Capítulo 16: Toda la noche

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Tiemblo, no del miedo, sino de algo mucho más poderoso que ha venido creciendo entre nosotros y que he tratado hasta el cansancio de negar

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Tiemblo, no del miedo, sino de algo mucho más poderoso que ha venido creciendo entre nosotros y que he tratado hasta el cansancio de negar. No tengo fuerza alguna para hacerme a un lado, quiero quedarme aquí, con él.

La incomodidad que siempre me invade cuando está cerca se ha ido completamente. Es muy probable que sea producto del alcohol, que mañana sienta asco de mi misma por hacer esto, pero ahora no podría importarme menos.

Ethan aprieta mis caderas antes de empujarme más cerca de su regazo. No opongo ningún tipo de resistencia, hago lo contrario, lo abrazo. Descansando mi cabeza en su pecho como si fuera una especie de almohada. Pienso en lo bien que huele, en que podría quedarme así durante todo el tiempo del mundo.

Nos quedamos callados, quisiera poder quedarme quieta, pero es como una tortura que ha ido creciendo durante esta noche. El calor dentro de mí se expande al igual que una llama creciente. Una que ninguno de los dos puede detener.

En medio de nuestro silencio, surge el sonido de lo que parecen ser gotas de lluvia cayendo al suelo. Después de un par de segundos, compruebo que es así. Sonrío, me encanta la lluvia, es una de las muchas maravillas de la naturaleza.

—Está lloviendo.

—Sí —Ethan tose un poco, tal vez por lo ronca que salió su voz la primera vez—. Eso parece.

Creo que es lo único que me haría soltarlo ahora.

Sin previo aviso, brinco de los muslos de mi grandote y salgo corriendo hacia afuera. Lo escucho llamarme, pero no puede detenerme. La lluvia me recibe; no son solo unas gotas, no. Está lloviendo tanto que casi parece que estoy bajo la ducha.

Hay una melodía que se reproduce en mi cabeza, y que sólo yo puedo escuchar. Bailo con ella, moviéndome a su ritmo y tarareándola suavemente.

Empiezo a tener algo de frío, quizás por la ropa que llevo. Es una camiseta de tirantes verde con un ligero escote, además de mis shorts negros. No estaba vestida modesta en lo absoluto, me esforcé por verme sexy, y mierda, por supuesto que lo conseguí.

—¿Por qué haces esto? Dime.

Escuchar a Ethan tan cerca me sorprende, más aún cuando coge mis caderas y pega mi espalda a su pecho. Mis piernas ya tiemblan, y apenas está tocándome

—No seas aguafiestas, grandote —le pido, disfrutando infinitamente de su contacto—. Mira la lluvia, es hermosa.

—Lo sé. Lo sé, gatita, pero no debes quedarte aquí. Puedes pescar un resfriado.

—Un ratito más —pido, girándome en sus brazos para verlo frente a frente—. Mira lo guapo que te ves.

—Voy a extrañar tu amabilidad mañana —sonríe cuando le acaricio el cabello mojado, tratando de peinarlo—. Vámonos ya.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora