Capítulo 24: ¿Qué somos?

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Lucia

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Lucia.

Los mensajes que le llegan a mi celular no me dejan dormir. El aparato vibra constantemente porque se envían uno tras otro, hasta que no tengo otra opción más que revisar de quién se trata, y la causa de la urgencia con la que me escribe a esta hora de la noche.

Me cubro con las sábanas cuando intento alcanzar el teléfono de mi mesa de noche. Parpadeo a causa del brillo tan castrante en el que está la pantalla.

Todos son mensajes de Andrés.

Al ver su nombre, me siento en el colchón del golpe, asustada casi, como si todavía le debiera alguna especie de fidelidad o algo por el estilo. Así se siente, parece que lo he traicionado con otro hombre.

Estaba demasiado relajada después de lo que sucedió con Ethan, y ahora, toda la carga acaba de caer, de nuevo, sobre mis hombros. Creo que se llama regresar a la realidad.

Lu.

Lu.

Lucy.

Despierta, por favor.

¿Cuándo coño vas a hablarme de nuevo?

Por favor, regresa a mí.

Tenemos que hablar, lo sabes. Sabes que me amas como yo a ti.

Lo que tenemos no puede terminar así, Lucy, por favor.

Hay un montón de otros mensajes igual de cursis que no quiero, ni voy a leer, me hacen daño. Lo peor es que él lo sabe, sabe que no hace más que lastimarme con su insistencia y a la vez, con su indecisión.

Andrés, ya déjame en paz.

No me obligues a bloquearte, porque te juro que me alejo de tu vida para siempre.

Apago el celular, sin deseos de escuchar una excusa. Ya hemos hablado de todo, ¿Qué otra cosa quiere decirme? ¿Es que cree que puede convencerme con ese estilo de vida que lleva?

Tomó su decisión, ahora que se joda.

Con este coraje, necesito un cigarro.

Salgo de la cama con cuidado de no despertar al hombre que duerme a mi lado y busco una camiseta que consiga cubrir mi desnudez. Voy hacia la ventana, donde puedo fumar sin que el olor del cigarro quede impregnado en la habitación.

Enciendo un cigarrillo y empiezo a fumar, tratando con todas mis fuerzas de que mis ojos no fueran hacia la cama. No quiero verlo, no porque esté arrepentida de lo que hicimos, aunque no sé bien cómo me siento al respecto, si puedo reconocer que no me arrepiento en lo absoluto de nada de lo que sucedió entre nosotros.

Es raro estar en la cama con otro hombre. Parece una traición, no solo al que hace poco fue mi pareja, también hacía mi madre, que trabaja en lo que trabaja por darme un futuro y yo le pago metiendo a la casa a un policía mientras ella no está.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora