☾13: El deseo del lobo.

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Tener a un aproximado de veinte sujetos armados rodeando y apuntando a Viktor era un escenario para nada alentador.

Ellos no sabían cómo era él ni mucho menos les importaba.

Para ellos, Viktor era un peligroso genocida, una amenaza para todas las especies.

Por un lado, sabía que un mínimo movimiento suyo o de los
pacificadores armados podría terminar en algo terrible, pero por otro me sentía aliviado de saber que Viktor estaba con vida, solo faltaba saber si estaba herido.

Avancé lentamente hacia él, Pichit me detuvo atrapando mi muñeca con fuerza.

—¿Qué haces, Yuri? ¡No se te ocurra acercarte! —exclamó preocupado—. Ahora mismo, Viktor no es el Viktor que conoces. ¡En ese estado podría llegar a matarte!

Entendía su  preocupación. Si de por sí los carnívoros resultaban muy agresivos y difíciles de controlar, era obvio que Viktor podría llegar a ser incluso peor que ellos.

—No lo creo —dije con tranquilidad.

—No sabemos cómo puede reaccionar un Lobo Siberiano.

—Tienes razón, quizás no sepa cómo reaccionan ellos. Pero sí sé cómo reacciona Viktor cuando está conmigo.

—Yuri... —No se veía para nada convencido.

—Déjame intentarlo.

Suspiró cruzando los brazos sobre el pecho.

—Traigan un bozal y dénselo a Yuri —ordenó. Algunos pacificadores se miraron extrañados, así como otros
ordenaron a los sobrevivientes que se mantuvieran dentro de las carpas.

Uno de ellos me extendió un bozal. Pichit lanzó una última mirada de incredulidad antes de acercarse
y susurrar—: Yuri, entenderás que tenemos sobrevivientes a los que debemos proteger y esa es la última orden que tenemos desde la central.

Como Viktor reaccione, ambos serán fusilados.

Tragué en seco.

—Entiendo.

Aún preocupado, dio la orden.

—No bajen las armas. Su pareja va a acercarse e intentará controlarlo.

Sentí la incredulidad y un poco de lástima concentrarse en el aire y en las miradas de los pacificadores. No dejaría a Viktor. Él me había protegido hasta ese momento y no
dudaría en defenderme siempre.

No podía dudar de él incluso si mi vida corría riesgo.

Inspiré profundamente para darme valor y evadir cualquier idea que pudiese hacerme cambiar de opinión.

Ya estaba acostumbrándome a que mi sentido de supervivencia me ordenara correr mientras mi corazón usaba toda su fuerza para llevarme al lado de Viktor.Una vez frente a él, reparé en sus manos llenas de sangre y restos. No quedaba un solo centímetro de su abrigo libre de esa masacre, cada centímetro llevaba encima una mezcla de sangre seca, barro, restos de visceras y humedad en ellas.

Vi el ojo en el piso y pensando lo peor pasé a revisar su rostro. Evadía mi mirada y el flequillo no me permitía
revisarle bien, debía acercarme más.

Cuando di el último paso, él intentó dar pie atrás y un gruñido de advertencia abandonó su garganta, seguido de un bufido. Pensé en aquello que Pichit me había dicho sobre Otabek y Yurio. Si Viktor estaba perdido en sus instintos, yo era el único que podía controlarlo.

HUNTER OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora