Los días siguientes a nuestra ruptura, son una mierda.
Me siento asqueada, sucia. No importan las veces que entre a la ducha para intentar quitármelo de encima, no se puede. Todo lo que vivimos, lo que tuvimos fue una mentira que, lo único que me ha dejado, es un sabor amargo en la boca, unas sucias huellas en mi piel y debajo de ella.
Lo que no quita el agua, lo quita el ron.
Los besos de uno, se olvidan con los de otro.
Es un hombre, un interés amoroso que, como todos, es reemplazable. Esa regla es aplicable incluso para él.
—¿Estás bien? —pregunta Rich después de un rato considerable de silencio, minutos en los que yo he estado pérdida en mis pensamientos, unos que, aunque no quiera, siguen atormentándome—. A ti nunca te ha gustado el ron.
—Las cosas nuevas siempre son bienvenidas.
—Esto no es por lo que hizo César.
Sé a lo que se refiere, todos están un poco enojados con C por cómo defendió a Jake. Tanto nosotros, como los del Temor del Sur tenemos algo claro, y es no meterse en los asuntos del otro. A lo largo de los años, siempre han habido millones de insultos, pero nunca nos habíamos puesto un dedo encima; César rompió esas dos reglas, las únicas que debía respetar. Eso le traerá problemas a todos.
—Pues, no sé, puede que eso me preocupe un poco —llevo un cigarro a mis labios, encendiéndolo tan rápido como puedo para darle una calada—. Creo que a todos debería preocuparnos.
—Ajá, y por eso deberíamos estar los dos, en casa.
—¿Y qué haces aquí, Rich?
—Cuidarte —contesta, como si esa respuesta fuera lo más evidente del planeta—. Es lo que hacen los hermanos mayores, ¿No?
Volteo a verlo. Él sonríe, sujetándose el cabello largo y ondulado en una pequeña coleta. Richard nunca ha sido de muchas palabras, pero todo empeoró cuando su mamá murió, después de eso, por meses se limitaba a decir solo monosílabas.
—Gracias, pero no tienes que protegerme, puedo cuidarme sola.
—Si sigues bebiendo así, ni siquiera podrás llegar hasta tu cama.
Me quita el trago de la mano, llevándoselo a los labios de golpe.
—Pasó algo con Andrés. Nuestros amigos son bastante distraídos como para no haberse dado cuenta.
Es cierto, Richard es callado y observador. Es difícil, sino imposible de engañar. A menos que se trate de su propia vida personal, sobre eso, ignora muchas cosas.
Trato de negar, pero no quiero mentirle. Nunca ha habido mentiras entre nosotros, aunque probablemente mi relación con Andrés cuenta como la verdad más grande jamás contada.
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...