Ethan.
La casa está en completo silencio.
Me encuentro a Aaron descansando en el sillón de la sala, dormido con su periódico en el pecho. Lo contemplo un momento, sintiéndome tambalear mientras me quedo de pie, delante de él. Pienso que no me había dado cuenta de como han pasado los años sobre él, que si bien se conserva muy bien y continúa siendo un hombre fuerte e imponente, ya no es el mismo sujeto que podría derribar una puerta solo con una patada.
Esa paz es su rostro... ojalá no tuviera que desaparecer.
Ojalá no fuera yo el responsable de eso.
Sin poder contenerme más, camino lejos de él, yendo en una sola dirección, una que conozco de memoria.
Al abrir la puerta de su habitación, encuentro a Eddie con los ojos cerrados, recostado en la cama y con los auriculares puestos. Está despierto, solo que no me ha escuchado llegar.
Noto que tiene un golpe en el ojo, pero fuera de eso, no hay un solo rasguño, ni nada en su lenguaje corporal que me indique que está tenso, o preocupado por algo, ni siquiera por su supuesta huida. Ahora no sé si se fue con la verdadera intención de huir, de preocuparnos, de crear caos, o si fue algo mucho más siniestro, como aprovecharse de la confianza que le tenía como para dejar a mi novia aquí sola.
Una parte de mí, todavía me grita que él no es capaz de planear tal cosa. Después de todo, sigue siendo mi hermano pequeño; al que cuidé cuando estuvo enfermo, por el que he vuelto a esta casa millones de veces. Ese de ahí, es la persona que más amaba en el mundo.
Luego me regresa la imagen de Lucia, quebrándose mientras me muestra sus heridas, y la rabia e ira que se habían apaciguado con la primera visión, regresan con mucha más fuerza que antes, de tal forma que se vuelve incontrolable, que me ciega y me aturde.
Eddie abre los ojos, percatándose inmediatamente de mi presencia. Su silencio dice muchas cosas, antes de que siquiera empiece a hablar. No sé qué dice, sus palabras parecen un raro trabalenguas al que no estoy dispuesto a prestarle atención. Tal vez porque me niego a ver hasta que punto es capaz de mentirme, o porque simplemente, ya no puedo aguantarme las ganas de regresarle cada herida que vi, y de hacerle pagar cada una de las lágrimas que ella lloró por su culpa.
Cierro la puerta con seguro, entonces deja de hablar, deteniéndose para respirar hondo producto de su nerviosismo.
—No, Ethan, espera —intenta alejarse, pero lo tomo del cuello de su camiseta, inmovilizándolo. Me doy cuenta de lo débil que es, que su fuerza evidentemente no se compara a la mía—. Tienes que...
Lo golpeo con mi puño en su mejilla, haciéndolo callar. Es solo el comienzo.
—¿Cómo te atreviste? —mis nudillos doloridos por el choque previo no fueron impedimento para volver a golpearlo, con todas mis fuerzas esta vez, sin contenerme. Eddie cae al piso y el estruendo es ensordecedor; no es mi hermano al que estoy hiriendo, es al bastardo infeliz que se atrevió a tocar a mi novia—. ¿Qué pensaste? ¿Qué podías acercarte a ella como si nada y acosarla? ¿Qué no iba hacer nada por defenderla?
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...