Capítulo 12: Sola

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—César, por Dios

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—César, por Dios. ¿De qué rumor hablas?

Se sienta en una de las bancas del parque al que hemos conseguido llegar, con algo de dificultad de mi parte por el esfuerzo que conlleva conservar la calma. Tal vez se deba a que conozco a C, y sé que esto es serio, o al mal presentimiento que me ha ido invadiendo desde que lo vi, no lo sé. Así como no tengo idea de que podría ser eso tan grave de lo que habla.

Vuelve a darle una calada a su cigarrillo.

—Me dijeron algo sobre Andrés. No estoy seguro de que sea cierto, tal vez no sea nada, pero Jake no tiene razón para mentirme.

—¿Jake Keating? —asiente, si bien con solo escuchar su nombre tengo dudas, quiero saber más—. ¿Qué fue lo que te dijo?

Me rompe el corazón que César no pueda verme a los ojos.

—Lo que necesitas saber es que estábamos discutiendo. Yo le decía que sus amigos son unos malditos desgraciados y que se estaba dejando llevar por ellos. Me reprochó, argumentando que los míos tampoco son ángeles, entonces fue cuando me contó todo.

—Probablemente sólo quiso contraatacar. No debe ser nada serio, no te preocupes por eso.

Coge mi mano, la suya está fría como si hubiera estado metida en el congelador. 

—Dijo que Andrés vende drogas —deja salir, de golpe y con crueldad—. Parece que lo ha venido haciendo por meses.

Me toma un tiempo procesarlo, analizarlo, y luego, negarlo.

—No es posible, C —trato de convencerlo—. Si estuviera haciendo lo que dices, nos habríamos dado cuenta. Yo me habría dado cuenta. Además, su mamá ha tenido problemas con las drogas, eso los ha afectado siempre. ¿En serio piensas que a pesar de eso, él vendería esa mierda?

No tiene ningún sentido. Él ha crecido viendo a las drogas llevarse a su mamá, convirtiéndola en lo que es ahora. Son las putas drogas las que se han llevado todo lo que era importante para él, no es posible que las use como un trabajo.

—Él ya tiene un empleo. Trabaja en el taller mecánico hace años, C. Qué si bien no le da mucho dinero y nunca ha podido...

Nunca le ha dado mucho dinero.

Entonces, ¿De dónde diablos sacó para comprarme este collar?

Las piezas se unen como un rompecabezas, dándome la imagen más terrible, la que he tratado de evitar. De pronto, todo parece tener sentido, incluso esas visitas extrañas tan repetitivas a su casa, a las que nunca les presté mucha atención.

Porque confiaba en él.

—Jake no tiene por qué mentirme, Lu. Él puede que le mienta a todo el mundo, pero nunca lo ha hecho conmigo. No tiene sentido que esto sea una mentira.

No lo es.

Mi confianza por Andrés no puede cegarme a lo obvio, aunque lo quiero demasiado, la verdad nunca ha podido ocultarse por mucho tiempo. Tal vez una parte de mí siempre supo que algo raro estaba pasando y no lo quise ver.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora