Ethan.
La busco con mi brazo, deseando encontrar su cuerpo a mi lado en la cama, pero no está. Las sábanas están frías por su ausencia, por lo que intuyo, no ha estado acá en un rato.
Abro mis ojos con un poco de dificultad, tengo la idea de que voy a verla en algún rincón de la habitación, pero no es así. Ella ya no está cerca. Me decepciona no encontrarla, deseaba profundamente despertarme con Lu entre mis brazos. O por lo menos, a mi lado en la cama en que la hice mía hasta hace unas horas.
De pronto, un pensamiento, que viene desde el pesimismo, cruza por mi mente.
¿Y si se fue?
—Lucia —la llamo, casi gritando.
No contesta, de inmediato siento la adrenalina disparándose de golpe en mi sistema.
—Lu —camino hacia el baño, llevándome otra desilusión al no verla, tampoco está ahí—. Gatita.
Esto no me gusta en lo absoluto.
Busco mis pantalones, y todavía adormilado, me los pongo para no salir completamente desnudo. Mis ojos se dirigen al sillón donde estuvimos juntos por primera vez, buscando su ropa con la mirada, pero tampoco está por ningún lugar. Solo veo mi camisa, perfectamente doblada a un lado del cojín.
No está por ningún lado.
Se ha ido.
Carajo, se fue. ¡Se fue! Así sin más, sin decirme nada. Después de todo lo que pasó, luego de haberla hecho mía, simplemente se fue, como si nada hubiera pasado.
Quiero creer en Lu, sé que lo que me dijo antes de la llegada de mi hermano fue cierto; no estaba arrepentida en ese momento. Incluso hicimos el amor otras dos veces más, pero, si no es por arrepentimiento, no entiendo cuál sería la otra razón por la que pudo haberse ido.
Estoy paranoico, eso es todo. Ella nunca me ha mentido. Además, Lu no es la clase de persona que hace algo por presión, o por complacer. Es demasiado directa y segura para eso.
Sé que es así, pero me sigue matando la idea de haberla lastimado de alguna forma, no me lo perdonaría.
—Hola, buenos días —saluda Eddie, sentándose en uno de los taburetes de mi cocina—. ¿Puedes hacer el desayuno? Estoy hambriento.
—Buenos días.
Una parte de mí parece enferma, defectuosa por no tener idea de dónde está Lu, y sus motivos para irse sin siquiera despedirse. Volteo a ver el sofá en el que estuvimos juntos, y casi puedo verla a ella. Por poco, llego a olerla, a sentirla debajo de mí. Regreso a sentirme afortunado por tener la oportunidad de tocar esa piel de porcelana.
Mi preciosa gatita.
—Oye, Ethan —la voz de mi hermano me saca de mis recuerdos—. ¿Sucede algo?
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...