Lucia.
—¿Qué? —me pregunta Jake con impaciencia—. ¿Vendrá?
Decepcionada por la respuesta que acabo de leer, levanto la mirada del celular, y con solo verme, el melocotón puede intuir lo que tengo para decirle, ya sea por mi expresión, o porque ya sabíamos desde un inicio que para nosotros que iba a ser muy difícil que Caro viniera.
No quiero exagerar, pero siento que está tan encerrada como Rapunzel antes de sus dieciocho.
—Maldito arrugado de mierda —dice entre dientes, evidenciando su frustración de inmediato—. ¿Hasta cuándo va a poder manipularla?
—No sé.
Le respondo a Carolina que no se preocupe, estoy frustrada por su ausencia hoy, pero tampoco quiero hacerle sentir que estoy enojada con ella, cuando en realidad, es todo lo contrario. Me preocupa, sé que terminará por darse cuenta que Vladímir es un cabrón, solo que empiezo a dudar cada vez más, cuando será esto.
¿Será cuando él ya haya terminado de arruinar su vida?
¿O cuando ella no pueda escapar de su futuro esposo?
No tengo ningún buen presentimiento de esto, me queda bastante claro que una relación como la que tienen Caro y el arrugado, solo puede terminar de una manera; terrible.
—Oye, ya, quita esa carita —le pido al melocotón, deseando animarlo—. A César no le va a gustar verte triste.
—Yo sé —se frustra, jugueteando con una de las cervezas que hay en la encimera, de inmediato, la deja sobre su frente, por lo helada que está la botella, supongo—. Es que me da tanto coraje que le haga eso. Quiero poder ayudarla, pero la muy terca no se deja.
—Paciencia, melocotón.
No sé qué más decir al respecto, francamente, no quiero seguir frustrándome por eso, ella bien sabe que no soportamos a su novio, se lo hacemos notar siempre como un débil intento de abrirle los ojos, pero ha sido imposible, todo lo contrario, Caro suele mostrarse bastante resistente a la idea de tocar el tema.
Ojalá pudiera ayudarla. Sin embargo, ya me ha quedado más que claro que solo ella puede decidir cuando decide despertar de esa especie de fantasía en la que se ha metido.
—Está bien, está bien. No hablemos de cosas tristes. Hoy no —declara, y entiendo por qué, me mudo mañana por la tarde, solo nos quedan estas pocas horas juntos—. ¿Cómo vas con la reconciliación?
Sonrío un poco, sintiendo cierto calorcito en mi pecho nada más con pensar en él.
—Más o menos, supongo que solo el tiempo lo dirá —es la verdad, me gustaría jurar que regresar fue la mejor decisión que pude tomar, lamentablemente, tengo mis dudas al respecto.
—¿A ti que te gustaría que pase?
—Pues, que todo vaya bien, claramente. No me malentiendas, melocotón. Tengo muchos sentimientos por Ethan, pero el amor nunca es suficiente —muerdo mi labio, tratando de no pensar en esa posibilidad ahora mismo, aunque no puedo evitar decir mis pensamientos en voz alta.
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El Único Eclipse (HDP #1)
Roman d'amourLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...