Capítulo 5: Andrés

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—Lu, tranquila

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—Lu, tranquila. Fue por una buena causa —sus ojos miel se suavizan cuando me ven por corto tiempo, antes de dejar nuestras mochilas sobre uno de los sofás—. Además, para ser sinceros, me hubiera quedado dormido en plena clase. No resistiría a esa profesora hablando de su divorcio otra vez.

Sus palabras, aunque dulces y llenas de comprensión, no me tranquilizan. Él tenía una clase diferente a la mía y no sé qué tan exigente sea esa mujer de la que habla. Conozco a Liam, debí haberme imaginado que me esperaría de igual forma.

—¿Puedo quedarme aquí un momento?

—Claro —contesto inmediatamente, sin dudarlo ni un solo segundo—. Siempre estás agotado.

—Es por Alma —el sonido de su voz es amortiguado por sus manos; cada vez está más y más agotado—. Llora casi toda la noche, todavía no me acostumbro a eso.

—No entiendo cómo funciona todo ese asunto. ¿Tus papás no pueden calmarla?

—No, eso también los tiene de muy mal humor. Mamá está insoportable estos días. Pero Alma hace que todo valga la pena, ¿Sabes? Es la bebé más dulce que haya visto.

—Es muy linda —concuerdo, sé que si se parece a sus hermanos, también será un gran ser humano—. Tiene mucha suerte de tenerte.

—Gracias —parece que sus párpados son demasiado pesados para él a estas alturas—. ¿Sigues preocupada por esa chica?

Yo tengo lo que, pude notar, ella no; amigos. Mi infancia no fue fácil, y cuando pensé que todo mejoraría, Daniel Beckett entró a mi vida de una forma muy diferente a la que me tenía acostumbrada. Pasó de ser el amigo incómodo de mi mamá, al que también detestaba, a ser parte de algo innombrable para mí.

Tenía muchas razones para odiar mi realidad, pero también muchas para amarla. Los hermanos que tengo valen más que cualquier cosa.

Además, suelo ser cariñosa con ellos como lo soy con nadie. Por eso a veces la gente piensa que tengo cinco novios.

—No. Solo me hizo pensar en algunas cosas.

—¿En algunas cosas? —murmura, adormilado como un gatito a punto de dormir—. ¿O en algunas personas?

—¿Seguro que quieres ser chef y no un terapeuta?

—Soy tu terapeuta —está tan cansado que no creo que entienda muy bien lo que dice—. ¿Puedo quedarme aquí?

—Ya me lo pediste, Liam —sus labios se curvan hacia arriba levemente, fue un débil intento de una sonrisa—. Anda, descansa un poco.

Me levanto para acomodarlo mejor, él ya está en pleno viaje a los brazos de Morfeo y yo no quiero interrumpirlo. Su cabeza queda en uno de los cojines de aquel sofá viejo, si bien no puede ser muy cómodo, de igual manera, a Liam parecía serle más que suficiente. Siempre lo veo cansado, eso debe de afectar su salud de alguna manera.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora