La vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lucia.
Puedo verlo en sus ojos.
Siempre que me miraba era con una lujuria incontrolable, a veces también podía verme con dulzura, una tan suave que, cuando sucede, siento que su mirada me acaricia. Sin embargo, ahora, no encuentro nada de eso en sus ojos azules. Parece decepcionado de mí, herido por una escena que ni siquiera me ha permitido explicarle.
—Lo lamento, no sabía que estabas con alguien —se disculpa Liam, que como de costumbre, tiene parte del rostro marcado por la mala posición que escogió al dormir—. ¿Interrumpí algo?
Ethan no le hace ni caso, solo sigue mirándome como si le hubiera hecho algo muy malo. No ha sido así, Liam nada más se quedó dormido después de terminar nuestro proyecto en grupo.
No le debo explicaciones. Aún así, quiero dárselas.
—No, no interrumpiste nada —le respondo después de unos segundos de silencio.
Él se acerca hacia mí, susurrando cerca de mi rostro de forma que solo yo pueda oírlo.
—¿Soy yo el que ha interrumpido todo, no es así? —la rabia en su voz me estremece, nunca lo he escuchado de esa manera. Ni siquiera cuando lo he sacado de sus cabales.
Estoy nerviosa, muy nerviosa. No quería que mis amigos se enteraran de esto tan pronto, habría dado muchas cosas porque no fuera así. Sin embargo, en vista que el grandote se ha hecho toda una telenovela en su cabeza con solo ver a Liam, tal vez debo hacer una especie de presentación rápida.
Además, puedo ver que ha pasado algo con Ethan, no necesita decir nada. La forma en la que me abrazó me lo confirma, algo pasó y probablemente me buscaba para tener un poco de consuelo.
—No —tomo su mano, impidiendo que se vaya—. No es lo que piensas.
—¿Ah, no? —pregunta, con voz bajita igual que yo. La diferencia es que la mía suena un poco rota mientras que la suya se vuelve cada vez más escalofriante—. Entonces, ¿Qué significa el que un tipo salga casi desnudo de tu habitación?
—¿Qué dices? Sabes que no tengo motivos para mentirte, Ethan.
—Chicos... En serio, lo siento, no quise interrumpir nada. —agrega Liam.
—No estás interrumpiendo —le repito—. Ven, quiero presentarte a alguien.
No puedo creer que vaya a hacer esto.
Veo como la duda atraviesa el rostro del grandote. Pues, si no está de acuerdo, se jode, yo no quería hacer esto en un principio, ni siquiera sé el porqué carajos le estoy dando explicaciones que no necesita.
—Liam, él es Ethan. El poli del que te hablé.
—Cierto —Liam le sonríe con amabilidad, no me extraña. Él es un pan de Dios—. Lu me contó que te quedaste con ella la noche que estaba borracha. Te lo agradezco, ella jura que tiene mucho aguante, pero cuando se trata de ron...
