No me imagino siendo su novia.
Tampoco me imagino dejándolo ir, después de lo poquito que hemos podido construir.
La puerta suena, quién la golpea lo hace con mucha fuerza, sin molestarse en usar el timbre. Pienso por un momento que se trata de Ethan, hasta que alcanzo a escuchar los gritos.
—¡Lucia! ¡Baja ahora mismo! ¡Lucia!
—Carajo, ahora no.
Es la persona que menos quiero ver en este momento. Se lo he repetido más de una vez, ¿Qué es lo que no entiende?
Siempre ha sido un impulsivo, pero últimamente está cruzando todos los límites y no sé hasta dónde llega mi paciencia con él. Me muero por dejarlo afuera, sin embargo, no puedo soportar sus gritos a esta hora de la madrugada, menos que un vecino venga a reclamarme.
Con todo el coraje atravesado, bajo las escaleras rápidamente para encontrarme con él, y acabar de una vez este escándalo.
De todos los días que puede venir a molestar, ¿Tiene que escoger precisamente este? Ahora no me encuentro bien, estoy demasiado confundida con todo lo que me dijo Ethan como para soportar a otro hombre en mi vida.
—¡Lucia, por Dios, abre la maldita puerta!
No ha podido escoger peor noche para aumentar mi mal humor.
Antes de abrirle, busco un balde en la cocina y lo pongo bajo el grifo, viendo el agua que poco a poco lo llena. Tal vez estoy exagerando, pero sus gritos continuos e insoportables me convencen de lo contrario. No tiene derecho alguno a estar aquí, menos a venir de esa forma, si no quiere enfrentarse a mí y a mis arranques, pues que se comporte como gente, o que mínimo respete mi espacio y mis decisiones.
Una vez lleno, cierro la llave, y camino con lentitud hasta la sala para abrir la puerta.
Se calla en cuanto me ve.
—Lucy...
No lo dejo terminar. Sin dudas de por medio, le lanzo toda el agua fría encima.
—¿Estás loco? ¿Cómo vienes a mi casa a esta hora y en estas condiciones? —tiro el balde hacia un lado, si no estuviera tan enojada, me hubiera reído de la imagen de Andrés todo empapado.
—No te preocupes, ya vi que tu amiguito se fue. No voy a molestarlos.
Su tono de odio no se me pasa desapercibido, mucho menos que ya sepa que estoy saliendo con alguien. Es un detalle que iba a salir a la luz tarde o temprano, somos vecinos y Ethan ha estado viniendo a mi casa muy seguido.
—¿En serio estás viéndote con un policía?
¿Qué? Ethan no estuvo con su uniforme esta noche.
Muerdo mi labio inferior, nerviosa. Sin saber qué decirle, ni siquiera cómo defenderme.
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El Único Eclipse (HDP #1)
Roman d'amourLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...