Frederick.
Ser el mayor te da ciertas responsabilidades con las que tienes que vivir.
No es una carga para mí hacerme cargo de mis hermanos, al contrario, sé que están mejor conmigo que con cualquier padre que les pudo dar mamá.
Quisiera poder hacer más por ellos de lo que nuestros padres hicieron por nosotros. Lamentablemente, no puede ser así. Su primera lección de vida será que el mundo no es nada fácil, Key y Cam tienen que luchar por cada cosa deseada.
—Ya está —le sonrío a Keyla, una vez termino de atarle los pasadores de su zapatilla—. ¿Aprendiste?
Ella espera hasta poder levantar su otro pie. Trata de atarse la otra zapatilla por su cuenta, está aprendiendo, pero se le hace un poco difícil.
Resopla, enojándose.
—No me sale.
—Está bien, Key. Yo soy un mal profesor, perdona.
—No. La profesora también me lo explicó y yo no entendí.
—Date tiempo, peque.
Se voltea para que empiece a peinarla, su cabello está lleno de rulos y es precioso, aunque es muy difícil de peinar.
—¿Quieres colitas?
Asiente, emocionada. Ella se siente recompensada cuando consigo hacerle ese tipo de peinado, sé que le gustaría ir así a la escuela, pero se me hace difícil tomarme el tiempo para peinarla todos los días. Más que nada porque me da mucha pena levantarla por las mañanas, por eso espero hasta el último minuto.
No siempre fui bueno peinándola. En este caso, la práctica hizo al maestro. Ambos hubiéramos querido que las cosas fueran diferentes, tener a mi mamá en el lugar que le corresponde en esta casa y asumiendo todas sus responsabilidades como jefa de familia.
Yo ni siquiera tengo ganas de verla ya, esa mujer es un caso perdido.
Por mí, que se joda.
Catalina tiene la mala costumbre de desaparecer por un tiempo y luego volver por una corta temporada. Al principio nos dejaba el suficiente dinero, y ahora, ni siquiera eso. Yo no importo, lo que me hierve la sangre es que haya dejado a mis hermanos a su suerte. No la respeto en lo más mínimo después de abandonarlos.
Como si no fuera lo suficientemente malo no tener un padre.
—Listo, ya está —dejo un beso en su cabeza, mientras me cuelgo su pequeña mochila al hombro.
En el comedor, Cameron nos espera ya listo para salir.
—¿Has puesto todo en tu mochila, Cam? —asiente repetidas veces—. Recuerda que estaremos en casa de Liam por unas horas.
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...