Ethan.
Carajo, voy tarde.
Mi jefe me ha jodido mucho desde que regresé al trabajo dándome todas las horas extras posibles, sin paga, por haberme ido tanto tiempo. Nunca me ha molestado hasta esta noche, me gusta mantenerme ocupado, y que mejor que trabajando, pero hoy es mi primera cita con Lu después de darme otra oportunidad, y le estoy quedando mal al llegar retrasado.
Mi estómago duele mientras compruebo que estoy llegando media hora después de la hora que habíamos acordado. A pesar de ducharme y cambiarme lo más rápido posible, no conseguí llegar menos tarde que esto.
Lu está ahí, la reconozco incluso antes de estacionar mi camioneta. Fuma apoyada en la pared, viéndose tan bonita como siempre, e incluso más; de alguna manera, logra estar más hermosa cada vez que la veo.
Lleva una blusa y una falda negra algo alta, la misma le abraza los muslos firmes y, aunque no puedo comprobarlo, imagino que la tela debe hacer lo mismo con cada pedazo que cubre en su precioso cuerpo.
Es adictivo verla por lo bonita que es.
Me apresuro en salir de mi coche para alcanzarla. Lucia no muestra ninguna expresión al verme, parece que mi presencia no le afecta, ni para bien, ni para mal, en lo más mínimo.
—Hola, preciosa —la saludo, agitado, todavía no me atrevo a acercarme demasiado—. Lamento llegar tarde, el trabajo...
—Lo supuse, no te preocupes.
Cuando a Lu le molesta algo, no duda en decírmelo. Muy rara vez se anda con medias tintas, por lo que me inclino a creer que de verdad lo entiende.
Aliviado, dejo un beso en su frente, demorándome en el contacto tanto como puedo. Su olor a flores me abruma por completo, huele delicioso, siento como una frágil manta que me envuelve de pies a cabeza, la sensación es tan acogedora que casi me tambaleo. Después de todo, no sería muy mala idea caer en un brazos.
—Toma, para ti —le muestro un tulipán, esperando encontrar la misma luz en sus ojos de antes.
Ya no está, pero sé que me lo merezco.
—Gracias.
Lu propone el siguiente movimiento. En cuanto retrocedo un poco para verla, me toma por la nuca y me empuja hasta que pueda alcanzar mis labios. De inmediato, empieza a mover los suyos apasionadamente sobre los míos, me basta el primer roce para perder por completo la razón, y corresponderle con todas mis ganas. Aprovecho para tocarle la cintura y empujarla contra la pared a su espalda, debe gustarle por la forma en sus dedos se deslizan entre mis mechones de cabello justo después.
La forma en la que nos besamos es una entrega total, sin límites ni vergüenzas. Es exactamente lo que hicimos la noche en que nos reconciliamos. Ya habíamos estado juntos así millones de veces, pero lo de esa madrugada, fue de otro mundo. Todavía me tiemblan las rodillas cuando lo recuerdo, y por la manera en la que mi gatita me está besando ahora mismo, diría que ella está exactamente igual que yo.
ESTÁS LEYENDO
El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...