo muy fuerte en los alfas, incluso más que nuestro deseo de reproducirnos. Una vez que encontrábamos un omega deseábamos, incluso por sobre nosotros mismos, protegerlo del mundo. Creía que esa característica era muy propia de mi especie, pero luego recordé a Viktor Nikiforov y todo lo que Yuri me había dicho sobre él.

Un carnívoro que contenía sus impulsos por alguien a quien amaba. Ese alguien lo aferraba a la cordura y evitaba que se perdiera a sí mismo incluso en las situaciones más complicadas. Y por otro lado, estaba yo, liberando emociones y sentimientos que creía imposibles en mí, todo gracias a ese gatito.

Regresé la conciencia en el instante en el que le escuché ronronear.

Él no podía contenerlo y eso parecía molestarle y verlo alternar entre ronroneos y gruñidos solo me enternecía más y disparaba mi pulso.
Estábamos cerca, muy cerca. Había puesto mi brazo tras de su cabeza a modo de almohada y el otro cruzaba su pecho.

-Es suficiente con que seas tú -confesé en un murmullo, llevando mi mano hacia su rostro.

-¿Uh?

-Dijiste que no sabes cómo debes reaccionar. Para mí, es más que suficiente con que seas tú, Yura.

Deslicé el dedo pulgar sobre sus labios en una caricia y él cerró los ojos dejando un beso en él. Continué apartando los rubios cabellos de su rostro permitiendo que su belleza me deslumbrase. Esperó unos segundos antes de separar los párpados con lentitud y fijar su mirada intensa en mí, su mensaje era claro.

Más que cualquier cosa que él pudiese decir o yo callara, cuando nos miramos esa noche entendimos que algo muy profundo e ininteligible para nosotros nos unía.

HUNTER OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora