Andrés.
He vuelto a esta habitación después de mucho tiempo, donde tantas veces estuvimos juntos, ya sea viendo algún partido de fútbol, charlando como dos buenos amigos o besándonos hasta dejarnos sin aliento, enredados uno con el cuerpo del otro.
—¿Te dijo algo a ti? —pregunta C, rompiendo el silencio entre nosotros mientras guarda montones de la ropa de Lucy en la maleta sin siquiera doblarlas antes por lo ansioso que está.
—No, C. No me contó nada, y ni le preguntes a Rich, ni a Freddy, porque créeme que si no te lo contó a ti, menos a alguno de nosotros. Lo más probable es que tu mamá sea la única que sepa todo. Necesitas hablar con ella.
—¿Crees que no lo he hecho ya? No ha soltado palabra a pesar de toda mi insistencia. Algo muy grave tuvo que pasar para que ella ni siquiera pueda volver por sus cosas, ¿No crees?
—Estoy seguro de eso, C. Solo no quiero presionarla a hablar de nada, tú la viste. Apenas y nos dirigió la palabra.
Acabo de guardar la ropa que queda en el último cajón del tocador. Encima hay varios adornos, joyeros y perfumes; todo de ve muy delicado para ser tomado por un bruto como yo, me da miedo romper algo.
—¿Cómo mierda guardamos esto?
César lo ve con mucha simpleza.
—Coge una de sus mochilas y mete lo que creas necesario. Lo más importante para Lu serán los dibujos que le hizo Freddy y la rosa que está en el escritorio. Ah, y los perfumes los pones hasta el final, con mucho cuidado.
Maldita sea.
Guardo una a una, las cosas que encuentro sin detenerme, hasta que veo esa joya brillar, colocada cuidadosamente sobre aquel pequeño espejo, casi parece en exhibición. Ningún otro collar o pulsera está puesto como si lo atesorara.
Después de lo que le hice, pensé que estaría tirado en la basura.
Lo tomo entre mis dedos, fijándome en el sol que tanto me recuerda a ella. Los dos tenemos uno tatuado, y aunque fue algo entre amigos, me permite fantasear con el hecho de que me tiene en su piel, del mismo modo en que yo la tengo a ella.
Un montón de recuerdos preciosos pasan por mi cabeza, siempre fuimos muy buenos amigos; los besos y las caricias nunca cambiaron eso, al contrario, me sentía un millón de veces más unido a Lucy cuando nos besábamos, cuando estábamos tan cerca que parecía que íbamos a fundirnos el uno con el otro. Lo que verdaderamente casi acaba con nuestra amistad fueron mis mentiras, y los jodidos celos que me carcomían cada vez que la veía con ese tipo.
Siempre he tenido un carácter de mierda, mi propia mamá me lo dice desde que era un crío; para todos soy un impulsivo, violento, destructivo. La clase de persona que no puede tener nada bueno en la vida porque de inmediato la sabotea.
Estoy acostumbrado a perder, pero dejarla, ver como otro poco a poco se convertía en el novio que Lucy merecía, fue más de lo que pude soportar, por eso me alejé. Ella siempre me tendrá, y no se lo demostré por solo pensar en mí y en mi arrepentimiento por haberla perdido. Es mi reina por y para siempre, y debí tratarla como tal, así ella ya no me quiera.
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...