Capítulo 4: Mensaje

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—¿Segura que estás bien? —los ojos miel de Liam me observan con preocupación, enfocados en la herida notoria en mi frente

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—¿Segura que estás bien? —los ojos miel de Liam me observan con preocupación, enfocados en la herida notoria en mi frente.

—Sí —digo con la boca llena de fresas—. Te lo juro. Estuve adolorida al principio, ahora solo sé que está ahí por cómo se ve.

Liam busca mi mano sobre la mesa, se la tomo sin dudarlo un segundo. Él es la persona más dulce que conozco, no me extraña su preocupación, ni mucho menos sus intentos de hacerme sentir protegida.

—¿Segura que estás bien?

—Créeme, estoy bien, es mi orgullo el que sigue herido.

—Hiciste lo correcto —asegura con voz suave y tranquilizadora—. Una persona estaba en problemas y la ayudaste. Eso es todo lo que te tiene que importar, ¿De acuerdo?

Sonrío, él tiene razón después de todo. Hacer las cosas bien es lo único que me debe de importar, porque no puedo controlar como son los demás, pero sí tengo que preocuparme por la clase de mujer en la que yo me quiero convertir.

No me extraña que me lleguen mensajes de mis amigos mostrando su preocupación. No quiero angustiarlos, suficientes problemas tienen ya.

Incluso Richard me llamó a lo largo de la mañana, él es muy callado, así que escucharlo decir tantas palabras en los dos minutos que duraron sus regaños me sorprendió un poco. Tuve que jurarle a él y a Freddy que tendría más cuidado, los dos son muy sobreprotectores con la gente que quieren, siempre ha sido de esa manera. 

César se sintió mal por haberme dejado ir sola, ahora quiere llevarme y traerme a casa siempre que salga con él.

Él único que no me ha escrito ha sido Andrés.

Tengo que reconocer que era lo único bueno que podría sacar de la situación en la que me metí ayer. Por lo menos eso sería una excusa para charlar, aunque sea escuchar su voz. Lo extraño, lo quiero junto a mí, y no como un amante al cual acariciar y besar; sino como un amigo, lo que siempre ha sido para mí.

—No dejas de ver el teléfono —me hace notar Liam, quién descaradamente se ha estado robando mis fresas—. ¿Estás esperando a tener noticias suyas, cierto?

—Sí —me siento patética, y aún con ese pensamiento coherente, sigo esperando algún mensaje suyo—. Con los amigos todo es más difícil. Si fuera cualquier tipo no me importaría, pero nosotros somos familia, siempre hemos estado juntos. Lo echo de menos.

—Lo entiendo, hermanita. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Con nervios, asiento.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora