Ethan.
Han sido pocas las veces que una mujer ha podido impresionarme de esa forma.
Sus ojos verdes me llamaron la atención desde el principio, acompañados de ese bonito rostro de ángel y un cuerpo bastante deseable. Sin embargo, pude almacenarla con el resto de mujeres guapas en mi mente, y no lo hice. Seguí pensando en ella hasta que las cosas se pusieron irreversibles entre nosotros; tal y como anoche.
Su cuerpo es cálido, suave, adictivo de tocar. Lucia sigue abrazada a mí, muy probablemente es porque continúa durmiendo, dejándome apreciar un rato más la agradable sensación de tenerla así, para mí. Sobre todo si puedo acariciarla siempre que quiera. Es extraño despertar con ella en mis brazos, me siento afortunado por poder tener a una preciosidad como Lu así de cerca. Aunque también tengo esta espinita en el pecho, retorciéndose mientras la observo, anoche pasaron muchas cosas entre nosotros, y a la vez, no hablamos en lo absoluto de lo que nos está sucediendo.
¿Qué me asegura que ella no despertará arrepentida por lo que pasó?
—No vayas a hacer eso —susurro, como si de alguna forma, mi gatita pudiera entender lo que le digo y de lo que estoy pensando—. No lo hagas.
Sigo acariciándole el cabello, es demasiado bonito, incluso por la mañana. Es castaño y ligeramente ondulado, resulta agradable sentirlo debajo de mis dedos.
Por mí, seguiría tocándola y mirándola todo el día, pero el molesto sonido de mi alarma me recuerda que debo ir a trabajar, tengo que cumplir con mi turno a primera hora. Me apresuro en apagar la alarma para no despertarla, mi brazo pasa sobre su cuerpo cálido hasta alcanzar mi celular en la mesa de noche. Una vez concluida mi tarea, no puedo resistir la tentación de abrazarla debajo de las delgadas sábanas que nos cubren.
—Lucia. Preciosa, ya tengo que irme —la llamo bajito, tratando de moverla para poder salir de la cama.
Bufa, sin hacerme caso siquiera. Mueve su pierna sobre las mías mientras me abraza con más fuerza. Una pequeña sonrisa se me escapa, luce como una gatita tierna cuando duerme, incluso en sueños se aferra a mi calor.
No quiero interrumpir su sueño, prefiero dejarla dormir.
Utilizando lo poco que me queda de fuerza de voluntad, intento hacerla a un lado sin despertarla. Soy lento para no molestar su sueño en absoluto. Cuando por fin puedo deshacerme de su agarre, Lu se aferra a una de sus almohadas, reemplazándome con una facilidad envidiable.
Nos habíamos acostado ya muy noche, no he descansado tanto como debería. De hecho, dormí muy poco.
Tomo mi ropa para empezar a vestirme. La tarea se me hace tan difícil, es demasiado complicado apartar la mirada de la cama, de ella. Está preciosa, así, casi desnuda como se encuentra.
Sé que está casi desnuda, por lo que me decido por buscar un pijama que pueda ponerle. Ya sé dónde guarda su ropa para dormir, por lo que encuentro rápido una bata que puedo ponerle.
ESTÁS LEYENDO
El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...