Lucia.
Lo siento desde antes de siquiera escucharlo.
Sentada, en una de las sillas de la estación de policía, alzo la cabeza para encontrarme al hombre que amo, buscándome desesperado, gritando mi nombre sin importarle el escándalo que pudiera armar.
—Ethan —me levanto, con mis piernas todavía temblando después de todo lo que ha pasado a lo largo de la madrugada—. Ethan, estoy aquí.
Probablemente, mi voz suena demasiado débil para que la escuche, pero de alguna forma, lo hace, me encuentra. Sus ojos se encuentran conmigo, envolviéndome como una manta cálida antes de que pudiera estar entre sus brazos.
Él corre hasta donde estoy, luce agitado, perturbado, me recuerda a la como se veía la noche en que me encontró desgarrada de dolor por lo que me había hecho su hermano. Las cosas parecen estar igual, aunque en realidad son muy diferentes, esta vez, conseguí defenderme y hacer sangrar al miserable que se atrevió a lastimarme.
—Mi amor —deja su mano sobre mi mejilla, examinándome con la mirada—. ¿Estás herida?
—No...
Me estrella contra su pecho antes de que pueda decir algo más, como si hubiera estado esperando a que le confirme que no va a lastimarme si decide abrazarme con la fuerza que lo hace ahora. Solo cuando está abrazándome me doy cuenta de lo mucho que deseaba este abrazo de su parte. Estoy bastante asustada por lo que hice, y por las consecuencias que me traerá el no haber matado a Daniel, pero cuando me encuentro en sus brazos, me siento tan protegida que casi no tengo miedo.
—Si algo te hubiera pasado —susurra, asfixiándome con sus brazos—. Si te hubieran lastimado no que sé qué habría hecho.
Una lágrima se me escapa y resbala de mi rostro hasta caer sobre su camiseta.
—Sácame de acá —le pido, hundiéndome en su pecho—. Te prometo que te explicaré todo, pero no quiero estar más en este lugar. Los policías me ponen nerviosa.
Besa mi cabeza, tratándome con el mismo cariño de siempre. Me encanta cuando es así conmigo, y ahora más que nunca, siento que quiero que siga de ese modo. Es como si en unos segundos aliviara con sus gestos dulces años enteros de dolor y sufrimiento.
—Eres la mujer de uno.
—Con más razón me ponen nerviosa.
—Dime qué pasó —pide, sujetándome de las mejillas para que no deje de mirarlo a la cara—. ¿Fue un robo? ¿Qué sucedió?
—No, nada de eso.
Ethan acaricia mis mejillas con sus pulgares, el tono bonito de sus ojos se oscurece considerablemente, parece que está por mostrarme ese carácter fuerte que hace que él sea capaz de seguir con una mujer como yo.
—¿Fue el tipo de las llamadas?
—Sí.
—¿Lo conocías?
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...