La vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...
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Lucia.
Las cosas siempre se pueden poner peor. Cuesta creer que tanto.
La mayor prueba se encuentra en este hospital, en el ambiente donde casi se puede ver la gran tensión que ha invadido el lugar, junto con la tortura que significa el tener que esperar por noticias.
¿Qué es lo que ha pasado?
Hace unas cuantas horas estuve en esa casa, compartiendo con la familia. Ahora no hay casa, y no tengo idea en qué estado se encuentran Kyle, Alma, Liam y sus padres.
¿Cómo en tan poquito tiempo puede ocurrir una desgracia capaz de destruirlo todo?
Parece que todos nos estamos haciendo las mismas preguntas, ninguno las comenta en voz alta para no poner nervioso al otro, o por qué no está preparado para escuchar las respuestas probables. Todos nos hemos quedado sin habla, con muchas preocupaciones en la cabeza, y a la vez, con la más importante rondándonos.
Hasta ahora solo sabemos que uno de nuestros hermanos está luchando por la vida en el quirófano. Al parecer, su casa se incendió, debe haber sido un incendio bastante grave para que su hogar haya quedado inhabitable.
Me preocupa no tener noticias de ningún otro miembro de la casa.
Si es que ellos salieron sin un rasguño, ¿Por qué no están aquí?
Si ellos también están pasando por una operación, ¿Por qué no nos han avisado?
Mientras más pienso en eso, se me hace más imposible negar lo evidente de esta desgracia.
No, Alma es solo una bebé.
Kyle apenas tiene catorce. No ha experimentado muchas cosas de la vida todavía, y tiene qué. Un chico como él tiene el derecho de saber lo que se siente independizarse, escoger una carrera, viajar, conocer nuevos lugares. Enamorarse, tener en sus brazos a la chica que ama, y desear desesperadamente que sus momentos con ella nunca terminen.
Las casi invencibles ganas de gritar y llorar empiezan a volverse incontrolables. Lo único que me contiene es la aparente fortaleza que tengo que fingir por Liam. Ahora más que nunca, me necesita fuerte.
Freddy vuelve, después de que estuviéramos esperando a que trajera noticias, en cuanto lo veo, sé que no son buenas. Su rostro es un poema. Ni siquiera él puede aguantar las lágrimas que ya han empezado a caer por sus mejillas.
—¿Qué pasó? —pregunta C con la voz rota, Jake trata de consolarlo dejándole la mano en la pierna, asegurándose de que lo sintiera ahí junto a él—. Freds, dinos, ¿Qué fue lo que sucedió?
